Der Mann ohne Eigenschaften fue la gran novela del escritor austriaco Robert Musil, una de las más influyentes de la literatura en alemán del siglo pasado, una sinfonía inacabada que retrata con colores vivos y tonos satíricos la paradoja de un mundo que parece destinado a brillar eternamente y sin embargo está a punto de desplomarse. Estamos en Viena en 1913. El Imperio Austro-Hngaro, denominado no sin humor Kakania en el texto, es la superpotencia europea. Su Establishment arrogante y obtuso se dispone a conmemorar el setenta aniversario del emperador Francisco José en el trono de forma inolvidable. Será en 1918, pero al estilo germano hay que empezar a prepararlo ahora. Tiene que ser una celebración más grande y espléndida que la que han empezado a preparar los parientes y rivales de la Alemania Prusiana para su emperador Guillermo II, que conmemora sus treinta años en el trono.
Queremos decir que los espectadores que llenaron a rebosar las tres funciones del Valle Inclán tuvieron que pasar por más dura prueba que otros pblicos europeos, sin contar con que Musil en Centroeuropa es un clásico obligatorio y aquí un desconocido. El enorme y fabuloso texto de Musil reducido a subtítulos de serie televisiva sería un obstáculo insalvable si Cassiers no hubiera tendido el puente de plata de una representación sobresaliente. Un elenco de impresionantes actores se convierte en un espectáculo que va incluso más allá del incisivo y afinado texto. El correcto uso de micrófonos inalámbricos permite calibrar al máximo tono y volumen a los actores, y erradicar ese griterío que an asola nuestras tablas. La proyección abundante de primeros planos de los actores contribuye al dramatismo y la comprensión, por contraste con el habitual uso caprichoso y abuso contumaz de imágenes de vídeo en los escenarios de estos días.
El hombre sin atributos es el joven Ulrich, que de nada sabe a fondo y para todo sirve, que sabe adecuarse y que es el perfecto material moldeable tanto para un roto como para un descosido. Por esa versatilidad suya tan actual es nombrado secretario de un think tank llamado Acción Paralela encargado de decidir en qué va a consistir la magna celebración. El organismo lo dirigirá la vacua condesa Diotima y de él formarán parte una colección de destacadas personalidades no menos histriónicas en su petulancia, como el general General Stumm von Bordwehr, a los cuales se une no sin polémica un prusiano, el empresario-poeta Von Arnheim, que es un adelanto de los ricachones filántropos de hoy día. De telón de fondo acta un suceso truculento por el que va a ser condenado a muerte un supuesto asesino propiciatorio, el misterioso Moosbrugger que nunca aparecerá en escena.
La novela costó sangre, sudor y lágrimas a su autor, que la dedicó doce años de su vida sin conseguir llevarla a término. Junto a Ulrich, el hombre sin atributos, el matemático idealista, el cómodo espectador, encontramos también a Leona y Bonadea, las dos mujeres de su vida, desbancadas por Diotima, cerebro dirigente de la Acción Paralela. Hay una trama social y una trama amorosa, la segunda menos accesible.
Por el contrario, Arnheim, es el hombre con atributos, el Bill Gates de la Viena prebélica, un millonario prusiano cuya conversación flucta entre las modernas técnicas de la inseminación artificial y las tallas medievales blgaras. Alrededor de ellos se mueve, como en un esperpéntico vodevil, la digna, honrada, aristocrática sociedad de Kakania (el imperio austro-hngaro), que vive los ltimos momentos de su vacía decadencia antes de sucumbir a la hecatombe de la Gran Guerra.
Hace un año trajo a La mirada al mundo del Centro Dramático Nacional, Rojo reposado, una propuesta basada en la novela Bezonken rood (1981) del autor holandés Jeroen Brouwers (nacido en 1940), centrada en los terribles recuerdos del campo de concentración donde fue encerrado por los japoneses durante la segunda guerra mundial junto con su madre y miles de mujeres y niños holandeses residentes en Indonesia, un monólogo asfixiante de un neurótico perseguido por el recuerdo, igualmente con un gran texto, un creativo despliegue audiovisual y una selección musical de alta calidad.
Teatro Valle-Inclán
Ciclo UNA MIRADA AL MUNDO
Jueves 4 a domingo 7 noviembre 2010
De man zonder eigenschappen I (El hombre sin atributos I)
Texto: Robert Musil |
Dirección: Guy Cassiers |
Adaptación: Filip Vanluchene, Guy Cassiers, Erwin Jans |
Dramaturgia: Erwin Jans |
Escenografía: Guy Cassiers, Enrico Bagnoli |
Iluminación: Enrico Bagnoli |
Diseño de sonido: Diederik De Cock|
Montaje de imágenes: Frederik Jassogne |
Arreglos musicales y piano en directo: Johan Bossers |
Vestuario: BELGAT (Valentine Kempynck con Johanna Trudzinski).
Reparto:
Dirk Buyse, Katelijne Damen, Gilda De Bal, Vic De Wachter, Tom Dewispelaere, Johan Van Assche, Liesa Van der AA, Wim Van der Grijn, Marc Van Eeghem, Dries Vanhegen
Producción, Toneelhuis
Coproducción: De Tijd | Centre Dramatique National dOrléans (Francia) | Maison de la Culture dAmiens (Francia)| Holland Festival (Holanda) | Centro Dramático Nacional.
Imágenes: James Ensor, Entrada de Cristo en Bruselas, Leonardo da Vinci, La ltima cena.
Guión basado en la traducción holandesa de Ingeborg Lesener.
Duración: 3 horas 30 minutos incluido un intermedio.
Idioma: Flamenco, con sobretítulos en castellano.