Que una familia muy pudiente done sin pedir a cambio más que reconocimiento, una docena de obras de arte de enorme valor (unos veinte millones de euros) es noticia sin duda. Por eso el Museo del Prado se ha puesto tan contento y ha creado una sala especial para recibir tan dulce presente. Hoy la Reina de España ha inaugurado la sala dedicada a la donación de la familia Várez Fisa, un singular conjunto de obras de arte de los siglos XIII a XVI con la que el museo enriquece enormemente su despliegue de arte medieval y renacentista español.
Bien mirado, el honor de que una sala del Prado lleve tus apellidos en su frontispicio, tampoco está nada mal. La Sala Várez Fisa está llamada a ser un importante atractivo en el recorrido de los visitantes, no sólo por la importancia intrínseca de lo que muestra, sino porque está coronada por un espectacular artesonado procedente de la iglesia de Santa Marina de Valencia de Don Juan (León), que es la pieza más impresionante de las once donadas, una obra nica en el Prado por su tipología y dimensiones: once metros y medio de largo y más de seis de ancho, instalada en una ambiciosa operación logística en el techo de una sala abovedada en cuyo resultado final ha intervenido hasta el arquitecto que planeó y realizó la difícil y exitosa operación de ampliación del Prado hace unos años, Rafael Moneo.
Observar detalladamente las pinturas perfectamente conservadas del artesonado puede ser el atractivo mayor de la visita: escenas sacras como la Santa Cena o El descenso al limbo se suman a otras de carácter profano -en mucho mayor nmero-, con temas cinegéticos, torneos, danzas y escenas amatorias, amén de un buen despliegue de animales y monstruos, en ocasiones combatiendo entre sí, por no mencionar la reiteración de temas heráldicos: escudos de Castilla y León, y de señores feudales, los Luna y los Rojas.
Bajo este artesonado que parece imposible que haya llegado hasta nosotros, se nos presenta el conjunto de obras ahora donadas, al que se ha unido una donación anterior del matrimonio José Luis Várez Fisa y María Milagros Benegas y sus hijos, el Retablo de San Cristóbal, recibido en 1970, más otras cuatro tablas procedentes también de la colección de la familia, cedidas en depósito a largo plazo, y finalmente la nica piza ajena a los donantes, una tabla adquirida por el Estado anteriormente al coleccionista Lluís Borrassà. Un total de 17 piezas colocadas cronológicamente en el sentido de las agujas del reloj.
Resulta difícil valorar unas piezas más que otras, y siendo tan abarcable su nmero, casi hay que insistir en la soberbia impresión del conjunto, en el viaje ensoñador que representa este círculo mágico a lo ancho de tres siglos en los que van modificándose lenta y sutilmente técnicas y perspectivas dentro de una continuidad que parece eterna y que antecede a los grandes cambios que traerá el Barroco.
La Virgen de Tobed (h. 1359-1362) es un ejemplo preclaro de propaganda política de la época a cargo de Enrique de Trastamara, que se hace representar como rey de Castilla sin serlo, años antes de la muerte de su hermanastro el rey Pedro I el Cruel (+1369), cuya corona consideraba ilegítima.
El denominado Retablo del Maestro de Torralba de prueba de la acusada personalidad y la riqueza cromática e iconográfica de su autor, que hoy se cree que es Juan Arnaldin (doc. 1433-1459), un artista que trabajaba en Zaragoza y en la comarca de Calatayud hace cinco siglos y medio.
La pintura hispanoflamenca valenciana se refuerza con la incorporación del San Antonio abad de Joan Reixach (doc. 1431-1486), y la pintura de los inicios del Renacimiento se enriquece con las dos tablas de Pedro Berruguete con los cuatro Padres de la Iglesia latina, san Gregorio, san Jerónimo, san Ambrosio y san Agustín, que se suman a las que ya poseía el Museo del Prado. Su incorporación a las colecciones de la institución permite que quede magníficamente representada una faceta muy significativa de la obra de Berruguete, evocadora de su estancia en Urbino, de la que hasta el momento carecía.
La escultura refuerza su presencia con las dos obras que se incorporan. El retablo de San Juan Bautista, de los inicios del gótico, debe valorarse por su rareza y su buen estado de conservación. La Virgen entronizada con el Niño, atribuida a Gil de Siloé, prácticamente idéntica a la que se conserva en la cartuja de Miraflores, es otra contribución importante, al ser Siloé uno de los artífices más destacados de la escultura europea del siglo XV. Tras su ingreso en el Prado se ha restaurado, eliminando los elementos añadidos, lo que ha permitido valorar mejor su calidad.
La sala Várez Fisa se completa con las cuatro obras procedentes que la familia ha accedido depositar a largo plazo en el Museo. La más antigua, El tríptico del Nacimiento de Jess del Maestro del Zarzoso (activo a mediados del siglo XV), es una pieza singular, realizada en Castilla hacia 1450, por un pintor de origen nórdico que debió formarse en el estilo internacional, pero que accedió después al arte flamenco. Su técnica cuidada, su buen estado de conservación y la originalidad con que su autor trató los distintos temas representados hacen de este tríptico una pequeña joya.
La oración en el huerto, de Paolo de San Leocadio (1447-1520), realizada cuando el pintor estuvo al servicio de la duquesa de Gandía (h. 1500-1512), permite conocer su estilo en plena madurez, cuando ya llevaba cerca de treinta años -o más- trabajando en Valencia este pintor italiano que, con su llegada a la ciudad del Turia en 1472 como parte del séquito del Cardenal Borgia el futuro papa Alejandro VI-, inició el Renacimiento en la corona de Aragón.
La sala enriquece y complementa estilos y autores ya representados en otras anexas, y contribuye a paliar algunas de las carencias que tiene el Museo del Prado en esta parte de su colección de pintura y escultura españolas, particularmente en lo referente a la corona de Aragón, poco presente hasta ahora. Con la ampliación, el Prado ha realizado una prolongación en el tiempo, tanto hacia el medioevo como hacia el siglo XIX, que ha ampliado su inigualable panorama.
El Museo ha editado una publicación monográfica de este gran conjunto en su colección Serie 1 (nm. 10, 56 p., 12), con textos de Pilar Silva Maroto, jefe de departamento de Pintura Española (1100-1500) y Pintura Flamenca y Escuelas del Norte (1400-1600).
El nombre de José Luis Várez Fisa se une a los de otros destacados donantes a lo largo de la historia, como Ramón Errazu, Pablo Bosch, Pedro Fernández Durán, Francesc Cambó o la marquesa de Balboa. Nacido en Barcelona en 1928, es
ingeniero y empresario, que en la década de los 60 funda Laminaciones Lesaca, una industria de derivados del acero de la que será presidente. A partir de 1970, tras la venta de esta empresa, se traslada a Madrid y centra su actividad en la promoción de desarrollos inmobiliarios y compañías financieras, funda y preside AGEPASA, una gestora de patrimonios y carteras, y el Banco Inversión. Gran coleccionista, a lo largo de su vida ha reunido un importante nmero de piezas de distintas técnicas, épocas y estilos. Ya en 1988 también donó al Prado una obra de Orazio Borgianni (1575-1616). Ha sido vocal del Museo en 1980 y de nuevo en 1986. En 1999 el Museo Arqueológico Nacional le compró ciento ochenta y siete piezas egipcias, íberas, griegas y romanas. Su labor de mecenazgo ha sido reconocida con la imposición de la Gran Cruz de Alfonso X el Sabio y con la concesión, junto a su esposa, de la Medalla de Oro de las Bellas Artes en 2012.
El mes pasado fue la irrupción de la naturaleza en sus salas, flora y fauna compitiendo con las obras más famosas (ver nuestra reseña). Hoy esta enorme techumbre de seis toneladas, completamente tallada y policromada. Contra la crisis, imaginación.
Aproximación a la exposición (del 1 al 10)
Interés: 7
Despliegue: 9
Catálogo: 8
Documentación a los medios: 7
Programa de mano: 8
Museo del Prado
Sala Várez Fisa
Arte español del Románico al Renacimiento
Exposición pernanente
Edificio Villanueva, sala 52A, planta baja
Acceso por la Puerta de Jerónimos.
Relación de obras:
1.- Frontal con escenas de la infancia de Jess
Pintor riojano
Temple sobre tabla, 104,7 x 134,2 cm
Primer tercio del siglo XIII
2.- Frontal de Solanllong. Pantocrátor con el Tetramorfos
Taller o círculo del maestro de Lluça
Temple sobre tabla, 102 x 108,3 cm
1200 1210
3.- Retablo de San Juan Bautista
Escultor castellano
Madera tallada y policroma
da, 250,5 x 198,2 x 12,3 cm
Último cuarto del siglo XIII
4.- Artesonado
Anónimo
Madera tallada y policromada, 11,5 x 6,3 metros
h. 1400?
5.- Virgen de Tobed con los donantes Enrique II de Castilla, su mujer, Juana Manuela, y dos de sus hijos, Juan y Juana (?)
Jaume(?)Serra
Temple sobre tabla, 161,4 x 117,8 cm
h. 1359 1362(?)
6.- Retablo de la Virgen
Maestro de Torralba (Juan Arnaldín?)
Temple sobre tabla, 366 x 280 cm
h. 1455 1440
7.- San Antonio Abad
Joan Reixach
Óleo y temple sobre tabla, 105 x 77,4 cm
h. 1450 1460
8.-San Gregorio Magno y san Jerónimo
Pedro Berruguete
Óleo sobre tabla, 61 x 74,5 cm
h. 1495 1500
9.-San Ambrosio y san Agustín
Pedro Berruguete
Óleo sobre tabla, 60,7 x 74,5 cm
h. 1495 1500
10.-Cristo de Piedad entre los profetas David y Jeremías
Diego de la Cruz
Óleo sobre tabla, 60,5 x 93,5 x 4,5 cm
h. 1495 1500
11.-El Lavatorio
Maestro de Sant Esteve de Andorra
Pintura mural traspasada a lienzo, 241,5 x 201,5 x 8,7 cm
h. 1200 15
12.- La Virgen entronizada con el Niño
Gil de Siloé
Alabastro con restos de policr
omía y dorado, 82 x 50 x 38 cm
h. 1490 1500
13.-San Andrés negándose a adorar al ídolo
Luis Borrassà
Temple sobre tabla, 128 x 84 cm
h. 1400 1405
14.-Retablo de San Cristóbal
Pintor castellano
Temple sobre tabla, 266 x 184 cm
Finales del siglo XIII
15.- La Oración en el huerto
Paolo de San Leocadio
Óleo sobre tabla, 93,5 x 68,7 cm
h. 1500 1512
16.- Nacimiento de Cristo con un donante
Fernando Llanos
h. 1506 1507
17.- La Virgen con el Niño
Juan de Flandes
h. 1510 1519
18.- Tríptico del Nacimiento de Jess
Maestro del tríptico del Zarzoso
h. 1450