Ha sido el más privilegiado de los actores españoles de las ltimas décadas. Lo hizo todo y hasta le pusieron un teatro a su disposición vitalicia, ganó mil premios y tuvo mil homenajes. Entró en la Real Academia y por fin parecía que se jubilaba a los ochenta años. Pero no. Ahora da sermones.
La Compañía Nacional de Teatro Clásico y el Teatro de La Abadía unen de nuevo fuerzas para apoyarle, siete años después de su gran propuesta de La Celestina en 2016, dirigida e interpretada con altura (ver nuestra reseña). Gómez ahora se hace dramaturgo para, hilando algunos sermones de famosos predicadores y algunos escritos de célebres monjas literatas, insistir en lo mala que fue la inquisición, en los pecados dogmáticos de la iglesia católica, en nuestra merecida y agigantada decadencia, en la tragedia de la guerras civil y sobre todo, para sobre tanto lugar comn elevar un sermón buenista que termina por arruinar la función, alargarla demasiado y abatir a las palomas del título.
Sus padrinos no han ahorrado elogios en el lanzamiento: Lluís Homar, director de la CNTC, nos ha advertido a los díscolos que Gómez es el maestro, historia viva de nuestro teatro y un monumento nacional. Es uno de nuestros grandes referentes, de una relevancia absoluta. Y Juan Mayorga, director artístico del Teatro de La Abadía, no se ha quedado atrás: Dos casas teatrales han convenido hermanarse en esta aventura fecunda de una de las figuras más importantes del teatro europeo.
A tanto honor, Gómez, responsable de la idea, coautoría y dirección, añade: Me percaté de que los sermones no habían servido nicamente para el desarrollo de la lengua, sino también para perseguir judíos, protestantes, alumbrados, alumbradas y musulmanes, con lo que ya deja claro el sesgo de su selección. Además, nos advierten de que en la pieza ha destacado su firme compromiso con la memoria democrática, esa memoria desmemoriada para lo que le conviene y pertinaz en repetir sus eslóganes y meter con calzador casos y cosas como la inmediata posguerra con sus consecuencias terribles para los heterodoxos como fue el exilio encarnado en la filósofa María Zambrano.
Estamos ante una pieza teatral de menor factura, en la que con el pretexto de un supuesto homenajear a la palabra, Javier Huerta Calvo y José Luis Gómez hilvanan una dramaturgia de arengas antijudías y misóginas, poco contextualizadas en el espacio y el tiempo de épocas que hay que juzgar sin anteojos actuales, salpimentadas del mayor sensacionalismo posible con torturas a una alumbrada (que por cierto será liberada y absuelta) y escenificaciones de la pasión y muerte de Cristo bien tremebundas.
La puesta en escena de Elisa Sanz se inspira en el Cantar de los Cantares: Cómo brillan alegres / tus ojos de paloma!, y simulando uno esos palomares circulares que todavía subsisten en Castilla y León, estupendamente iluminado por Ral Alonso, no tiene más añadido que tres escaleras rodantes a modo de plpitos. Buen vestuario con matices clásicos y contemporáneos de Deborah Macías, y una composición musical y espacio sonoro de Alberto Granados, en base a sintetizador, en la que se agradece su interpretación en directo y su versatilidad en crear espacios y subrayados sonoros, pero en la que lo más destaca son las piezas sefarditas Dellalma Mia y Ea judíos a enfardelar.
En el reparto -con la asistencia de expresión corporal de Mar Navarro- destaca por derecho propio una Lidia Otón muy convincente como Teresa de Cartagena, primera escritora en lengua castellana, o sor Juana Inés de la Cruz, escoltada por Clemente García, Roberto Mori y Marcos Toro en papeles de predicadores -Vicente Ferrer, Gerónimo Morales, Alonso de Cabrera o El Lunarejo- e inquisidores diversos aunque semejantes, antes de encarnar tres bienaventurados sosias de Gómez que nos informan de lo que pensaban Américo Castro, Sánchez Albornoz, José Ortega, Gregorio Marañón y otros próceres sobre los males de la patria nuestra en versión de este nuevo y penltimo de los predicadores patrios, muy laico y muy políticamente correcto.
La pieza se subtitula Arte de sermones para tiempos inciertos pero el resultado no está a la altura. Tiene un momento brillante en la video-escena de Jorge Vila que anima los retratos de Felipe IV -el célebre de Velázquez- y Sor María de Jess de greda en una conversación a modo de resumen de las seiscientas dieciocho cartas que se intercambiaron durante veintidós años, en la que el Rey muestra su desánimo por el hundimiento del reino y la monja le consuela con que así lo quiere Dios para que se enderece el rumbo.
La propuesta parte de una idea original e interesante, pero a fuer de darla trascendencia conlleva media hora final de tostón admonitorio. Se solaza en lugares comunes de nuestra querida leyenda negra clásica -pues son hoy día más que nadie ajeno una mitad de españoles quienes la suscriben- para conducirnos a nuestra an más insoportable y menos verídica leyenda negra actual, típicos tópicos con los que el aplauso seguidista está asegurado.
VALORACIÓN DEL ESPECTCULO (del 1 al 10)
Interés: 6
Dramaturgia: 6
Dirección: 7
Puesta en escena: 7
Interpretación: 8
Producción: 8
Programa de mano: 9
Documentación a los medios: 9
Teatro de la Comedia
Sala Tirso de Molina
Vuelan palomas. Arte de sermones para tiempos inciertos, de José Luis Gómez y Javier Huerta Calvo
A partir de sermones del siglo XVI
Del 12 al 22 de octubre de 2023.
Reparto:
Clemente García
Alberto Granados
Roberto Mori
Lidia Otón
Marcos Toro
Texto
José Luis Gómez y Javier Huerta Calvo
Escenografía
Elisa Sanz
Iluminación
Ral Alonso
Vestuario
Deborah Macías
Composición musical y espacio sonoro
Alberto Granados
Maestra de cuerpo
Mar Navarro
Videoescena
Jorge Vila
Ayudante de dirección
lvaro Nogales
Ayudante de producción
José Luís Sendarrubias
Idea y dirección
José Luis Gómez
Coproducción
Compañía Nacional de Teatro Clásico y Teatro de La Abadía
De martes a domingo, a las 18:00
Duración: 1 h 15 min aprox
Encuentro con el pblico: Miércoles 18 de octubre de 2023
*Este espectáculo estará programado en el Teatro de La Abadía del 26 de octubre al 12 de noviembre de 2023.