guía cultural

La farsa de Bernarda Alba

José Catalán Deus | Lunes 10 de marzo de 2014

La Compañía Tribueñe es un proyecto teatral con una década de excelente trabajo en su pequeña sala alternativa, que ahora salta al más importante de nuestros escenarios, el Teatro Español. Lo hace con una versión muy propia de La casa de Bernarda Alba, el ltimo drama escrito por Federico García Lorca y una de las obras españolas más representadas en las ltimas décadas. Apuestan fuerte por cargar unas tintas que ya vienen bien cargadas de origen. El resultado es un gore tremendista con todos los tópicos de la españa negra, que se regodea en lutos marciales, desfiles patéticos al son del himno nacional y tinieblas del alma femenina; que es un grito permanente, una exageración premeditada y alevosa para impactar por vía emocional y recrearse recitando ampulosa y lentamente el texto original hasta estropearlo un tanto. Siendo patente el esfuerzo no es positiva nuestra impresión. Hurgar y hurgar en el tipismo miserable puede conmover a un japonés o a un noruego si acaso. Pero muchos aquí estamos hartos de tanto ruido y tan pocas nueces.

Irina Kouberskaya y Hugo Pérez de la Pica dirigen esta historia, la de una ricachona andaluza que al enviudar decide un luto riguroso y prolongado para ella y sus cinco hijas, para quienes la clausura en casa y los negros ropajes acabarán con cualquier esperanza de casarse. Pero aparecerá un pretendiente que desencadenará la tragedia. Drama rural sobre la maldita maledicencia que an hoy siguen siendo una de nuestras lacras. El alegato de Lorca contra los valores sociales imperantes en la época lo recargó exagerando ante el Callejón del Gato, una práctica heredada de Valle Inclán y compañía que simplifica la complejidad de la vida, deforma la realidad y amplia los conflictos para hacerlos irresolubles. Estéril.

La casa de Bernarda Alba se ha montado en todos los estilos y variaciones. El mes pasado sin ir más lejos se estrenó en París, en el Teatro des Bouffes du Nord, un nuevo montaje de la directora de escena belga Carole Lorang, con piano en directo, la casa en forma de isla, y la pobre Angustias interpretada por un actor masculino. Simultáneamente en Buenos Aires, otra versión de la obra recibía los mayores premios del sector.

En 2010 en este mismo Teatro Español de Madrid se pudo gozar con una excepcional y original versión llegada de Sevilla, dirigida por Pepa Gamboa y protagonizada por ocho gitanas chabolistas que subían al escenario por vez primera en su vida, y tal como escribíamos entonces como un coro de tragedia griega representan la obra con sabio distanciamiento, con austeridad deslumbrante, con absoluta carencia de folclorismo, con una veracidad que conmueve (ver nuestra reseña de entonces).

Un año antes en Las naves del Matadero la montó excelentemente Lluis Pasqual con Nuria Espert como Bernarda, y Rosa María Sardà como Poncia. No son afanes librescos de los que tanto abundan en nuestro gremio, sino simples ejemplos para constatar que el listón estaba muy alto y es de sabios no plantear combate en terreno desfavorable. El intento rompedor de Irina Kouberskaya y Hugo Pérez de la Pica, queriendo mejorar lo bueno, ha parido un Hiperlorca al cubo, un tipycal spanish esperpéntico con fuerte sabor a wodka.

Empieza con ese personaje de la criada humillada y pisoteada hasta extremos inconcebibles, realizando un nmero sexual con una silla. Bernarda y sus hijas una y otra vez desfilan marciales al son de las msicas de semana santa, se abanican al unísono y forman conjuntos dolientes en una coreografía hiperbólica, exhuberante y machacona. Se recita con tanta lentitud y tanta entonación engolada el texto de la obra que se alarga hasta 150 minutos introduciendo ese nefasto intermedio pretencioso que algunos creen que es patente de grandeza y sólo tiene de bueno que permite escapar a los que no soportamos los excesos.

Los personajes de las hijas están muy trabajados y tienen detalles hermosos e inteligentes, pero se las empuja a un histrionismo en el que se enmarca decididamente esa abuela María Josefa que Irina Kouberskaya convierte en un pasote chirriante. Bernarda se pasa de autoritaria. En general es una lectura tremendista de un texto ya tremendista: lo que se aplica a menudo a Valle Inclán para hacer de sus esperpentos una esperpéntica mamarrachada, y lo que puede cargarse también el excelente teatro de Lorca, una prosa brillante e inspirada, unos personajes vibrantes, unas tramas bien construidas de un Chejov carpetovetónico y apasionado. La mezcla eslava-ibérica ha resultado explosiva.

La escenografía tenebrosa, un escenario negro como boca de lobo sobre el que se descuelgan hermosos cuadros en los que se mezcla la iconografía católica con los mitos clásicos, donde caminan las puertas y se deslizan las enlutadas, es de notable inventiva. Pero tergiversa al autor que pide textualmente: Acto I: Habitación blanquísima del interior. Acto II: Habitación blanca del interior. Acto III: Cuatro paredes blancas ligeramente azuladas del patio interior de la casa.

En sus acotaciones, Lorca deja claro que el movimiento de la acción hacia el interior de la casa es símbolo del aislamiento de las mujeres. La casa es un espacio claustrofóbico y sin ebargo nuestra pareja de directores ha montado todo un sarao con procesiones cuarteleras y desfiles a lo sones de la Marcha Real, el himno nacional de España. Y hablando de esta absurda presencia, la msica resulta excesiva, estridente, estentórea. La caracterización de los personajes y el vestuario que portan son magníficos. La línea actoral marcada, al ser tan forzada, convierte virtud en defecto. Ay, si se pudiera moderar el tremedismo, suavizar la vehemencia, hablar corriente en vez de recitar engoladas, retirar algn nmero desfilemusical redundante y ahorrar media hora de duración, otra cosa contaría y otra sería nuestro humilde dictamen. Contra el parecer generalizado, Lorca (y Valle) requieren rebajar negruras y esperpentos para adecuarlos a pblicos más formados e informados.

En fin, en este versión pocas cosas son como Lorca hubiera querido, quien para este escribir este documental fotográfico o drama de mujeres en los pueblos de España,como lo denominaba, se inspiró en una familia vecina de Valderrubio, los Delgado Lorca. Esa familia giraba en torno a la personalidad fortísima de Frasquita Alba, mujer autoritaria que se había casado dos veces y parido seis hijas y dos hijos. Pepe el de la Romilla (también conocido como Pepico el de Roma) se casó con la hija Amelia, que murió de parto; y ya viudo, se casó más tarde con Consuelo, hermana menor de Amelia. No cambió muchas cosas Lorca de la historia original.

La Compañía Tribueñe irrumpió con fuerza en el teatro comercial el año pasado con Por los ojos de Raquel Meller (ver nuestra reseña de entonces) y se ganó nuestra aplauso. Desde 2011 representan esta pieza y uno pensaría que se ha ido hinchando, hinchando, hasta escaparse de sus manos. Esta vez queriendo deslumbrar nos han decepcionado. Sin embargo, son una promesa cumplida y pueden y deben ofrecernos buenas cosas en el futuro.

Aproximación al espectáculo (del 1 al 10)
Interés, 6
Texto, 8
Dirección, 6
Escenografía y vestuario, 6
Interpretación, 7
Msica, 5
Producción, 7
Documentación para los medios, 7
Programa de mano, 6

Teatro Español Sala Principal
LA CASA DE BERNARDA ALBA
De Federico García Lorca
Dirección y puesta en escena: Irina Kouberskaya y Hugo Pérez de la Pica
Compañía Tribueñe
Del 6 al 30 de marzo 2014

Reparto:
Bernarda Carmen R. de la Pica
Poncia Chelo Vivares
Adela Badia Albayati y Natalia de Azcárate
Angustias Alejandra Navarro
Martirio Matilde Juárez
Magdalena Rocío Osuna
Amelia Irene Polo
MJosefa Irina Kouberskaya y Pastora Prada
Criada M Luisa G Budí
Vecina Enriqueta Sancho

Ficha artística
Dirección musical, diseño de escenografía, figurines y vestuario Hugo Pérez de la Pica
Diseño de iluminación Eduardo Pérez de Carrera
Luces y Sonido Miguel Pérez-Muñoz.

Horario De martes a sábado, 20 h. Domingos, 19 h.
Precio Entradas de 4 a 20 . Martes, miércoles y jueves 25% de dto.
Duración 2h. 30min. (aprox.) con intermedio.