El triángulo azul quiere ser un homenaje a los siete mil españoles que fueron enviados a Mauthausen durante la segunda guerra mundial. Sólo sobrevivieron un tercio. Laila Ripoll y Mariano Llorente han concebido una pieza que mitiga fuertes dosis de horror tremendista con abundantes nmeros musicales de vodevil que rozan la astracanada. Un men teóricamente poco recomendable para personas muy sensibles, que ayer domingo no se hicieron notar entre el pblico que llenaba la sala, pues aplaudió mucho y con ganas. Otro gran trabajo de dirección de Laila Ripoll, que hace doblete en los escenarios madrileños y salva dos horas de guión desigual, con personajes logrados unos y convencionales otros, con momentos de gran intensidad alternándose con reiteraciones y flojeras.
Mauthausen fue una de las maquinarias de exterminio más grande y eficiente de la historia. Aparte de los cuatro subcampos principales, más de 50 instalaciones dependientes por toda Austria y el sur de Alemania utilizaron a los ocupantes como esclavos. De sus 200.000 prisioneros murieron la mitad al menos. Fue uno de los primeros campos de concentración masivos en la Alemania nazi, el ltimo en ser liberado, y sus dos campos principales, Mauthausen y Gusen I, fueron los dos nicos campos de toda Europa etiquetados Grado III para Enemigos Políticos Incorregibles del Reich, siendo utilizado principalmente para tareas de exterminio de la intelligentsia, gente ilustrada y miembros de las clases sociales altas de países subyugados por Alemania durante la Segunda Guerra Mundial.
Los españoles enviados al mismo procedían del medio millón de refugiados que llegó a Francia en los ltimos episodios de la guerra civil. Internados en penosas condiciones por un gobierno que no simpatizaba precisamente con los vencidos del otro lado de los Pirineos, obligados muchos a alistarse en un ejército francés que pronto capitularía, varios miles cayeron prisioneros de los alemanes y al negarse el gobierno de Franco a hacerse cargo de ellos, pues ya tenía sus cárceles y campos a rebosar, fueron enviados en sistemáticas tandas a partir de 1940 a Mauthausen, -siendo las ltimas remesas procedentes ya de la resistencia francesa-, donde se juntaron a muchas otras minorías sociales y nacionales conforme iban cayendo en manos del Tercer Reich.
La anécdota central se basa en el caso real de Francesc Boix Campo, un fotógrafo comunista catalán destinado a los servicios fotográficos del campo que consiguió salvar un importante nmero de imágenes que mostraban la cruda realidad y las prácticas de exterminio, así como los rostros de los responsables del campo y otros mandos del nazismo que lo visitaron; sirvieron de prueba junto a su testimonio en 1946 en los procesos de Nremberg y Dachau para condenar a la pena capital a diversos responsables de los hechos. Otros episodios reales de la hisotria del colectivo de presos españoles, como guardar un minuto de silencio por el primer fallecido o montar un espectáculo musical en las navidades de 1942, sirven para completar una imagen idealizada. Los autores hacen de los españoles de Mauthausen héroes admirados por tirios y troyanos, cuando quizás simplemente compartieron luces y sombras, heroicidades y bajezas con el resto de los presos.
Entre los siete personajes tenemos algunos emocionantes, como la gitana Oana y ese muchacho entrañable, Jacinto; otros, realmente deplorables, como Brettmeier -arquetipo reiterado de nazi malvado- y sobre todo Paul Ricken, un espanto de viejo profesor atormentado por los remordimientos de conciencia; y finalmente, un malo demasiado malo, el kapo español La Begn, y dos buenos, muy buenos -los dos ayudantes del laboratorio fotográfico-, entre los que nos resultó más cuajado el huraño Toni que el gracioso Paco: José Luis Patiño y Marcos León consiguen credibilidad. A Paco Obregón le ha tocado lo peor del lote, ese lamentable Ricken que no pasa de recurso literario convencional. Mariano Llorent es un oficial SS tan malísimo como mandan los cánones y ni siquiera intenta cierto distanciamiento humano. Así que la gitana y el chaval son la clave para que el elenco obtenga notable. No sabemos, nunca se sabe, qué tienen en esta pieza Elisabet Altube y Jorge Varandela para llegar a conmovernos de verdad en medio del tono melodramático y lacrimógeno que lógicamente manda en la pieza. Por lo demás, todos cantan, casi todos bien, y todos se doblan en un conjunto de figurantes que multiplica eficacia.
Junto a los actores, una excelente orquestina en directo que apuntala los frecuentes nmeros musicales: graciosos chotis y pasodobles con amenas coreografías arrevistadas se alternan con carretillas para transportar cadáveres, ejecuciones sumarias, trabajos forzados, prostitución en cadena, descargas de fusilamientos, y abusos innumerables del malvado Brettmeier y su secuaz La Begn. Expresionismo de vaivén entre risas y llantos maysculos, puñados de sal gorda y algn exceso melodramático como esa carta narrada que podría ahorrarse.
Laila Ripoll -que está dirigiendo también a un par de kilómetros de este escenario La cortesía de España (ver nuestra reseña) demuestra su mejor hacer en este montaje, muy superior al texto y al encargo. Una escenografía demasiado escueta pasa desapercibida ante el despliegue de virtudes de la iluminación, el espacio sonoro, la videoescena, el realista vestuario, y por supuesto los nmeros musicales, olvidadas sean las manidas referencias clásicas con la Partita de Bach por la radio.
De no ser por el buen trabajo de las dos decenas de artistas que pilota esta directora hubiéramos expresado mayores reticencias a este relato heroico, un subgénero que detestamos sea rojo, azul o blanco, por dar pábulo a propuestas siempre poco matizadas, precisamente lo que más necesitamos aquí y ahora. Recordemos a vuelapluma que hace años se descubrió que el líder español de la Amical Mauthausen mentía como un bellaco, y no olvidemos que Jorge Semprn -comunista de pro, ministro socialista y mito de la jetset cultural de izquierdas- mucho habló de cuando estuvo internado en el campo de Buchenwald, pero poco lamentó pblicamente haber sido kapo del mismo. Esta historia daba de sí para más historias, menos heroicas y más realistas.
Aproximación al espectáculo (del 1 al 10)
Interés, 7
Texto, 6
Dirección, 8
Escenografía, 6
Interpretación, 7
Msica, 7
Iluminación, 8
Vestuario, 7
Vídeo, 7
Realización, 8
Producción, 8
CENTRO DRAMTICO NACIONAL
Teatro Valle Inclán Sala Francisco Nieva
El triángulo azul
de Laila Ripoll y Mariano Llorente
Dirección: Laila Ripoll
Del 25 de abril al 25 de mayo de 2014
Reparto (por orden alfabético)
La Begn Manuel Agredano
Oana Elisabet Altube
Paco Marcos León
Brettmeier Mariano Llorente
Paul Ricken Paco Obregón
Toni José Luis Patiño
Jacinto Jorge Varandela
Msicos
Carlos Blázquez
Carlos Gonzalvo
David Sanz
Equipo artístico
Escenografía Arturo Martín Burgos
Iluminación Luis Perdiguero
Vestuario Almudena Rodríguez Huertas
Msica Pedro Esparza
Videoescena lvaro Luna
Espacio Sonoro David Roldán Oru
Ayudante de dirección Héctor del Saz
Producción Centro Dramático Nacional
De martes a sábados, a las 19:00 h Domingos, a las 18:00 h
Plaza de Lavapiés s/n 28012 Madrid
ACTIVIDADES PARALELAS:
-Encuentro con el pblico 6 de mayo, con la presencia del equipo artístico al finalizar la representación.
-El horror de los campos de exterminio y el teatro como arma de liberación
Intervienen: Rosa Torán (expresidenta de Amical Mauthausen) Mariano Llorente (dramaturgo) Laila Ripoll (dramaturga)
28 de abril, a las 20:00 h Sala Francisco Nieva.
Entrada libre hasta completar aforo.