Consideramos a Alfredo Sanzol el mejor de nuestros dramaturgos actuales, sin que ello sirva de menoscabo a media docena de otros buenos autores del momento. Pero su trayectoria es la más firme y coherente, con cinco grandes piezas en las ltimas cinco temporadas. Con Aventura! (sin signo de admiración al principio) se instala en Barcelona para abordar esta rara crisis de la que parece que salimos igual que entramos, sin entenderla. El mejor humor, el indulgente e indiscriminado, se despliega durante noventa minutos con los diálogos más verídicos que puedan subir a unas tablas, en una historia trivial de seis adultos normales que emociona, que alegra y que deja ese poso imprescindible de cavilaciones e inquietudes por el que vamos al teatro. Es una grandísima obra.
He escrito Aventura! -dice Sanzol- porque estoy enamorado de mi mujer y de mi hijo, y de mis amigos y de mi familia, y de la gente con la que trabajo, y de mis vecinos, y de los camareros y de las funcionarias del Ayuntamiento de Madrid con las que me río de todo cuando voy a pagar las multas que me llegan por no haber pagado el impuesto de la basura. Y se le nota, porque todo lo trata con cierto cariño y mucho cuidado, en ese punto medio entre la vehemencia y la apatía en el que nacen las visiones equilibradas de esta perra vida.
Aventura! mantiene esa estructura a base de retazos que caracteriza sus obras, y que proviene o coincide con la de ese grande del teatro actual que es Robert Lépage. Pero esta vez los retazos son de una nica historia y de unos mismos personajes. Un argumento que se ancla esta vez en Cataluña después de habernos contado en sus piezas anteriores tantas cosas curiosas y divertidas de otras muchas de nuestras comunidades autónomas. Se ancla con pocos pespuntes bien puestos, apenas visibles, pero efectivos, y refleja la especial inquietud con que sus habitantes están viviendo esta crisis de todos que allí es mucho más crisis.
Aparentemente es la historia de seis socios de una pequeña firma posiblemente informática que reciben una oferta de compra por parte de un empresario chino. Están decididos a vendérsela porque en la mitad del camino de la vida, están ya cansados, tienen miedo al futuro y a lo que pueda ocurrir en su tierra, y quieren marcharse, a otro país, al campo, a una nueva vida. Cuando la operación se tuerza aparecerán los dilemas morales, las dobleces, los atavismos, todo lo que la gente oculta a primera vista. Aparecerán entonces como son de verdad, un tanto mezquinos, pero sin llegar a malvados, y sus deplorables defectos conducirán a un final abierto en el que puede que su egoísmo tenga al final justo castigo.
Pero además contiene incursiones notables en los intríngulis de las relaciones de amistad y de pareja, en los equilibrios grupales, en las soledades personales, en las dificultades de entenderse y en la imposibilidad de explicarse, en ese entramado de relaciones con el prójimo en el que apenas pensamos y tanto nos condiciona. Psicología sin pretensiones ni generalizaciones abusivas. Defectos, contradicciones y justificaciones personales sin hacer sangre con ellas. Teatro ligero y accesible; y melancólico y profundo al mismo tiempo. Espero que mucha gente diga que hemos hecho una comedia y otros una tragedia, y otros una tragicomedia. Espero que esta obra sirva para que la gente hable mucho después de la función, dice con buen tino el autor de este estupendo drama jocoso.
Hubiéramos dicho que nadie mejor que él para también dirigirlo, pero pensándolo bien a lo peor no ha sido buena idea. Como el texto es tan potente y la acción tan bién urdida, ha debido pensar que la puesta en escena era cosa baladí y nos ofrece un montaje muy plano, con una escenografía premeditadamente incolora, inodora e insípida para ambientes tan diferentes como la sala de reuniones de la empresa, un apartamento ibicenco, una casa rural extremeña o el salón del piso de una de las socias, sin que la iluminación traiga sorpresas. El ambiente sonoro acierta al transportarnos al aeropuerto de Sanghai, pero poco aporta en los otros casos. El vestuario es puro casual. Un patinete es el nico aporte ornamental. Las pausas son largas y estáticas, y la msica original, estruendosa y banal. Quizás todo ello es a propósito para mantener la tradición de esta compañía T de teatre, su apuesta por la sencillez escénica en beneficio del texto. Pero no compartimos la máxima: a buen texto, mejor montaje es lo que nos parece ideal.
Bien es verdad que con este elenco no se necesitan muletas de atrezo y demasiada parafernalia, porque se mueven y actan con una naturalidad excelente. Al margen de las pequeñas dificultades de dicción que experimentan acostumbrados al catalán, ellas cuatro y ellos dos forman un equipo cohesionado y eficaz. Mamen Duch, Marta Pérez, Carme Pla y gata Roca son todas facetas reales del género fuerte, y Albert Ribalta y Jordi Rico buenos exponentes del sexo débil, un personaje ladrador y poco mordedor el primero, y un tipo acomodaticio e inmaduro el segundo. Uno lanza panfletones rebeldes que no se cree ni por asomo, y el otro se consuela entre piedras milenarias. Y los dos se desdoblan en el millonario chino y su intérprete en un doblete de antología. Los seis actores encarnan personajes vivos y todo el tiempo coleando: si hay que destacar, destaquemos al matrimonio y sobre todo al marido Ribalta; si hay que recriminar a alguien, recriminemos a Mamen Duch por esa falsa y frustrada mujer que tan bien encarna como para centrar las antipatías.
Sanzol dice que ha escrito esta pieza como protesta del secuestro que se está haciendo de la democracia, para advertir de la cobardía que se está apoderando de todos. Menos mal que no se nota y que lo que emerge no son recetas reivindicativas sino situaciones complejas. Este navarro tranquilo frecuenta los mejores escenarios: Sí, pero no lo soy se estrenó en la sala Princesa del Centro Dramático Nacional en 2008 y luego pasó al Teatre Lliure de Barcelona; Días estupendos vio la luz en la sala Francisco Niebla del CDN en 2009; Delicadas empezó en 2010 en el Poliorama y el Festival Grec para después venir a Madrid triunfalmente; y En la Luna se estrenó en 2011 en el Teatro de La Abadía y el Teatre Lliure en comandita. Finalmente esta Aventura! ya cosechó éxitos en Barcelona en 2012 y sin duda los va a refrendar ahora en los Teatros del Canal.
Aproximación al espectáculo (del 1 al 10)
Argumento, 8
Texto, 9
Dirección, 8
Interpretación, 8
Escenografía, 6
Iluminación, 6
Msica, 6
Realización, 7
Producción, 7
Teatros del Canal Sala Verde
Aventura!, de T de Teatre
Del 8 al 25 de mayo de 2014 (excepto el 11 de mayo que no habrá función)
Autoría y dirección: Alfredo Sanzol
Interpretación: Mamen Duch, Marta Pérez, Carme Pla, Albert Ribalta, Jordi Rico y gata Roca
Escenografía: Alejandro Andjar
Msica original: Fernando Velázquez
Iluminación: Carlos Lucena
Sonido: Roc Mateu
Vestuario: Alejandro Andjar y Adriana Parra
Producción ejecutiva: Daniel López-Orós
Fotografía: David Ruano
Diseño gráfico: Enric Jardí
Una producción de T de Teatre con la colaboración del Teatre-Auditori Sant Cugat y el apoyo del ICEC
Duración: 1h 30min
De martes a sábados, 20.30 h. Domingos, 19.30 h
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