El pintor en sus distintas épocas, las versiones mltiples de su taller, las imitaciones de su hijo y sus discípulos: Toledo cierra el cuatricentenario
La incomparable ciudad imperial de orillas del Tajo insiste en las celebraciones del cuarto centenario de Doménikos Theotokópoulos, y para el ltimo tramo del año presenta El Greco: arte y oficio, una exposicion original y singular que presenta al artista enmarcado en su taller, como maestro y hasta manager de un complejo negocio que debía dar salida comercial a los muchos encargos de una numerosa y heterogénea clientela. Como todos los grandes de la pintura clásica, pintó cuadros completos, dio toques precisos a bastantes más y dirigió la ejecución de muchos otros terminados por sus alumnos y ayudantes reproduciendo sus creaciones, sus maneras y su estilo.
Van a ver a El Greco comparado consigo mismo, la inabarcable sucesión de reproducciones variadas de sus obras emblemáticas a cargo de él mismo, su hijo, su taller y algn discípulo en diversas épocas y circunstancias. Compararán al Greco genuino con el Greco copiado, las obras del padre y las copias de su hijo Jorge Manuel, los originales del griego, las copias de sus discípulos, las imitaciones de sus posteriores seguidores. Los originales deslumbrantes y sus secuelas. Lo que casi nunca se ha hecho con los grandes maestros.
El Greco sometido a la prueba del algodón. Cuáles son los grecos auténticos, las falsificaciones, las imitaciones, las copias, entre los tres millares de obras que andan por esos mundos formando el universo del pintor inimitable que an carece de un catálogo fehaciente de toda su obra.
Se termina el cuatricentenario y seguimos sin encontrar respuestas convincentes a los grandes misterios que rodean a este artista inclasificable: cómo y por qué adoptó un estilo tan heterodoxo; cómo y por qué pudo imponerlo en el Toledo de la contrarreforma, de la ortodoxia absoluta, donde cualquier desviación de los cánones empujaba a la condena.
La visión conjunta de su evolución pictórica, el conocimiento de su obra cretense e italiana, no conduce razonadamente al salto en el vacío que supone su obra española. El examen de sus escritos, el estudio de su biblioteca, el conocimiento de sus gustos y costumbres, ha negado las explicaciones históricas (como la de su astigmatismo) y los prejuicios asentados (como el de su locura) sin aportar alternativas convincentes. El Greco es un misterio y cuando se le enfrenta a sí mismo, a sus propios ecos, a sus repeticiones, sólo trasmite asombro y silencio. Nació en Creta en 1541; murió en Toledo en 1614. Fundó su taller en 1584 y lo mantuvo hasta el mismo día de su muerte.
El presidente de la Fundación El Greco 2014, Gregorio Marañón, y la comisaria de la exposición, Leticia Ruiz Gómez, Jefe del Departamento de Pintura Española del Renacimiento del Museo Nacional del Prado (y aspirante a recoger la herencia de lvarez Lopera, el gran experto español en el tema Theotokópoulos), se planteaban un broche sencillo alrededor de sus Apostolados, sus afamadas series de retratos de los doce apóstoles sacados a partir de modelos reales de humanidad subyugante. Les ha salido un descomunal interrogante, un gran descubrimiento alrededor del genio y sus circunstancias, del original y sus réplicas en el arte, de la teoría de valor, precio y ganancia en el siempre más descomunal e inflado mercado del arte.
Fascinante exposición de dos, tres y hasta cinco versiones de mismo tema, presentadas simultáneamente sin trampa ni cartón el el mismo muro, accesibles al vistazo del docto y del lego, así colocados ante el tribunal del españolito obligado a decidir cuatro siglos después si El Greco merece tanto ruido, si los maestros de la pintura universal son esas vacas sagradas inamovibles, si la docta doctrina acumulada a lo largo de siglos resiste el embate tormentoso de la gente corriente convertida en supremo tribunal.
Pocas veces existe la posibilidad de comparar tan fríamente al maestro con sus discípulos, a la versión original con sus comerciales copias, de enfrentarse al mismo artista pintando el mismo tema en épocas distintas. Y hacerlo en un lugar incomparable, el Museo de la Santa Cruz; y hacerlo en una ciudad incomparable, este mágico an, fantástico an, Toledo.
El Greco: Arte y Oficio sucede a El Griego de Toledo, visitada, nos dicen, por más de un millón de personas (tantas?) en este verano tan caluroso como todos. Verán, si toman la acertada decisión de acercarse, el Apostolado de Almadrones (Guadalajara), que rene sus obras supervivientes a la guerra, después de décadas de dispersión. En el pueblo los llamaban con esa crudeza nuestra tan admirable los hombres feos. Se han estropeado mucho pero en su tosquedad son magníficos. Verán el apostolado de Oviedo, mucho mejor, que se conserva en ese otro lugar especial -el museo nacional de escultura- que mora en Valladolid. Y luego podrán y deberán visitar los tros dos apostolados geniales, el de la antigua casa del Greco, hoy Museo del Greco, y el de la Catedral. Será la primera vez en 400 años que tantos apóstoles sacados de la calle nos miren juntos.
Qué despliegue de san franciscos, con su burda tnica de lana grisacea; qué oportunidad de preferir el san ildefonso de los empleados del taller al san ildefonso del gran señor griego; qué fomento tan fértil de la duda que nos corroe ante mltiples originales
En 1577 El Greco recibió sus primeros encargos en Toledo, los retablos de la catedral y de la iglesia de Santo Domingo el Antiguo. Luis de Castilla, deán de la catedral, escribirá que eligió a este excéntrico extranjero recién llegado al centro del imperio por ser eminente en su Arte y officio, y por esto se escoje la industria de su persona.
Nuestro admirado Doménikos estaría exultante viendo tantos y tan excelentes actos de homenaje y recuerdo como se han juntado en este su cuarto centenario. Pero a nosotros nos ha faltado uno básico, didáctico, elemental: una exposición estrictamente cronológica de su vida y de su arte en la que los legos pudiéramos haber obtenido una visión de conjunto -y pormenorizada al mismo tiempo- de la evolución del artista. Ha habido grandes muestras, pero todas sin este enfoque comprensivo.
Ni El griego de Toledo. Pintor de lo visible y lo invisible, plato fuerte del men de la Fundación El Greco 2014, ni las contribuciones de la gran pinacoteca nacional Los Grecos del Prado (ver nuestra reseña) y La biblioteca del Greco (ver nuestra reseña) fueron cronológicas y exhaustivas. El Greco y la pintura moderna (ver nuestra reseña) resultó ambiciosa aunque discutible. Sonaron en su honor los Requiem de Cristóbal Morales, de Verdi y de Mozart (este el próximo 20 de septiembre en la catedral primado, donde hubo también excepcionales batallas de órganos). Pero hubo poca divulgación capilar y no aumentó demasiado nuestro conocimiento sobre su figura.
Aproximación a la exposición (del 1 al 10)
Interés: 8
Despliegue: 8
Comisariado: 8
Catálogo: 8
Documentación a los medios: 8
Programa de mano: n/v
Fundación El Greco 2014
El Greco: Arte y Oficio
Museo de Santa Cruz
Del 9 de septiembre al 9 de diciembre de 2014
Comisaria: Leticia Ruiz
Coordinador: Jordi Penas
Email: [emailprotected]
TEL 925 336 725
Entrada Museo de Santa Cruz) ..10
Pack Museo de Sta. Cruz + Hosp. Tavera (Iglesia y Sacristía).12.