Comienza 2015 y reanudamos la marcha habitual de la Guía Cultural no sin dejar constancia de los mejores espectáculos y exposiciones del ltimo trimestre del año ya vencido. En los escenarios, Cuando deje de llover a nuestro juicio destacó por encima de todo lo demás. Una obra excepcionalmente tramada del australiano Andrew Bowell con un montaje de los que hacen época del director Julián Fuentes Reta, y una escenografía e interpretación fantásticas. Menos suerte tuvimos con el siempre anhelado Peter Brook, cuya ltima producción vino al Festival de Otoño/Primavera: The Valley of Astonishment tiene méritos pero deja insatisfechas las ansias de emoción y reflexión que este dramaturgo siempre genera. Tampoco Toma Pandur redondeó su ambiciosa versión del Fausto de J. W. Goethe para el Centro Dramático Nacional, donde su gran ciclo Una mirada al mundo trajo Gasoline Bill, vívida lección de René Pollesh y el Kammerspiele de Munich de los horrores del vanguardismo subvencionado.
En danza hay que destacar Free fall*, la impresionante apuesta de gran formato de la Compañía Sharon Fridman en la Sala Roja de los Teatros del Canal que marcó un nivel excepcional dentro del Festival Madrid En Danza. Perdonado el regusto apocalíptico, este israelita afincado entre nosotros sube a lo más alto tras una trayectoria ejemplar. Con una coreografía personalísima y poderosa, msica, dramaturgia y escenografía redondean un despliegue fantástico, en el que Pau Cólera, Jonathan Foussadier, Maite Larrañeta, Alejandro Moya, Melania Olcina y Léonore Zurflh se acompañan de un cuerpo de baile de veinte figurantes para ocasión tan magna.
La temporada del Teatro Real programó dos óperas del mejor repertorio. La divertida La fille du régiment (La hija del regimiento) de Gaetano Donizetti, tuvo una creativa y adecuada puesta en escena del director francés Laurent Pelly sobre una ortodoxa dirección musical del italiano Bruno Campanella. La soprano Aleksandra Kurzak bordó el personaje de Marie mientras el tenor Javier Camarena consiguió como Tonio una hazaña nunca vista, hacer bises de la famosa aria mes amis en dos funciones consecutivas, los días 7 y 11 de noviembre. Ya en diciembre llegó Death in Venice (Muerte en Venecia) de Benjamin Britten, con dirección musical de Alejo Pérez y puesta en escena de Willy Decker, una coprodución con el Gran Teatre del Liceu de Barcelona que ha tenido que esperar seis años y el fin de la era Mortier para llegar a Madrid. El montaje -demasiado viscontiniano- y la partitura, inferior sin duda a la añorada The Turn of the Screw (Otra vuelta de tuerca) que nos impresionó en este mismo escenario en 2010, no permitieron pasar de un meritorio notable general en el que destacó el esfuerzo del tenor John Daszak. El mismo satisfactorio notable con el que el Teatro de la Zarzuela programó Los diamantes de la corona, de Francisco Asenjo Barbieri, repitiendo una producción de José Carlos Plaza de 2009, con María José Moreno y Cristina Faus en equilibrado protagonismo y acertada dirección musical de Oliver Díaz.
Reseñemos también brevemente un par de espectaculares despliegues en las artes visuales que todavía pueden y deben visitarse. En el Museo del Prado, Goya en Madrid. Cartones para tapices 1775-1794, es una exposición absolutamente imprescindible que hace de los cartones para tapices de Goya una novedad deslumbrante, sacándolos de los rígidos moldes en que siempre se expusieron, rescatándolos de esa pátina de obras menores con la que los amantes de las comparaciones los castigaban frente a sus grandes cuadros, enfrentándolos entre sí por temas, y relacionándolos con la obra no sólo de sus contemporáneos -Mengs, Tiépolo, Bayeu, Maella, Paret o Meléndez- sino también de otros grandes artistas anteriores -Tiziano, Rubens, Teniers, Velázquez,-, a los que Goya pudo estudiar en la colección real y que le sirvieron de modelo para sus propias creaciones.
Y de nuestro insuperable clásico a una instalación actual con enorme contenido. La pareja canadiense Janet Cardiff y George Bures Miller presentan El hacedor de Marionetas en el Palacio de Cristal del Parque del Retiro, un proyecto específicamente creado para este incomparable espacio, un collage conceptual, visual y sonoro inesperado y emocionante.
Esto fue lo más destacable del corto paréntesis en la actividad de la Guía Cultural durante las ltimas semanas. Reanudamos nuestra marcha habitual con renovado empeño de prestar un servicio til a quienes necesitan de constante alimento intelectual para sentirse vivos, esas mentes inquietas que buscan orientación y consuelo en el arte y la cultura, que avivan ideas y sentimientos al calor de exposiciones y espectáculos ambiciosos, de la creación artística y cultural, entre lo mejor de que somos capaces los seres humanos.