El célebre cuento de los Hermanos Grimm fue convertido en ópera a finales del XIX por un compositor alemán admirador de Wagner y muy influyente en Strauss. Engelbert Humperdinck realizó una pequeña, perfecta y emotiva obra de arte. Con una puesta en escena sublime y una interpretación musical, vocal y actoral destacables, este cuento para adultos conserva toda la seriedad y frescura que le han convertido en pieza obligada del repertorio más exigente.
La narración original es ejemplo paradigmático de esos supuestos cuentos infantiles con los que se aterrorizaba y traumatizaba a los niños centroeuropeos con madrastras malvadas y niños apresados por brujas caníbales. El libreto que escribió la hermana del compositor además de tener una precisa estructura dramática y unos personajes bien descritos, con guión hilvanado y parlamentos correctos, acertó en despojar al cuento de sus aspectos más lgubres y convertirlo en una historia optimista de redención milagrosa de una familia pobrísima gracias a no desesperar y confiar en dios, es decir, en su voluntad de superación, en el azar y en el destino. Un relato inocente y enternecedor que incluso las almas más zarandeadas pueden agradecer si abren ojos y oídos a este bello monumento y sus mensajes de esperanza en un mundo que mejora muy poco a poco.
Así lo ha comprendido el director de escena Laurent Pelly, que confirma el talento adaptador y la potencia estética que ya mostrara en octubre con La fille du régiment. Si en aquel montaje cambiaba la época huyendo de chovinismos ridículos, esta vez convierte la casita de chocolate en supermercado de chuches, hace de la choza familiar una chabola de cartones tan impactante como verídica, y con troncos desnudos y restos de bolsas de plástico construye uno de tantos ex bosques de nuestros días, machacados por sucios visitantes y calentamiento climático. Cada uno de los tres actos goza de su propio paisaje -valor añadido en tiempos donde se emplean decorados multiuso- y los tres son ejemplares adecuaciones al contenido, significado y valores de la ópera. Pelly con ambos trabajos se coloca esta temporada al máximo nivel escénico que haya visto el Real en la ltima década. Sus figurines son deslumbrantes y aportan un decisivo empujón al placer estético del espectaculo. Se apoya en la magnífica escenógrafa Barbara de Limburg, con un ensamblaje idóneo entre fondo conceptual y aspecto externo, cuya finura de ajuste se contempla pocas veces en los escenarios. A parecida altura, el iluminador Joël Adam. Cuenta con un inspirado apunte vídeográfico para ilustrar los sueños hambrientos de Gretel realizado en colaboración especial y digna de tener continuidad por la Escuela de Cinematografía y Audiovisual de la Comunidad de Madrid (ECAM).
El reparto es el segundo gran acierto de esta producción. Si la veterana Alice Coote ha retrasado su abandono de las tablas para interpretar por ltima vez al muchachote gordinflas y simplón que es Hansel, y si la ascendente Sylvia Schwartz ha considerado que ya está en condiciones para interpretar por vez primera a esta lista y radiante niña que es Gretel, ello ha permitido una de esas simbiosis inolvidables en la actuación conjunta de ambas dos, con interpretación actoral de campeonato y vocalidades que engarzan y que convencen.
También su antagonista, la malvada bruja, corre con el incluso mayor acierto de haber sido encargada a un tenor -introduciendo un guiño original en un reparto tan femenino- y si ese tenor tiene el adecuado porte y las debidas dotes interpretativas como es el caso de José Manuel Zapata, se llega al pleno en el triplete protagonista. Que completan al mismo nivel de excelencia el tenor danés Bo Skovhus como Peter, el padre de los niños, y la mezzo británica Diane Montague como Getrud, la madre, condenada hasta hoy a ser perversa madrastra (incluso algunas producciones hacen a una misma cantante compartir este personaje con el de la bruja, creándose así una malévola asociación entre dos malignas figuras femeninas) y trasmutada con acierto en atribulada madre trabajadora, agotada y agriada por las adversidades. Correcta la pequeña aportación española a cargo de Elena Copons y Ruth Rosique como los duendes del sueño y del rocío. Aportación patria en la que si incluimos a la trotamundos Sylvia Schwartz, apadrinada por Barenboim y frecuente más Viena y Berlín que Madrid y Barcelona, merece la calificación de notable. Esta soprano española tiene todos los ingredientes -incluida simpatía, sencillez y tino- para llegar lejos. En el Real es su tercera presencia, tras Il postino en el verano de 2013 y la Susana de Le nozze di Figaro en septiembre pasado (ver nuestra reseña), y nos ha gustado mucho más esta vez que la anterior.
Hablando de la dirección musical de Paul Daniel en tercer lugar diremos lo de at last but not at least porque la orquesta sonó como debía sonar y el entramado musical funcionó a la perfección, si bien no detectamos la fuerte influencia wagneriana que Daniel, -en el Real ha dirigido anteriormente Vec Makropulos de Janácek (ver reseña) y Król Roger de Szymanowski (ver reseña), con peores acompañamientos visuales que esta vez- nos anunciara en rueda de prensa previa. Mención especial merece el Coro de los Pequeños cantores de la Joven Orquesta de la Comunidad, mención especialísima a su delicada y gratificante presencia en el escenario, hermoso colofón a tan hermosa obra.
La historia de Hänsel und Gretel ha provocado históricamente mil interpretaciones psiconalíticas y hoy se presta a explicarla como una crítica seria de la sociedad contemporánea, incidiendo en cuestiones como la escasez y el exceso, la destrucción del medioambiente y la ecología. Pero no es más que un simple e inocente canto a la esperanza de los más desfavorecidos. Y nada menos que un estímulo vital que levanta el ánimo.
La ópera es lo nico que ha trascendido de la obra de este compositor alemán. Nacida a partir de un entretenimiento familiar navideño, una serie de canciones para una pequeña obra de teatro escrita por su hermana para ser interpretada por sus sobrinas, la partitura contiene su extraordinaria habilidad para construir ambientes y atmósferas sonoros, y resulta un antecedente supremo de la opereta centroeuropea, con temas populares, como Brderlein, komm tanz mit mir (Hermanito, ven a bailar conmigo) y Ein Männlein steht im Walde (Un hombrecito estaba en el bosque), junto a momentos trascendentes como la plegaria que cierra el segundo acto, una amalgama de canciones populares, bellísimos y descriptivos paisajes orquestales y leitmotivs que se alternan y entrelazan con auténtica maestría. Está clasificada en décimo cuarto lugar entre las cien óperas más representadas en el mundo durante el pasado lustro, y la primera en idioma alemán.
Aproximación al espectáculo (valoración del 1 al 10)
Interés: 9
Dirección musical: 8
Dirección artística: 9
Voces: 8
Orquesta: 8
Coro: 8
Interpretación: 9
Producción: 9
Programa de mano: 8
Documentación a los medios: 8
TEATRO REAL
Hänsel und Gretel Hansel y Gretel
Engelbert Humperdinck (1854-1921)
Märchenoper en tres actos
Libreto de Adelheid y Hermann Wette basado en el cuento homónimo de los hermanos Grimm
Nueve funciones: 20, 22, 24, 27, 30 de enero; 1, 3, 5, 7 de febrero de 2015
EQUIPO ARTÍSTICO
Director musical Paul Daniel Diego García Rodríguez (27 de enero)
Director de escena y figurinista Laurent Pelly
Escenógrafa Barbara de Limburg
Iluminador Joël Adam
Responsable de la reposición James Bonas
Asistente del director de escena Eleonora Gravagnola
Ayudante del iluminador David Manion
Ayudante de vestuario Kate Vaughan
Directora del coro Ana González
REPARTO
Peter, Bo Skovhus
Gertrud, Diane Montague
Hänsel, Alice Coote
Gretel, Sylvia Schwartz
La bruja, José Manuel Zapata
Duende del sueño, Elena Copons
Duende del rocío, Ruth Rosique
Coro y Orquesta Titulares del Teatro Real
Pequeños Cantores de la JORCAM
VÍDEO
Realizadora, Irene Cardona
Directora de fotografía, Almudena Sánchez
Estrenada en Weimar, el 23 de diciembre de 1893
Estrenada en el Teatro Real el 4 de diciembre de 1901
Producción del Festival de Glyndebourne, estrenada en el mismo en 2008.
DURACIÓN APROXIMADA
2 horas y 10 minutos
Actos I y II: 1 hora
Pausa de 25 minutos
Acto III: 45 minutos
Durante todo el mes de enero, la Biblioteca Nacional de España ofrecerá la exposición La casita de chocolate, con una muestra de libros e ilustraciones sobre el popular cuento.