Como culminación de la restauración de El Calvario, un impresionante óleo (3,24 x 1,94 m.) sobre catorce paneles de roble del Báltico, que el pintor flamenco Rogier van der Weyden -uno de los más grandes de la historia- terminó poco antes de su muerte, el Prado lo exhibe excepcionalmente durante tres meses antes de que retorne a su emplazamiento permanente en el Monasterio de San Lorenzo del Escorial. Le acompaña El Descendimiento de la Cruz y otras dos grandes obras del pintor, que se renen por primera vez en la historia en una oportunidad nica de conocer la obra de este prodigioso artista que nació con el siglo XV y cuya originalidad y precisión an impresionan.
Rogier van der Weyden fue sin duda uno de los artistas más influyentes del siglo XV. Fue pintor oficial de la ciudad de Bruselas y trabajó también para los duques de Borgoña. Las que fueron en su tiempo sus obras más conocidas, cuatro enormes tablas alegóricas de la Justicia para el Ayuntamiento de Bruselas, se destruyeron en 1695. En 1445 Juan II de Castilla donó a la cartuja de Miraflores un tríptico pintado por él. Otros de sus grandes cuadros, como el Descendimiento, la Virgen Durán y el Calvario, vinieron también a la Península.
Van der Weyden debió de descubrir siendo todavía joven que, aunque era capaz de pintar el mundo natural con toda fidelidad, podía hacer algo más que imitar la realidad inmediata. Tenía tanta sensibilidad para el tratamiento de las formas y las líneas, que sus composiciones basadas en armonías geométricas llamaban la atención de inmediato y se grababan en la memoria. Sabía también cómo manejar el color y las formas abstractas para intensificar la reacción emocional del espectador. Podía representar cualquier cosa con gran realismo, pero cuando le convenía ignoraba la lógica del espacio y la escala, o desdibujaba la diferencia entre realidad y escultura. Sus obras son tan bellas, ambiguas y fascinantes que obligan a volver sobre ellas una y otra vez: siempre se descubre algo nuevo.
La exposición, de pequeñas dimensiones pero gran importancia, celebra la finalización de los trabajos de restauración realizados sobre el Calvario, en el marco de un convenio de colaboración suscrito en 2011 entre Patrimonio Nacional y el Museo Nacional del Prado. Esta obra maestra de la pintura flamenca del siglo XV fue donada por el propio Van der Weyden a la cartuja de Scheut (Bruselas) poco antes de su muerte y, posteriormente, fue entregada oficialmente en 1574 al Monasterio de San Lorenzo de El Escorial.
La acompañan tres obras impresionantes: El Descendimiento de la Cruz del mismo Museo del Prado, el Tríptico de Miraflores, actualmente en Berlín, y el Retablo de los Siete Sacramentos, de Amberes, junto a otras pinturas del maestro flamenco como la Virgen Durán, de las colecciones del Prado, y otras piezas coetáneas que permiten enmarcar y completar una visión completa de lo que fue su creación artística, la fuerte relación de sus obras con la escultura, su gran influencia posterior, y su repercusión en España.
Si se tratara de elegir, elegiríamos sin duda este descendimiento de la cruz clomo la obra maestra de Van der Weyden junto al indiscutible Calvario. Nunca se podrán explicar de manera definitiva y en toda su complejidad obras como el Descendimiento, el Tríptico de Miraflores o el gran Calvario, obras que se elevan muy por encima de las circunstancias de la vida cotidiana, o como el Tríptico de los Siete Sacramentos, en el que sobre los fieles de una iglesia de la época se alza una cruz tan alta que roza la bóveda de la nave central y en la que hay un Cristo de enormes proporciones. De tamaños muy distintos, ninguno de los demás personajes del tríptico guarda la escala del edificio.
De las 19 obras presentes en la exposición, cinco son de Van der Weyden, las citadas Tríptico de Miraflores, El Calvario, El Descendimiento, el Tríptico de los Siete Sacramentos que ha venido de Amberes, y La Virgen con el Niño, llamada la Madonna Durán, de los fondos del Prado. Del taller del artista proceden una Piedad, también del Prado, e Isabel de Portugal, duquesa de Borgoña, que viene de Los Angeles. Está presente también el ala derecha del retablo de Nuestra Señora de Belén en Laredo (Cantabria), esculpido en Bruselas posiblemente segn diseños suyos y de su taller. Un Retrato de un hombre robusto, de Robert Campin, ha cruzado el Paseo del Prado procedente del Museo Thyssen-Bornemisza para aportar un detalle extraordinario. De Medina del Campo ha llegado el monumento funerario que se hizo construir Fray Lope de Barrientos en alabastro policromado y dorado. Obras similares aunque de inferior factura de artistas de su época completan el recorrido.
EL RECUPERADO CALVARIO
El Calvario es sin duda la obra más impresionante y original del pintor por la grandeza y expresividad de sus figuras en una composición de extremada sencillez. Además, se trata de una de las escasas obras del pintor autentificada documentalmente. Los diferentes emplazamientos y las distintas intervenciones a las que fue sometida en 500 años habían perjudicado su nivel estético, la conservación del soporte y la capa pictórica. Ahora se ha recuperado la sensación de tridimensionalidad de las figuras, cuyo volumen estaba tergiversado por una tupida película de repintes grisáceos.
Tras una primera limpieza, se procedió a una intervención en profundidad para eliminar los añadidos y completar las lagunas con un estuco tradicional para proceder después a su reintegración cromática. La intervención principal ha sido la estabilización de la tabla, y dotarla de un soporte secundario, un nuevo bastidor que se adapta a la curvatura de la obra y a sus deformaciones intrínsecas, y se une a la estructura original a través de muelles que permiten los movimientos naturales de la madera.
La publicación que acompaña a la muestra contiene dos textos de Lorne Campbell, comisario de la muestra y reconocido como el mayor especialista sobre el maestro de Tournai: Vida y obra de Rogier van der Weyden y Rogier van der Weyden y los reinos ibéricos, que introducirán al lector en el conocimiento del artista y su relación con España. También se incluye un texto de Carmen García-Frías, conservadora de pintura de Patrimonio Nacional, titulado La recuperación de una obra maestra: el Calvario del monasterio del Escorial de Rogier van der Weyden.
El Museo del Prado ha organizado un programa específico de actividades. Además del habitual ciclo de conferencias, se ha programado un simposio internacional a primeros de mayo. Habrá itinerarios didácticos. El rea de Educación incluye en su ciclo habitual varias conferencias relacionadas con la muestra.
La exposición Rogier van der Weyden (h.1399-1464) completa la oferta de exposiciones temporales del Prado, que en estos momentos ofrece: 10 Picassos del Kunstmuseum Basel; La obra invitada: Custodia de la Iglesia de San Ignacio de Bogotá; y Goya en Madrid. Un abanico que debe calificarse como extraordiario.
Aproximación a la Muestra (del 1 al 10)
Interés: 8
Comisariado: 7
Despliegue: 7
Publicación: 8
Documentación a los medios: 8
Programas de mano: 8
MUSEO DEL PRADO
Edificio Jerónimos. Sala C
Rogier van der Weyden (h.1399-1464)
24 de marzo 28 de junio 2015
Comisario: Lorne Campbell
Comisario institucional: José Juan Pérez Preciado, conservador en el departamento de Pintura flamenca y Escuelas del norte del Museo Nacional del Prado
-Proyecto de restauración del Calvario realizado con la colaboración de Patrimonio Nacional y la Fundación Iberdrola, como miembro Benefactor del Programa de Restauración del Museo del Prado
-Proyecto científico realizado con la colaboración especial de Flanders. State of the Arts
Información general