guía cultural

El gusto moderno y el arte decorativo

José Catalán Deus | Viernes 27 de marzo de 2015

La exposición El gusto moderno. Art déco en París, 1910-1935 viene a romper esquemas y a hacer las delicias de los amantes de los objetos bellos, de los que abominan del feísmo imperante, de los que rinden culto a la belleza y la colocan a la altura de la verdad. Es un despliegue hermoso que puede llegar a empalagar, y se apunta a un improbable segundo retorno del chic parisino que imperó en el mundo antes de la segunda guerra mundial, que entonó su canto del cisne en los 50-60, y que Francia sigue exportando a pesar de resultar hoy día muy decadente y un tanto cursi.

Entendámosnos. Una cosa es celebrar el concepto motriz, el despliegue expositivo y las delicias sensoriales de esta gran muestra dedicada a la época y el marco dorados del art déco francés, y otra es suscribir el contenido propagandístico y mercantil con que nació, y mucho menos tras lo que ha llovido en el mundo de la publicidad institucional y la propaganda nacional de marca. Como bien recoge Manuel Fontán del Junco, director de exposiciones de la Fundación, en su análisis El art déco, día D del arte moderno?, estamos ante un arte que eclosiona nada menos que en una operación de comercio exterior del Estado francés destinada a hacer valer el gusto francés en el mundo. Efectivamente, y en sus mismas palabras un precedente histórico de la actual industria francesa del lujo, universalmente triunfante y global. Menos triunfante a nuestro modo de ver, golpeada hoy día de competencias importantes que la hacen necesitar de rejuvenecimientos nostálgicos y liftings como el que tiene lugar en la ltima década de recuperación de su arte decorativo de la primera mitad del siglo pasado. Hoy, añade Fontán, los representantes de la industria francesa del lujo, los conglomerados de moda, perfumería y complementos de los grandes grupos franceses LVHM y Pinaud, son los que son titulares de museos a Punta della Dogana en Venecia o el nuevo museo Arnault diseñado por Frank Gehry en París) y gestionan colecciones de arte contemporáneo.

Todo ello no quita el que celebremos varias conclusiones necesarias e importantes que se derivan de esta iniciativa de una Fundación que desde finales del franquismo ha protagonizado la Transición estética española que acompañó a la política, y que en los años noventa, cuando descarrillaba esta ltima, ha sabido reorientarse como contrapunto de la narrativa anquilosada que sigue pegada a las vanguardias como nico referente, al artista como supuesto antisistema y al arte como cosa de bohemios en buhardillas, cuando en realidad forma parte del ncleo especulativo y descontrolado del sistema financiero actual que tantos desajustes provoca.

Esta celebración del arte decorativo, del arte til, del arte aplicado a la vida cotidiana, tiene un punto provocador que nos encanta. Una cierta venganza del denostado arte burgués contra sus enterradores antisistema, que han terminado mucho más prosistema y de forma más hipócrita y reprobable. La decoración, la moda, la ilustración gráfica, la orfebrería y los estampados, todo lo que fue y es tachado de arte menor, vendido al más pudiente, y expulsado de los museos por corrupto, retorna con fuerza renovada en su pequeñez de miras, en su ausencia de ampulosidades revolucionarias, para equilibrar una balanza desequilibrada después de un siglo en el que el péndulo artístico compensó con antibelleza y con antiestética siglos de canon en pos de la hermosura. El siglo XX ya pasó, sirvió para descubrir todas las sombras, todos los monstruos, todo lo que se había escondido bajo la alfombra de las apariencias. Pero el siglo XXI ha llegado y una nueva síntesis pugna por aparecer, debe aparecer. En ese sentido, esta exposición aporta un contrapunto valioso a la tontería progre an dominante en los criterios reinantes entre nosotros.

Va a resultar que el arte decorativo decadente es más actual que las copias de las copias de las vanguardias todavía circulando. Va a resultar que hay vida tras la pintura y que los objetos recuperan presencia frente a las telas colgadas, en un panorama de instalaciones y performances, de cosas que son arte porque nos dicen que son arte. El art déco francés nació como reacción al alemán. Juntos empujaron el diseño centroeuropeo que comenzó a alegrar el contexto de las clases medias, y que los nórdicos impusieron con su visión más práctica, menos engolada y más til, hasta desembocar en el arte decorativo de nuestros días, el masificado y vilipendiado por las élites Estilo Ikea.

El gusto moderno. Art déco en París, 1910-1935 incluye 358 piezas de 122 artistas procedentes de medio centenar de prestadores. Se organiza en ocho secciones, cronológicas y temáticas. Incluye pintura (la justa), escultura, mobiliario, moda, joyería, perfumería, cine, arquitectura, vidrio, cerámica, laca y orfebrería, además de tejidos, encuadernaciones, fotografías, dibujos, planos, maquetas, carteles publicitarios y revistas; combina reconstrucciones y recreaciones con el aire de un tiempo tan difícil de captar y tan influyente en nuestros días. Hay decoradores, diseñadores, modistos, interioristas, arquitectos, artesanos, orfebres; revisa el cubismo como una de sus fuentes y ofrece una panorámica de lo que fue el lujo funcional de los años veinte, hoy masificado y generalizado gracias a los dioses en los centros comerciales, en los productos que compramos, en los apartamentos en que vivimos, en muchos de los objetos que nos rodean.



Todo empezó en la Exposición Internacional de Artes Decorativas e Industriales Modernas de París en 1925, siguió en la Exposición Colonial de 1931, y marcó la supremacía francesa en el buen gusto, que hoy afortunada y lógicamente ya no existe. Demanda un vistazo irónico este chaparrón de buen gusto. Es todo un placer primaveral.

Aproximación a la exposición (del 1 al 10)
Interés: 8
Concepto: 8
Despliegue: 8
Comisariado: 8
Catálogo: 9
Documentación a los medios: 8
Programa de mano: 9


Fundación Juan March
El gusto moderno. Art déco en París, 1910-1935
26 marzo 28 junio 2015

Comisario invitado, Tim Benton
Coordinadora, María Zozaya
Asesora, Ghislaine Wood
Concepto y organización, FJM/Manuel Fontán

Entrada libre
Castelló 77. 28006 Madrid
Horario: lunes a sábado: 11:0020:00 h.; domingos y festivos: 10:0014:00 h.
Semana Santa: Exposición cerrada los días 2, 3, 4 y 5 de abril.