guía cultural

Adentro de otra familia desgraciada

José Catalán Deus | Sábado 18 de abril de 2015

Una tragicomedia intimista que se inscribe en la tradición teatral argentina que se inició en las penurias del Corralito y los montajes improvisados sin un duro y con mucha audacia, y que nadie pudo prever que mostraría tan enorme fertilidad y potencia. Familias desestructuradas en sociedades tambaleantes de países en crisis presentan escenarios emocionantes que acongojan a las clases medias pudientes y les permiten sentirse compasivos y rebeldes durante el rato que asisten al espectáculo y quizás un poquito más en días posteriores. Adentro es una pieza entrañable, hermosa, sencilla y magnífica que no vamos a menoscabar clasificándola en un género -neorrealismo argentinante- que empieza a abundar sobremanera.

Autora y director han recorrido en un año un camino que para otros es arduo y evanescente. De las salas alternativas al Centro Dramático Nacional en una sola etapa. Pero es que esta pareja sentimental y artística se lo merece. Adentro es un texto notable, de argamasa palpitante e ingredientes salpimentados al gusto de los guisos potentes. Una viuda demenciada a la que cuida una hija que es su víctima y además la víctima de los abusos sexuales y la opresión machista del hermano, convicto de haber matado al padre maltratador en un episodio de esos que nadie menciona y todos llevan clavado en el alma. Un cuarto personaje, la compañera de trabajo de la hija, aporta otra faceta del sufrimiento humano, la soñadora impenitente, desubicada y sola.

La autora añade que se trata de una familia argentina de raíces españolas, formada por La Negra, El Negro y la madre de ambos, Marga, sin que sepamos bien que aportan a la historia esas raíces de ascendencia gallega, lucense en concreto, bien moura que no céltica, que querría disfrazarse de danesa y sufre de displicencia por parte de otros argentinos que, descendientes de italianos, se creen superiores por haber inventado la pizza, y al parecer mucho más europeos.

Los 75 minutos de duración están perfectamente aprovechados. La acción se muda de la casita de arrabal donde viven madre, hija y una tía invisible que está siempre en la cama, al locutorio de la prisión donde la hermana sometida visita al hermano preso, al vestuario de un supermercado donde La Negra y Male mantienen un diálogo sensacional antes de comenzar la jornada laboral de amenizadoras infantiles disfrazadas de abejas maya, para regresar a tiempo del cumpleaños de Marga, un desenlace cargado de presagios desgraciados que sin embargo termina como la vida misma, sin que pase nada grave y todo siga igual.

El director conoce bien a la autora y se identifica con su mundo. La escenografía es subyugante, todo se dice con absoluta economía de medios. Iluminación, vestuario y caracterización son acertados a la par que sencillos. La palabra es dada a los cuatro actores y cumplen su cometido a las mil maravillas. Marga es un personaje muy socorrido, muy visto en los escenarios, pero Araceli Dvoskin con esas protuberancias tan resultonas inunda la atmósfera de ternura irresistible. No es la nica que parece salida que parece salida del universo de Tennessee Williams situándose entre la Amanda Wingfield de El zoo de cristal y la Blanche Dubois de Un tranvía llamado deseo, como nos indica sinceramente el dossier de la pieza: an mucho más lo resulta Male -bordada por Noelia Noto-, y en general la pieza entera, un remedo del teatro realista norteamericano de mediados del siglo pasado con el mismo ingrediente básico: concentrar en una sola familia un porcentaje desusado de fallos para convertirla en esperpento del modelo, ataque despiadado, exageración manifiesta.

Serán los dos hermanos, El Negro y La Negra, lo más misterioso e intrigante del libreto, ambos salvajes criaturas enigmáticas en el borde mismo de la existencia. Nelson Dante hace un recluso paranoico, cruel y desvalido ciertamente terrorífico a dos metros de distancia; y Carolina Román -que insina que ha escrito esta pieza con recuerdos familiares- interpreta de forma tan sentida a esta auténtica víctima de las circunstancias que cuando cae el telón y sale a saludar sus ojos llorosos de alegría son continuidad de sus ojos llorosos de dolor de toda la obra.

Carolina es terapeuta gestáltica, lo cual es un plus desde nuestro punto de vista, una corriente que nació en los años 40 del pasado siglo, formó parte de la aristocracia intelectual del movimiento Nueva Era en los años 90, y que tiene por objeto desarrollar el potencial humano, impulsar la evolución de esta especie nuestra en momento tan delicado: Quise abordar el abismo que para mí significaba adentrarme en el tema del vínculo familiar. Los tabes que encierran, los secretos de las familias, de lo que no se habla. Ese mundo que nos esculpe a base de amor, de dolor, como supervivientes de ese ncleo primitivo que es la familia. Somos la resulta de esas carencias que ahí mismo vivimos, los afectos, el exceso de amor, la sobreprotección y el abandono. An pareciendo esto muy áspero, intenté abordar el texto por la tangente, dotando a sus personajes de más sensibilidad y delicadeza que de crudeza.

En nuestra modesta opinión, a la institución familiar ya se la ha sometido a un siglo de apaleamiento sistemático, y hace tiempo que ha llegado la hora de volver a contemplar el lado bueno. En este sentido, lo que hemos llamado un poco en broma neorrealismo argentinante, de presencia masiva en nuestros escenarios en lo que va de década, necesitaría cierta puesta al día. Querríamos ver familias más normalitas, sin parricidas ni dramones, en las que la procesión vaya por dentro, de la forma sinuosa y enmascarada como ocurre casi siempre

Adentro es una pieza fresca, lozana, en la que se nota y se valora que a la hora de ensayar, el texto funciona como una guía principal, pero nada rígida. Escritura e interpretación van muy de la mano en nuestro proceso de creación, en la investigación teatral. El resultado es sumamente orgánico y realista, tal y como dice Román.

No hay prejuicios en la historia. Cuanto nos gustaría este mecanismo aplicado a ámbitos menos sensacionalistas. Parecería que sólo cargar las tintas atrae la atención del pblico. Aunque fuera así, es camino ya tan trillado que habría que dejarlo de lado.

Aproximación al espectáculo (del 1 al 10)
Interés, 8
Texto, 8
Dirección, 8
Escenografía, 8
Interpretación, 8
Producción, 8
Documentación para los medios, 7
Programa de mano, 7

CENTRO DRAMTICO NACIONAL
Sala de la Princesa (Teatro María Guerrero)
Adentro, de Carolina Román
15 de abril a 17 de mayo de 2015

REPARTO (por orden alfabético)
Nelson Dante el hijo, el Negro
Araceli Dvoskin la madre, Marga
Noelia Noto, la amiga, Male
Carolina Román -la hija, la Negra

EQUIPO ARTÍSTICO

Tristán Ulloa (Dirección), Alexandra Alonso-Santocildes (Escenografía), Eduardo A. Chacón (Iluminación), Clara Bilbao (Vestuario), Nelson Dante (Espacio Sonoro), Perucha (Caracterización) Diego Sabanés (Ayudante de dirección), Isidro Ferrer (Diseño cartel), marcosGpunto (Fotos), Paz Producciones (Vídeo)

Coproducción Centro Dramático Nacional y Adentro Teatro

Horario: martes a sábado a las 19:00 horas y domingo a las 18:00 horas.
Duración: 75 minutos aprox.
Encuentro con el pblico el 23 de abril al finalizar la función.