Insolación es una gran novela decimonónica publicada al terminar ese siglo con gran escándalo y consiguiente éxito. Llevarla al teatro no era tarea fácil y la versión de Pedro Víllora y la puesta en escena de Luis Luque lo han conseguido. El Centro Dramático Nacional cumple un cometido en el que debe insistir. Esta adaptación teatral de una destacada obra de Emilia Pardo Bazán es un acierto.
Doña Emilia, a quien Alfonso XIII hizo condesa cuando ya tenía 60 años, es otra figura de las muchas olvidadas que demuestran que el siglo XIX español no fue tan estéril y que su literatura merece desempolvarse. De Insolación Víllora y Luque han sacado una pieza muy chejoviana, con pocos personajes pero atinados y mejor tratados que otras adaptaciones recientes de novelas célebres. Está dominada por la presencia invasora del sol sobre la meseta castellana y su probable influjo en algunas de nuestras circunstancias, el acaloramiento, la pasión, el extremismo. La protagonista, viuda y gallega, no resiste tanto solazo, tanto cielo cobalto día tras día, pero cae rendida ante su hechizo personificado en un galán andaluz y pinturero. Nos habla del encuentro de dos latitudes españolas, el norte y el sur, el encuentro entre la gallega marquesa de Andrade y el apuesto gaditano Pacheco que viene a romper la pacífica y acomodada vida de la marquesa. Lo interesante es su encuentro, no es un mensaje segregador, al contrario, unifica y nos hace intuir que la separación entre clases en la España del diecinueve empieza poco a poco a transformarse, explica el director, que añade: Soy un hombre de sangre andaluza y no entiendo la vida sin el sol Esta es una obra que tiene el sol y la alegría de España y esto me gustaría reflejarlo.
Los que abominen, como nosotros, de tanto sol como asedia Madrid y consideren un sufrimiento veranos tan largos e inclementes que comienzan a mediados mayo, cuanto tiene lugar la obra, se identificarán con no pocas observaciones de esta señora literata acerca de las virtudes de los cielos nublados y la bendita lluvia que permite en Galicia sus paisajes verdes. La adaptación teatral insiste en ver como sinónimos sol y amor amplificando el texto original. Pero lo cierto es que la autora gallega termina creando un personaje que en buena medida es ella misma, para justificar sus aventuras amorosas como dislates calenturientos efecto del sol patrio, y su romance con José Lázaro Galdiano, que no era andaluz sino navarro, pero que si era veinte años más joven que ella.
Así que en esta obra el sol hace que las pasiones florezcan. Mónica Boromello ha ideado una escenografía nica para los nueve ambientes diferentes en que discurren los seis días de la obra, apoyada en escasos elementos ambientales en los interiores, sugerida por curvaturas a modo de horizontes mesetarios en los exteriores, que si bien funcionan, lucen fatalmente rematados. Todo ello presidido por un astro rey dominante que condiciona cada ambiente gracias a una iluminación dominante de Juan Gómez-Cornejo. Un tanto erráticos nos parecen los colores del astro rey y los ambientes que sugieren. Más errático an que suene fuerte rumor de corriente junto al Manzanares. El excelente vestuario de época y la adecuada coreografía -bonitos bailes de los protagonistas- completan una representación atractiva que dispone de msica original de Luis Miguel Cobo, un compositor hoy frecuente (Caída libre de Sharon Fridman, por ejemplo) en la que dicen que suena hasta una gaita madrileña, pero que suena demasiado electrónica y un poco ajena al siglo XIX.
El director, que confirma la valía que ya demostró en El señor Ye ama a los dragones el pasado marzo en el Español (ver nuestra reseña de entonces), dosifica y organiza la escena con un excelente movimiento de actores, con presencias que son ausencias y ausencias que están presentes para moverse de un lugar a otro, de un día al siguiente. Muchos fundidos en negro a pesar de que dice no gustar de este recurso. Cuatro actores se bastan para encarnar los siete personajes a los que la novela ha sido reducida en busca de más concreción argumental y menos gastos de producción. Pepa Rus encarna a la duquesa amiga, a la sirvienta y a una ventera. Los tres personajes se parecen y quieren ser prisma de la mujer española de la época, con el mismo abanico y las mismas flores de adorno. María Adánez encarna a la protagonista, Francisca de Asís Taboada, marquesa viuda de Andrade. Una gallega con residencia en Madrid que acepta una escapada a la Pradera de San Isidro en un día de mucho sol durante las fiestas del santo patrón, y se deja llevar por la euforia del aire libre y un buen acopio de manzanilla (el vino de Sanlcar y no la infusión caliente). El actor gaditano José Manuel Poga, por su acento y su físico encaja con el personaje de este Diego Pacheco, un señorito andaluz de mala fama y mucha labia, conquistador conquistado. Y Chema León hace a Gabriel Pardo, ese español ilustrado, admirador de todo lo extranjero, despreciativo con todo lo español, muy liberal de boquilla pero tan reaccionario como tantos teóricos de echarle la culpa de las incongruencias de su vida privada a las circunstancias insalvables de nuestro supuesto secular atraso.
Los cuatro conforman un elenco notable que llega a Madrid tras el amplio rodaje de más de cuarenta funciones, que por momentos parece inseguro pero que termina cumpliendo adecuadamente su cometido. No existen grandes reproches para esta producción solvente y bien justificada. Quizás la pregunta de por qué dramatizar una novela de Emilia Pardo Bazán y no intentar representar alguna de su media docena de obras teatrales. Lo mejor que se puede comentar es que esta Insolación es teatro, parece genuina y no desmerece ante los mejores títulos y autores de su época. El pasado viernes, en la velada siguiente a la del estreno, el teatro no tenía el lleno completo que merece la pieza, pero fue acogida con satisfacción por el pblico asistente.
Para comparar la adaptación teatral con la novela original, nada mejor que dedicar un vistazo a esta ltima.
Aproximación al espectáculo (del 1 al 10)
Interés, 7
Versión, 8
Dirección, 7
Interpretación, 7
Escenografía, 7
Producción, 8
Programa de mano y Cuaderno Pedagógico, 9
Documentación a los medios, 8
CENTRO DRAMTICO NACIONAL
Teatro María Guerrero
INSOLACIÓN
de Emilia Pardo Bazán
Dirección: Luis Luque
Versión: Pedro Víllora
Del 10 de diciembre de 2015 al 24 de enero de 2016
Reparto (por orden alfabético)
Asís Taboada María Adánez
Gabriel Pardo Chema León
Diego Pacheco José Manuel Poga
Duquesa de Sahagn / ngela / Ventera Pepa Rus
Equipo Artístico
Escenografía Mónica Boromello
Iluminación Juan Gómez-Cornejo
Vestuario Almudena Rodríguez
Msica Luis Miguel Cobo
Coreografía Mattia Ruso
Ayudantes de dirección Eduardo Mayo / Hugo Nieto
Diseño cartel Isidro Ferrer
Fotos Luis Malibrán
Producción: Producciones Faraute
De martes a sábados, a las 20:30 h, domingos, a las 19:30 h
Encuentro con el pblico, martes 22 de diciembre.