La Joven Compañía Nacional de Teatro Clásico presenta una nueva versión del clásico de Lope de Vega con la que girar este verano por los festivales consagrados al género. Su interpretación colectiva es un notable todos a una, pero la puesta en escena resulta un tanto desangelada.
Cuatro son las obras teatrales españolas más representadas de todos los tiempos y lo son por este orden: Don Juan Tenorio, Fuenteovejuna, La vida es sueño y La venganza de Don Mendo. Pertenece Fuenteovejuna a una tradición de nuestro teatro clásico de la que hay razones para enorgullecerse: la de las denuncias del abuso de poder, con piezas como El alcalde de Zalamea, Del rey abajo, ninguno, Peribañez y el Comendador de Ocaña o El mejor alcalde, el rey. Con todo ello sólo queremos decir que Fuenteovejuna es una joya representada continuamente, el pasado enero sin ir más lejos en el Teatro Español por las gitanas de El Vacíe (ver nuestra reseña) y en 2009 en los Teatros del Canal por la Compañía Rakatá con excelente dirección de Lawrence Boswell (ver nuestra reseña). Entre ambas Juan Mayorga presentó su propia versión en 2015 con La Joven Compañía en el Conde Duque.
Así que tenemos fuenteovejunas para todos los gustos y esta que nos presenta el elenco junior de la CNTC sobre versión de Alberto Conejero y con dirección de Javier Hernández-Simón, resulta una más, sin que aporte innovaciones resaltables de enfoque y puesta en escena.
Conejero dice que ha tratado de encontrar lo que Fuente Ovejuna sabe de nosotros y no lo que nosotros creemos saber de ella. Porque más allá de la visión heredada ésa en la que un pueblo heroico se levanta contra el tirano, el texto es una radiografía feroz y punzante de las bondades y miserias de cualquier comunidad social. Un retrato contradictorio de lo que somos como sociedad. De cómo reaccionamos segn nuestros propios intereses ante la cadena imantada del Poder. De cómo en ocasiones todo parece cambiar para que todo pueda seguir igual. De quiénes propician y amparan la violencia como una voladura controlada. De la colisión permanente entre los intereses individuales y los colectivos. En definitiva: de la condición humana capaz de los actos más generosos y esforzados pero también de los más míseros y atroces. Pero lo cierto es que no pudimos apreciar esta capa significante de tanto valor añadido y se nos quedó el mismo Lope de siempre con algo menos de su habitual fuelle.
Hernández-Simón busca entender las razones que hacen que como ciudadanos repitamos una y otra vez el error de permitir ser gobernados de forma despótica, pues entendemos que la complicidad del pueblo, bien sea por acción o por omisión, es el caldo de cultivo necesario para el alzamiento de la injusticia institucional. Y la bsqueda de los motivos por los que nos resulta tan sencillo mirar hacia otro lado, como individuos y como sociedades, es el verdadero reto al que nos enfrenta el magnífico texto de Lope. Lo cierto es que no hay que llegar a Lope para comprender que los pueblos tienen experiencia, que esa experiencia les dice que el poder corrompe, y que por tanto suelen resignarse a grados de corrupción llevaderos sin querer romper la baraja por si las moscas.
El caso es que adaptador y director parecen tener lecturas propias que superponer a la intención del autor y con ello repiten el pecado de arrogancia que todas las generaciones cometen con los clásicos antes de darse cuenta de que no les llegan ni a la suela del zapato. Por fortuna, los mensajes subliminales están controlados y no hay grandes distorsiones. Pero con tanta facundia sufre lo fundamental, transmitirnos un Fuenteovejuna potente, emocionante y aleccionador.
Fuenteovejuna fue escrita en tres actos hacia 1613, tomado de un hecho histórico en el pueblo cordobés del mismo nombre en tiempos de los Reyes Católicos. Y ha llegado a conseguir categoría de símbolo, el de la rebelión colectiva contra la ignominia, el de la venganza popular desesperada contra el abuso de poder: Los de Fuente Ovejuna, una noche del mes de abril de mil y quatrocientos y setenta y seis, se apellidaron para dar la muerte a Hernán Pérez de Guzmán, Comendador Mayor de Calatrava, por los muchos agravios que pretendían averles hecho. Y entrando en su misma casa le mataron a pedradas, y aunque sobre el caso fueron embiados juezes pesquisidores que atormentaron a muchos dellos, assí hombres como mugeres, no les pudieron sacar otra palabra más désta: Fuente Ovejuna lo hizo.
Sin embargo, hay un contexto fundamental que a menudo no se valora suficientemente, centrados directores y versionistas en el más morboso derecho de pernada, y es que tras el pretexto del abuso sexual del Comendador Mayor de Calatrava, la rebelión tiene como fondo la lucha del partido de Juana la Beltraneja con los partidarios de Isabel la Católica. Y que siendo el Comendador un beltranejo derrotado, el pueblo tiene más fácil el perdón de los católicos reyes vencedores Isabel y Fernando.
Un elenco de 23 actores sobre el escenario es el mayor atractivo de esta puesta en escena. Un reparto coral que funciona al unísono en el que la Joven Compañía despliega dotes y sapiencia encabezado por la pareja protagonista de Paula Iwasaki como Laurencia y Pablo Béjar como Frondoso, pero sin que queden atrás en absoluto ni ellas -Ariana Martínez en Pascuala, Loreto Mauleón en Jacinta- ni ellos -Aleix Melé como el alcalde y Esteban, y Carlos Serrano como Mengo-, por citar los papeles secundarios más destacados. Son el pueblo de Fuenteovejuna y actan todos a una, a un nivel muy superior al de las autoridades, que comenzando con Jacobo Dicenta en el papel estelar del Comendador Fernán Gómez y terminando con Raquel Varela como la Reina Isabel y Miguel ngel Amor como el Rey Fernando, resultan envarados, aquel en su permanente rictus de asco, estos en su ridículo devenir por escena, su absurda caracterización y su cursi parlamento.
No nos gustó el enfoque general aplicado a la métrica por la nueva asesora de verso de la CNTC, Chelo García, preso de cierto soniquete repetitivo y cansino, y nos pareció casi inaceptable la pobreza escenográfica puesta en pie por Bengoa Vázquez. Gran vestuario de época de Beatriz Robledo en lo referente al pueblo llano, pero artificioso en maestres y comendadores, y de baraja antigua en cuanto a los muy católicos reyes. El elemento más destacable de la representación lo constituyó la msica original, la interpretación en directo y las coreografías que la acompañaron.
lvaro Renedo ha trabajado con criterio el espacio sonoro y reflejado las dos dimensiones contrapuestas; explica que tiñe al poder con pinceladas atonales, sintetizadores que envuelven a los Reyes Católicos y contrabajo para el Comendador, y describe el anhelo catártico y violento de la liberación mediante percusiones electrónicas e instrumentos eléctricos. En el extremo contrario, Fuente Ovejuna se configura a través de un enfoque rítmicamente más definido y tonalmente más asentado, de forma que la visión de lo pblico se manifiesta viajando desde el contrapunto o la homofonía a cuatro voces de las canciones ceremoniales y protocolarias hasta la fiesta por tanguillos de Cádiz del tercer acto, pasando por la bulería, la jota, el aurrezku o la zamba, además del diálogo entre voz y guitarra presente en todas las tradiciones. Fuente Ovejuna encuentra su identidad en el conflicto que encierra el compás de siguiriya, que obliga a convivir en su composición de amalgama al motor ternario con el freno binario: la necesidad de la acción enfrentada a la imposibilidad de llevarla a cabo. La decisión y el miedo luchando en una jaula de doce tiempos pugnando con el primitivo y silencioso grito ancestral que nace del dolor. Así nos gustaría que todos los componentes de los equipos artísticos teatrales explicaran su trabajo en los dossieres que los departamentos de prensa nos facilitan. Con parecido detalle debería explicar Alberto Conejero la versión que ha hecho, no la teoría sino la práctica: que quito, que modifico y que dejo intacto.
Conejero, con trece años menos de edad, sigue los pasos de Miguel Del Arco en nuestro panorama dramatrgico. Izado tanbién a las nubes de la forma caprichosa que tienen a gala esos Premios Max tan discutibles, a partir de ese momento su trayectoria es de autopista de peaje. Empalma los montajes a velocidad de crucero y an tiene tiempo de criticar las críticas que recibe. Sobre su anterior propuesta, Ushuaia (ver nuestra reseña), declaraba estos días en El Mundo: Ciertos comentarios (no puedo denominarlos críticas) inmediatos al estreno Creo que allí se movían cosas que nadan tienen que ver con el pensamiento, ni con la reflexión, y quizá tampoco con el teatro, porque nada pude aprender de ellos. Y yo deseo aprender, recibir esa mirada crítica que me haga crecer. Por eso no me detengo en ese tipo de comentarios. Yo debo estar del lado de la creación, de mi camino como autor y del amor absoluto que le tengo a la escena.
La versión ha incluido algunos textos de otras piezas de Lope y se ha rejuvenecido en sus personajes. Prescinde de explicitar el contexto político y su influencia en el desenlace. El debate en los Versos 275-444 sobre el amor en sus concepciones aristotélica, pitagórica y platónica resulta ininteligible. Se ha podado con buen criterio un buen trozo del comienzo del segundo acto. La puesta en escena tiene altibajos y se recurre en demasía a un griterío contraproducente. Las torturas del pesquisidor en el tercer acto sustituyen el potro de tormento por un capuchón dañando la escena. Destaca la presencia colectiva del pueblo y se echa en falta una más compleja escenografía.
VALORACIÓN DEL ESPECTCULO (del 1 al 10)
Interés: 8
Versión: 7
Dirección: 7
Interpretación: 7
Escenografía: 6
Producción: 6
Programa de mano: 6
Documentación a los medios: 6
CNTC
Teatro de la Comedia (C/Príncipe, 14)
Joven Compañía Nacional de Teatro Clásico
Fuente Ovejuna, de Lope de Vega
Versión: Alberto Conejero
Dirección: Javier Hernández-Simón
Del 19 de mayo al 11 de junio
Reparto por orden de intervención:
Jacobo Dicenta: Comendador Fernán Gómez
Marçal Bayona: Flores
Mikel Aróstegui: Ortuño/Juez
Alejandro Pau: Maestre de Calatrava/Pueblo
Paula Iwasaki: Laurencia
Ariana Martínez: Pascuala
Loreto Mauleón: Jacinta
Pablo Béjar: Frondoso
Almagro San Miguel: Barrildo
Carlos Serrano: Mengo
Kev de la Rosa: Juan Rojo
Aleix Melé: Esteban, alcalde
David Soto Giganto: Cuadrado
Raquel Varela: Reina doña Isabel
Miguel ngel Amor: Rey don Fernando
Daniel Alonso de Santos: Don Manrique/Pueblo
Sara Sánchez: Viuda 1/Pueblo
Marina Mulet: Viuda 2/Pueblo
Nieves Soria: Inés
Silvana Navas: Olalla
José Fernández: Cimbranos/Pueblo
Carolina Herrera: Campesina 1
Cristina Arias: Campesina 2
Equipo artístico:
Coreografías: Marta Gómez
Asesora de verso: Chelo García
Iluminación: David Hortelano
Espacio sonoro y msica original: lvaro Renedo
Vestuario: Beatriz Robledo
Escenografía: Bengoa Vázquez
Espectáculo patrocinado por Loterías y Apuesta del Estado
Funciones: miércoles a sábado: 20 h. martes y domingo: 19 h. Lunes descanso
Precios: de 4 a 24
Venta de entradas:
Taquillas de teatros del INAEM (Auditorio Nacional de Msica, Teatro María Guerrero, Teatro Valle-Inclán y Teatro de la Zarzuela) en sus horarios habituales de venta anticipada (consultar cartelera o web de los teatros).
Teléfono: 902224949
Internet: www.entradasinaem.es
Gira: Festival de teatro Clásico de Cáceres (16 de junio), Centro Niemeyer, Avilés (8 de julio), Festival Olmedo Clásico (14 de julio) y Festival de Almagro (19 a 23 de julio).