Tras la lectura de la primera serie compuesta de cinco tomos en papel (once digitales) de esta ingente obra estoy convencido que los motivos por los que el periodista y escritor José Catalán Deus emprendió en 2009 la colosal tarea de abordar la poco trillada historia política completa de la España del ltimo medio siglo, es el noble empeño de la bsqueda de la verdad.
La primera pista comienza en el Tomo I con la dedicatoria recordando a Benito Pérez Galdós y sus Episodios Nacionales. Con los agradecimientos a los participantes, protagonistas, testigos y estudiosos, además de los sobrios pero inequívocos prólogo, introducción y preámbulo, es evidente que Catalán Deus entendió, antes de escribir la primera línea, que su propósito exigía del rigor y amplitud extensional de ese medio siglo, amén de los aportes sectoriales, testimoniales y documentales.
En consecuencia, el autor indaga y describe causas y universos culturales, ideológicos, históricos y políticos a través de la redacción del cronista meticuloso que evita los juicios morales apriorísticos o el camuflaje con disfraces y máscaras de neutralidad. Sin frialdad alguna, incluso manifestando claramente su repudio a la opresión, la injusticia, el sectarismo y la falta de compasión, Catalán Deus se distancia de la reivindicación sectaria y de la institucionalización de la memoria histórica, para relatar con precisión los acontecimientos y los detalles y causas que los pueden explicar.
El subtítulo del primer tomo dice mucho: Los años 60: El nacimiento de una quimera. Con los prochinos al Proceso de Burgos pasando por Mayo del 68 sustanciado con el relato detallado de la primera escisión del Partido Comunista de España en 1964, motivada por la suma del giro táctico de 1956 determinado por la aprobación de la Política de Reconciliación Nacional, fruto de la táctica de la URSS de coexistencia pacífica tras el estalinismo, más el conflicto chino-soviético.
Meter en la primera línea de la historia, el escabroso parto que permitió el nacimiento del Partido Comunista de España marxista-leninista -PCE (ml)- no es baladí, sobre todo si se tiene en cuenta que el autor pretende abordar las raíces y vericuetos que, desde el tardofranquismo, pasando por la transición, y las fases del Estado de las Autonomías reconocidas como Felipato, Aznarato y Zapatarazo, más las derivadas de los nacionalismos supremacistas, surge de cualquier sitio menos de la nada, un partido posmarxista y laclaudiano llamado Podemos. De esta manera, pronto se comprenden los enlaces entre geoestrategia, equilibrio de fuerzas y poderes, y la función de las ideologías, tácticas y represión en aquel contexto de guerra fría y tardofranquismo.
En el segundo tomo se emprende los primeros años 70, mencionando afanes de juventud y una pretendida senda revolucionaria contra el franquismo. Entonces surge el Ricardo Acero que en el primer tomo se presenta como alguien quien desde hace cuatro décadas intenta explicarse como pudo caer preso del maoísmo más dogmático y entusiasta como por ensalmo y apenas comenta anécdotas, ahora se ha transfigurado en el militante del PCE (ml) que testimonia y procura argumentos y datos que cohesionan el relato. Ha llegado el momento de formar el Frente Revolucionario Antifascista y Patriota (FRAP) deciden Elena Odena y Raul Marco, con la inestimable colaboración del exministro de estado de la II Repblica y miembro del PSOE Julio lvarez del Vayo. Entonces aparecen propuestas concretas muy interesantes para el buen entendedor, por ejemplo, que el segundo punto del programa del FRAP hoy suena familiar, mejor dicho; actual: El establecimiento de una Repblica Popular y Federativa que garantice las libertades democráticas y los derechos para las minorías nacionales.
La enorme actividad de aquel minoritario grupo, perseguido pero capaz de captar militantes entregados a la causa, parece imparable y logra, en condiciones precarias de clandestinidad, un considerable nmero de militantes e influencia social. Sin embargo, cuando la organización empezaba a movilizar sectores juveniles, durante la primera manifestación de masas que convoca el 1 de mayo de 1973, es asesinado de un navajazo un policía y otros son heridos. La reacción del régimen es brutal, cientos de militantes son apresados, incluido Ricardo Acero. Pero el FRAP no termina de ser desmantelado.
El tercer tomo describe 1974 como el año decisivo con la proclamación del FRAP, aunque sobrepasa en importancia el magnicidio de Carrero Blanco y en significancia sobre el ánimo del régimen, la ejecución por garrote vil de Puig Antich. Sabemos la trascendencia del magnicidio de Luis Carrero Blanco, pero creo que algo menos la complejidad que rodeo aquel suceso, complejidad que Catalán Deus va descifrando con paciencia y datos como nadie que conozca ha hecho hasta ahora. Y no menos importante fue la interpretación que la muerte de Carrero como continuador del franquismo con Franco moribundo, hicieron tanto los franquistas como los antifranquistas.
De la interpretación que hizo la cpula del PCE (ml)-FRAP trata el tomo IV, al decidir el inicio de la lucha armada a principios de 1975, los subsiguientes atentados mortales y la consiguiente represión del asustado gobierno de Arias Navarro que culminó con las condenas de muerte de varios miembros del FRAP. A pesar de las reclamaciones pidiendo clemencia, el ltimo consejo de ministros presidido por Francisco Franco otorgó el placet para fusilar a cinco condenados. El 27 de septiembre de 1975 fueron fusilados los tres miembros del FRAP: José Luis Sánchez-Bravo, José Humberto Baena Alonso, Ramón García Sanz y de dos de ETA: Juan Paredes Manot Txiki y ngel Otaegui Etxebarría.
Las repercusiones políticas y sociales de estos acontecimientos no fueron las previstas por aquel gobierno, pero mucho menos por los dirigentes del FRAP. Los franquistas irredentos fueron sustituidos, mientras que la chispa que debía encender la pradera revolucionaria no prendió. Estos son los asuntos que aborda el Tomo V, donde se enumeran y destacan las dificultades con que se iniciaba la Transición.
La primera serie Del FRAP a Podemos que termina con la transición, pronostica un segundo estudio sobre el Estado de las Autonomías tan rico en detalles y documentos como el primero. Lejano del campo de batalla ideológico en que trascurre buena parte de la historiografía de España, Catalán Deus prefiere la investigación positiva, algo hoy tan infrecuente como estimulante.