Una adaptación teatral de un relato de hace cuarenta siglos, -la más antigua obra literaria conocida cuya influencia es notoria en la Biblia y la Odisea-, tiene bastante de original e interesante. La compañía Aidos Teatro lo ha intentado con puesta en escena rudimentaria e interpretación pasable. Lo mejor es escuchar en este texto enigmático las mismas preguntas que hoy nos hacemos sobre nuestra existencia. Y comprobar que tampoco tiene respuestas.
Cómo dar en el lenguaje del mundo de la luz, los mensajes que vienen de las profundidades y que desafían la palabra? Cómo transcribir en términos de sí y no revelaciones que convierten en contrasentido cualquier intento de definir las parejas de contrarios? Cómo comunicarse con personas que insisten en encontrar en la exclusiva evidencia de sus sentidos el mensaje del vacío omnigenerador? Las preguntas del gran experto en mitología comparada Joseph Campbell son citadas por el creador de este espectáculo para justificar sus dificultades. Alex Rojo explica haber realizado un montaje en código onírico, con una amalgama de danza contemporánea, teatro físico, lucha escénica, acrobacia y msica en directo, y una puesta en escena en lenguaje no naturalista, a fin de ensalzar el carácter museístico del montaje, con minuciosa reconstrucción del arpa real de plata de Ur, del hacha kopesh, de vestuario y mascaras de madera, barro cocido y piel de cabra, con una incorporando el cráneo real de un toro bravo.
Cierto es que la sala pequeña del Fernán Gómez no se presta a goyerías, pero cierto es también que el balance del espectáculo a pesar de los ingredientes citados resulta decepcionante. La dramaturgia liga con dificultad los sucesivos episodios de la historia y plantea a escasa distancia de los espectadores escenas de esfuerzo físico que resultan casi desagradables. El reparto no consigue instalarse en un terreno cómodo, entre la descripción y la actuación, entre el recitado y la declamación, y el espectador tampoco termina de situarse ante la propuesta. Quizás hubiera sido mejor distanciarse, contarnos la historia en vez de representarla.
Hay que saberse el argumento previamente para no perderse. El pueblo de Uruk tiranizado por el rey legendario Gilgamesh, pide a los dioses que envíen un salvador que los libere. Es Enkidu, un ser mitad bestia salvaje, igual en fuerza a Gilgamesh, al que vence en combate y perdona la vida, haciéndose así inseparables amigos y amantes, emprendiendo un viaje en busca de la gloria para lo cual se enfrentan a criaturas mitológicas desafiando el designio divino. Como castigo los dioses enferman y hacen morir a Enkidu, y Gilgamesh emprende un viaje vagando por la estepa en busca de su antepasado Utanapisthim quien sobrevivió al diluvio y mora junto a los dioses, a fin de que le revele el secreto de la inmortalidad. Se negará este, pues no está al alcance de ningn humano conocer tal cosa, aunque le dirá donde encontrar la planta sagrada que da la juventud eterna, lo cual viene a ser lo mismo. Pero cuando regresa a casa y se las promete felices, la planta le será arrebatada en circunstancias extrañas, porque lo que no puede ser, es además imposible. Gilgamesh es el primer héroe trágico de nuestra cultura y este poema sumerio es la primera de las epopeyas.
La dirección actoral no consigue que el elenco, formado por ngel Mauri, Alberto Novillo, Alfonso Luque, Macarena Robledo e Irene lvarez resulte más de discreto, con los tres ltimos en varios diferentes papeles, ngel Mauri como el hercleo Gilgamesh y Alberto Novillo como el enviado Enkidu. Ni existe la suficiente solemnidad para una escenificación naturalista ni se procura un distanciamiento narrativo en su lugar. Los actores no consiguen encajar en tan difíciles personajes.
Ignoramos si ha habido otras versiones teatrales por esos mundos. Si que, casualmente, la temporada pasada hubo una versión en catalán, coproducción del Grec 2018 Festival de Barcelona y La Perla 29, dirigida por Oriol Broggi. La compañía Aidos Teatro, formada en 2014, ofreció en enero en la Casa rabe una lectura dramatizada del poema a partir de la cual ha surgido esta versión teatral casi ocho semanas en cartel y al parecer va muy bien de taquilla.
VALORACIÓN DEL ESPECTCULO (del 1 al 10)
Interés: 7
Dramaturgia: 6
Dirección: 6
Interpretación: 6
Escenografía: 5
Msica: 7
Producción: 5
Programa de mano: 5
Documentación a los medios: 7
Teatro Fernán Gómez
Sala Jardiel Poncela
Gilgamesh
Dramaturgía y dirección: Alex Rojo
Compañía Aidos Teatro
Del 8 de febrero al 3 de marzo de 2019
Reparto: ngel Mauri, Alberto Novillo, Alfonso Luque, Macarena Robledo, Irene lvarez
Espacio éscenico: lex Rojo y Alberto Romero
Msica Original y ambientación sonora: Alex Rojo
Iluminación: Carlos E. Laso
Diseño de vestuario y ambientación: Alberto Romero
Creación de Máscaras y Construcción de instrumentos: Cadmio 48.
Duración: 95 minutos
Horario de funciones:De martes a sábados: 20.30 h -Domingos: 19.30h.
Entrada general: 16martes y miércoles: 14.