guía cultural

Moby Dick y el capitán Pou

José Catalán Deus | Miércoles 27 de febrero de 2019

Si consiguió leer la novela, esta adaptación teatral de 80 minutos le parecerá un tentempié. Si nunca pudo terminarla, apreciará más su concreción en un monólogo llevadero dentro de un montaje sobresaliente ayudado por dos actores secundarios. Una producción formidable de un notable espectáculo.

La narración de Ismael, un joven aventurero que llega a la isla de Nantucket, en las costas de Massachusetts, dispuesto a enrolarse como marinero en cualquier barco que vaya a la caza de ballenas, ha pasado a ser la locura de Ahab, el obsesionado capitán del Pequod, que parte a la mar con Ismael y una tripulación que pronto descubrirá que no son un barco ballenero cualquiera, sino el instrumento nefasto del demencial plan de Ahab de viajar a los confines del mundo para encontrar a un legendario cetáceo frente al que perdió una pierna hace años al tratar de arponearlo. Consumido por esta obsesión se convierte en un desalmado al que no le importará sacrificarlo todo, incluso su vida, por cumplir su venganza, matar a la ballena blanca.

Si la adaptación de la famosa novela de Herman Melville y la idea de su puesta en escena no estuvieron desde el principio supeditadas a que el capitán fuese encarnado por José María Pou, lo parece sin duda. En sinfín de personajes y ambientes del texto original es sacrificado al recital interpretativo del capitán Pou desde el escenario. Y es esta decisión la que condiciona el reduccionismo excesivo a que queda sometido el texto original. Faltarían más peripecias y sobre todo una mayor presencia humana para que la gesta alcanzara las dimensiones épicas con que fue concebida y la actuación de Pou no terminara por ser repetitiva y un poco cargante. Este actor catalán encumbrado en la Cataluña del procès goza allí de un predicamento que no hemos visto nunca confirmado en sus actuaciones por acá, ya fuera en A cielo abierto en 2013 (ver reseña), donde figuraba también como director, en Tierra de nadie de Harold Pinter en 2014 (ver reseña), o en Sócrates. Juicio y muerte de un ciudadano en 2016 (ver reseña), a las órdenes de Mario Gas. Le vemos siempre hacer de sí mismo, como si fuera José Bódalo y otros actores de aquella generación peor preparada que la actual. No nos convencen la mueca permanente que exhibe ni el soniquete continuo de sus parlamentos, y nos parece que sobreacta para impresionar al pblico, lo cual es su derecho y lo cual parece ser efectivo- Pero lo cual nos parece poco matizado y cobertura que tapa cualquier dilema existencial en la cabeza de este ser desgraciado que sin duda debe tener momentos de lucidez y remordimientos de conciencia a pesar de estar tan martirizado por el dolor de la pierna amputada, por sus pesadillas furibundas, por el presagio claro de caminar director a la muerte.

Acompañan al capitán Ahab/Pou, Óscar Kapoya como el grumete temeroso Pip -un personaje que resulta artificioso, y Jacob Torres desdoblado al parecer (no estamos seguros) en Ismael y el oficial Starbuck. Pero aunque se prodigan por parecer más de dos, no cubren la laguna principal de la versión teatral, el vacío en este ballenero sin tripulación a pesar de un montaje sensacional con Miguel ngel Raióes a cargo de una película oceánica incesante, de una convincente composición musical y sonora de Jaume Manresa, todo ello para mayor mérito de una muy bien ideada escenografía de Beatriz San Juan que se ocupa también del verídico vestuario.

El trabajo de organizar Moby Dick en mi cabeza y desbrozar el libro de Melville en busca de su elixir ha sido una de las experiencias más fundamentales que he vivido. En 2015 empecé a elaborar a solas por las noches un resumen pormenorizado de sus 700 páginas,sin saber muy bien por qué lo estaba haciendo. Pasaron varios años, a través de la monumental imperfección del libro, compartiendo su ansia por lo exhaustivo, triste y necesaria a la vez como cualquier utopía, dice Cavestany. En realidad nuestro Moby Dick es más la historia de Ahab, o más bien la pesadilla de Ahab Cómo alguien tan lleno de maldad, obsesión destructiva, violencia, odio, puede suscitarnos empatía, incluso admiración a veces nos hace pensar que somos capaces de todo. Para lo bueno y para lo malo, dice Andrés Lima. Sé que me tengo que enfrentar a Ahab con la misma pasión, valentía y determinación con que Ahab se enfrenta a la ballena. Con la misma locura. O puede que incluso más, explica José María Pou.

La obra lleva un recorrido de éxito desde su estreno en Barcelona en enero de 2018, viajando hasta Tenerife. A continuación irá a Murcia y Granada. Y es que es un gran espectáculo comprimido en un escenario pequeño y una duración ajustada. Si el capitán Pou bajara decibelios y varios figurantes llenaran de impulso colectivo el escenario -el caníbal Queequeg, el piel roja Tashtego y el negro salvaje Daggoo por lo menos- podría incluso mejorar el buen resultado obtenido por el tándem Cavestany-Lima.

VALORACIÓN DEL ESPECTCULO (del 1 al 10)
Interés: 7
Versión: 8
Dirección: 8
Interpretación: 7
Escenografía: 8
Producción: 9
Programa de mano: 8
Documentación a los medios: n/v

TEATRO DE LA LATINA
Moby Dick
Versión: Juan Cavestany de la novela de Herman Melville
Dirección: Andrés Lima
Del 8 de febrero al 10 de marzo de 2019
Duración: 90 minutos.

Reparto
José María Pou
Jacob Torres
Oscar Kapoya
Ficha artística

Escenografía y vestuario: Beatriz San Juan
Iluminación: Valentín lvarez (AAI)
Msica original y espacio sonoro: Jaume Manresa
Sonorización: Jordi Ballbé y Francesc Sitges-Sardà
Videocreación: Miquel ngel Raió
Postproducción videocreación: Miquel ngel Raió y Francesc Sitges-Sardà
Diseño y construcción prótesis cama DDT SFX: (Montse Ribé i David Martí)
Caracterización: Toni Santos
Ayudante de dirección: Anna Maria Ricart
Producción de Focus

Martes a viernes: 20:00 h. Sábados y domingos a las 19:00 h.
(Consultar horarios, pueden variar)
Precios: Patio de butacas, fila 1 y 2 Club, palcos Club: 27,00; Resto Club, Fila 1 anfiteatro, palcos anfiteatro: 24,00; Resto anfiteatro: 20,00.