Nuestra aclamada perfomadora escénica trae a Madrid -después de Avignon y Barcelona, por supuesto- su espectáculo anual, esta vez centrado en lo malos que son los críticos teatrales y lo desagradable que es morirse. Un monólogo exasperante de tres cuartos de hora seguido de escenas con jóvenos trajeados y jóvenas desnudas escoltando ancianos decrépitos. Despliegue de falos y vulvas, carreras de sillas de ruedas con liturgias cristianas. Y el recuerdo de San Juan Pablo II junto al de San Ingmar Bergman.
Angélica Liddell se apoya esta vez en el recuerdo idealizado del cineasta sueco, que dicen que detalló como debía ser su funeral, para anonadarnos con sus miedos y obsesiones, en otro despliegue de ego apenas disimulado con victimismo irritante en quien es niña mimada de la escena europea, ricachona dilletante que se pretende artista intocable, practicante inveterada del sugénero teatral de la autoficción más descaradamente soberbia.
Su perorata seudo lírica, seudo amarga, seudo rebelde, seudo espontánea (y más seudos), es tan demencial que ella misma la compensa con un reparto numeroso que durante la segunda parte del espectáculo intenta dar vida al escenario con una presencia numerosa de figurantes además de integrantes del Teatro Nacional de Suecia en una sucesión de retablos animados cuyo significado es imposible de averiguar. Todo para demostrar un desprecio insolente contra el que se atreva a criticarla, una infelicidad enfermiza, un pavor a la vida y un terror a la muerte muy suyo que cree representar al de los espectadores. Que en conjunto seguramente son menos neuróticos, pero que vienen a verla fascinados por la podredumbre, masoquistas que disfrutan con los latigazos anuales de esta buena señora tan pimpante.
Dice con toda la cara que quiere enfrentarnos al demonio final: no la Muerte, sino la Vanidad. Y para ello nos muestra la suya en todo su esplendor, el de una privilegiada de la decadente escena europea a la que todo parece poco, insaciable en su prepotencia injustificada, exhibicionista de unas sufrientes vivencias que parecen falsas, poco menos que la profeta Jeremías iluminándonos sobre lo que uno no se atreve a hablar en las cenas y sobre ese recorrido infantiloide en torno al pedo, culo, caca, pis que ella -más docta- llama la pornografía del alma. El apoyo institucional de la UE junto a la coproducción de siete importantes instituciones, entre ellos el Canal de Madrid y el Grec de Barcelona, le permite disponer de un reparto abundante y multinacional que bien colocado en escena ofrece los momentos más sugerentes.
Uno podría pasmarse de sus citas respetuosas al antepenltimo papa, de su recitado del padrenuestro, de los cantos litrgicos en pugna con los ruidos infernales, y de tantas invocaciones piadosas al más allá y a la vida eterna, que quizás sean sinceras reflexiones sobre su vacío espiritual o quizás trapisondas para aumentar el escándalo de sus seguidores. Siempre tiene que ir más lejos en sus osadías y truculencias, y esta vez hace lo que quizás nadie antes ha hecho en un escenario: lavarse la vagina en una palangana bien a la vista y luego escanciar el agua resultante sobre los espectadores de la primeras filas.
El Dämon del título es una palabreja que puede entenderse como equivalente a Demonio, ser mitológico de diferente naturaleza segn diversas culturas. También sirve para denominar complementos del TCP/IP (Transmission Control Protocol/Internet Protocol) para implementar determinadas funciones en el sistema operativo. Puede significar domesticar o avasallar. Damon es la forma inglesa del nombre griego derivado de damazein que significa dominar, conquistar o domesticar. En la Biblia, Damon significa el espíritu guardián . Todo eso y lo que quieran más.
Jaleada en los grandes medios europeos, representa junto con Almodóvar la imagen de la españa posfranquista, una imagen deplorable de vacía impostura, incoherencia intelectual y oportunismo desaforado. Como insulta, odia, maldice y abomina de cualquiera que la critique, vamos a repetir aquí para darla gusto algunas de las codas que la hemos dedicado en 16 años de soportar sus propuestas:
Una costilla sobre la mesa: Padre, 2022
La gran trasgresora de la escena francesa -y de rebote de la española-, nos trae un disparate desarticulado, un empacho de teorías oscuras visceralmente vomitado para estertor masoquista de sus seguidores, tristeza de quienes vislumbraban en ella una creciente madurez, compasión de los que la creen sincera, y desprecio de los que la ven una pertinaz simuladora oportunista.
Angélica Lidell y su costilla paterna
Una costilla sobre la mesa: Madre, 2020
Lidell se supera en este alegato sobrecogedor de una mujer madura a una madre a la que odió y con la que a su muerte se reconcilia en una ceremonia sacrificial de enorme impacto. La plural artista -poeta, dramaturga, actriz, performante- ofrece un gran espectáculo, más coherente, más auténtico, muy poblado. Una catarsis personal en la que rescata sus raíces y que seguramente influirá en su trayectoria vital y artística.
Una costilla sobre la mesa: Madre (y el Padre?)
The Scarlet Letter, 2019
La ltima entrega de nuestra dramaturga más reconocida en Europa contiene un audaz alegato contra el feminismo progre de salón y una bienvenida loa al género masculino, tan vilipendiado ltimamente. The Scarlet Letter es un farfullar de panfletos líricos sobre hermosos cantos sagrados que suenan a armenios o sufíes, un despliegue permanente y masivo de masculinos desnudos integrales y retadores en un hermoso montaje escarlata de composiciones pausadas, de trama ininteligible, factura desigual e indudable avance sobre anteriores cosas suyas.
Angélica apología del falo diabólico
TODO EL CIELO SOBRE LA TIERRA (EL SÍNDROME DE WENDY), 2013.
Tras veinte años de patearlo todo, a nuestra más polémica, famosa e internacional autora y directora le ha llegado el momento de emprenderla con las mujeres que son madres, con las mujeres que quieren ser madres y sobre todo con las mujeres que están contentas de ser madres. En el lado malo de los cuarenta, cuando ya parece claro que nunca será miembra del club, Angélica Lidell vuelve a ejercer de brutal verdugo contra las ideas y formas de vivir que no comparte, de disidente oficial y subvencionada de este y otros reinos europeos, de sádica oficiante para pblicos masoquistas. Pero su propuesta además de excesos exhibicionistas y una mala leche de antología, tiene talento, un texto repetitivo con algunas partes brillantes, un gran trabajo interpretativo, una escenografía impactante, excesiva duración y un monólogo sobre el dolor de los inadaptados a la masa, a la gente y a las ceremonias sociales realmente brillante. Desigual, desmedida y siempre deslabazada. Más performer que Marina Ibramovic pero insensata sublimadora de frustraciones por la vía del exabrupto. Un producto muy carpetovetónico, en la línea de Pedro Almodóvar o Calixto Bieito, el tópico calenturiento que nos representa en Europa.
La mala Angélica odia a la buena Wendy
Ping Pang Qiu, 2013
Cada dos años la Comunidad de Madrid se cita con Angélica Lidell, uno de nuestros dramaturgos más famosos y premiados de la generación de los 60-70, la que ya tiene el poder pero sigue pensando que es joven y pura. Esta vez se trata de Ping Pang Qiu, un montaje de casi dos horas de duración presentado bajo la etiqueta de teatro documental. Relata su acercamiento a la cultura china y su descubrimiento de aquel terrible episodio de su historia reciente que se denominó La Gran Revolución Cultural Proletaria y no terminó en genocidio por poco. No es propiamente una obra dramática habitual con argumento, personajes, diálogos, sino un relato de su acercamiento al tema mediante sugerencias visuales y sonoras, discursos vibrantes, repeticiones insistentes del aria más famosa de Orfeo ed Eudridice (la ópera de Gluck), citas del Libro Rojo de Mao y del El libro de un hombre solo de Gao Xingjian, y un conjunto de ocurrencias graciosas, desde la actuación de una máquina automática de la lanzar pelotas de ping-pong a la ingesta colectiva y posterior siembra de tallarines a la china.
Ping Pang Qiu: Angélica Lidell se hace prochina pero no maoísta
MALDITO SEA EL HOMBRE QUE CONFÍA EN EL HOMBRE: UN PROJET DALPHABÉTISATION, 2011.
Es una obra tan larga y pretenciosa como su título, destinada a consagrar a Angélica Lidell como rebelde oficial del reino. No importa que sea una floja performance, que carezca de novedades y originalidades reseñables, que sea insoportablemente aburrida y obscenamente pretenciosa. Si no tuviera tantas y tan cerradas defensas en el Establishment cultural la juzgaríamos con más indulgencia. Si nos dejáramos llevar por la compasión y la empatía que nos genera su sufrimiento existencial, ejerceríamos la -tan despreciable para ella- misericordia, un arma de humanidad mucho más potente que sus provocaciones de énfant terrible tan antiguas y tan estériles. El emperador está desnudo pero no conviene decirlo.
Una cierta impostura, señora González, por J.C.Deus
LA CASA DE LA FUERZA, 2009
Debo confesarlo: me fui en el primer descanso, poco más de una hora después de iniciado este espectáculo de cinco horas de duración al que le sobran cuatro. Tedioso, vacío, balbuceante, pretencioso. Angélica Liddell ocupa casi en exclusiva la representación teatral española en este Festival de Otoño de la Comunidad de Madrid. Llegaba precedida de admiración sin límite. Pocos se atreverán a decir la verdad. La casa de la fuerza es un fiasco.
La desmesurada casa de Angélica, por J. C. Deus
Aproximación al espectáculo (del 1 al 10)
Interés, 7
Texto, 6
Dramaturgia, 6
Dirección, 7
Interpretación, 8
Escenografía, 6
Producción, 8
Documentación para los medios, 6
Programa de mano, n/h
ANGÉLICA LIDDELL
DÄMON. El funeral de Bergman
Del 13 al 20 de septiembre de 2024
Sala Roja. Duración: 2 h (sin intermedio)
Idiomas: español, francés y sueco (con sobretítulos en español)
AVISO: Algunas escenas de este espectáculo pueden herir la sensibilidad del pblico.
Con: David Abad, Ahimsa, Yuri Ananiev, Nicolas Chevallier, Guillaume Costanza, Electra Hallman, Elin Klinga, Angélica Liddell, Borja López, Sindo Puche, Daniel Richard, Tina Pour-Davoy, Nemanja Stojanovic y la colaboración especial de Erika Hagberg, sastra del Dramaten
Texto, puesta en escena, escenografía y vestuario: Angélica Liddell
Iluminación: Mark Van Denesse
Sonido: Antonio Navarro
Asistente de dirección: Borja López
Regiduría: Nicolas Guy Michel Chevallier
Director técnico: André Pato
Director de producción: Gumersindo Puche
Producción: Atra Bilis / Iaquinandi SL
Coproducción: PROSPERO Extended Theatre*, Festival dAvignon, Odéon-Théâtre de lEurope, Teatros del Canal-Madrid, Théâtre de Liège, The Royal Dramatic Theatre, Dramaten, Stockholm, GREC Festival de Barcelona
* PROSPERO es un proyecto cofinanciado por el programa creativo europeo de la Unión Europea, que está liderado por Le Théâtre de Liège, Emilia Romagna Teatro Fondazione Modena, São Luiz Teatro Municipal Lisboa, Gteborgs Stadsteater, Hrvatsko narodno kazaliste u Zagrebu, Teatros del Canal Comunidad de Madrid, Schaubhne Berlin, Teatr Powszechny Warszawa, Odéon Théâtre de LEurope Paris et ARTE.
De martes a sábado
20.30 h
Domingo
19.00 h
Platea (filas 1-14) 40
Platea (filas 15-18) 35
Anfiteatro (filas 1-4) 30
Anfiteatro (filas 5-6) 9