guía cultural

De ‘Don Giovanni’ a Giovanotto

José Catalán Deus | Martes 05 de enero de 2021

Sobre un libreto jocoso, Mozart escribió una ópera bufa en la que el trascendente drama El burlador de Sevilla y convidado de piedra de Tirso de Molina adquiere tintes ilustrados. El Teatro Real nos ofrece la enésima lectura libérrima de una de las óperas más famosas y representadas, con una puesta en escena tan espectacular que casi se come la partitura.

La leyenda de Don Juan, el libertino castigado desde el más allá por sus excesos, ha constituido un mito cultural universal que todavía subsiste aunque deteriorado en nuestros días, en los que el protagonista ha pasado de malvado pecador a rebelde heroico o enfermizo machista. La ópera de Mozart lo presenta más bien como un fantoche. Esta producción dirigida por el alemán Claus Guth estrenada en el Festival de Salzburgo en 2008 profundiza en el tono de farsa, presenta a sus tres conquistas femeninas más como féminas deslumbradas que como mujeres víctimas, hace de su criado, amigo y confidente Leporello el hérore de la trama, y ubica la acción en un bosque siniestro que girando sobre sí mismo acoge sucesivamente los nueve cuadros de la obra en una sensacional escenografía metarrealista de Christian Schmidt que potenciada por una certera iluminación espectral de Olaf Winter consigue un efecto tan poderoso, y una sucesión de imágenes tan cinematográficas, que lleva casi en algunos momentos a sentir la excelsa msica como simple banda sonora.

La plataforma circular giratoria donde discurre la acción no es nada novedoso en los escenarios, pero su uso por el equipo artístico es de lo más logrado que hemos presenciado y eso que la producción ya tiene una docena de años a las espaldas. Y al mismo Schmidt corresponde un vestuario actual que hace de criado y amo una pareja de macarras, sucios y tirados, borrachuzos de cerveza tirando las latas a la volea, medio yonqui Leporello, vicioso este Giovanotto/Juanón, en una ambientación muy lograda con parada desvencijada de autobuses y baqueteado coche incluidos. Guth ha dirigido en el Teatro Real anteriormente Parsifal (2016) (ver nuestra reseña), Rodelinda (2017) (ver nuestra reseña) y Lucio Silla (2017) (ver nuestra reseña), -en la que Schmidt aplicaba similar solución escenográfica giratoria-, siempre dejando claro que a su afán de protagonismo une solvencia. Puerde decirse quer de alguna manera sigue la huella heterodoxa que el ruso Dmitri Tcherniakov imprimió a la anterior producción de esta ópera en el Real en el 2013 (ver nuestra reseña), pero transformando el absoluto fiasco que fue esta, en logro personal gracias a sus buenas artes.

Siendo sobresaliente la puesta en escena, es de auténtica traca la dirección actoral para la que Guth ha contado con la inestimable ayuda de un equipo contundente, la dramaturga Ronny Dietrich y los coreógrafos Ramses Sigl y Michael Schmieder. La ópera en general ha progresado enormemente en lo que a interpretación actoral de los cantantes se refiere, pero este Don Giovanni es paradigmático: no solo en el movimiento y la expresividad individuales y colectivos, sino incluso en el tono, en el énfasis de los recitativos, que los dota de una nueva vida, un doble sentido y una ironía distanciadora verdaderamente deliciosos.

Todos estos aciertos acompañan al uso y abuso de excesivas libertades sobre el libreto. Sirva de ejemplo que el comendador antes de morir hiere a don Juan de un disparo en el estómago, así que el protagonista se pasa la obra sangrando, desvaneciéndose y casi agonizando hasta desplomarse al final en una tumba bien terrenal sin bajar a los infiernos. Sirva también que Leporello habla con la estatua del comendador dirigiéndose a un árbol tronchado. Sirva en fin que toda la trama ha sido trasladada a un bosque y en ella se citan palacios, puertas, estancias y otras precisiones espaciales que resultan lógicamente extemporáneas.

En cuanto a la dirección musical, Ivor Bolton no solo demostró su pericia mozartiana sino que se atrevió a dar un paso arriesgado dotando a la partitura de una atmósfera adecuadísima y en perfecta sintonía con la intencionalidad de la dirección artística, al frente de una orquesta que sonó convincente. En tal contexto, el primer reparto se mostró a la altura de las circunstancias. El do protagonista que la estrenó en Salzburgo hace doce años estuvo en el escenario del Real: si destacó sobre manera el bajo-barítono hispano-uruguayo Erwin Schrott en un Leporello arrollador, el barítono Christopher Maltman como Don Giovanni dejó clara su mucha experiencia en este papel al que ha ido volviendo todos estos años.

El trío de sopranos aprovechó tan excelentes papeles femeninos para bordar los suyos, ya fuera la Donna Anna de la estadounidense Brenda Rae, la Donna Elvira de la alemana Anett Fritsch o la Zerlina de las británica Louise Alder. Mozart atribuyó los tres papeles a sopranos y las tres pusieron en juego voces hermosas, templadas y con ese toque leve de oscuridad que hoy se impone frente al sopranismo agudo de antaño. Demasiado similares en nuestra humilde opinión: se hubiera necesitado de más contraste vocal e incluso físico entre ellas como broche definitivo a un montaje redondo pero escorado. El Don Ottavio de Mauro Peter y el Masetto de Krysztof Baczyk resultaron más planos, pero ya son personajes incómodos de partida. Y el comendador de Tobias Kehrer resultó vocalmente tan impresionante como se necesitaba, aunque visualmente fuera menos contundente.

Quizás fueron dos Don Giovanni, el teatral y el musical, y el primero estuvo a punto de comerse al segundo, en vías de ese desmesurado protagonismo de la presentación escénica que en el mundo operístico ha sucedido a su anterior marginación tradicional. Escena gótica y msica romántica, el síndrome de disincronía de nuestra época.

Aproximación al espectáculo (valoración del 1 al 10)
Interés: 8
Dirección musical: 8
Dirección artística: 8
Voces: 8
Orquesta: 8
Escenografía: 9
Producción: 8

TEATRO REAL
Don Giovanni
Dramma giocoso en dos actos
Msica de Wolfgang Amadeus Mozart (1756-1791)
Libreto de Lorenzo Da Ponte, basado en El burlador de Sevilla (1616) de Tirso de Molina y en el libreto de Giovanni Bertati para la ópera Don Giovanni Tenorio o sia il convitato di pietra (1787)
18 dic, 20 10 ene, 21
Estrenada en el Teatro Nacional de Praga el 29 de octubre de 1787
Estrenada en el Teatro Real el 20 de abril de 1864
Producción de la Staatsoper de Berlín, procedente del Salzburger Festpiele

Equipo artístico
Director musical | Ivor Bolton
Director de escena | Claus Guth
Escenógrafo y figurinista | Christian Schmidt
Iluminador | Olaf Winter
Dramaturga | Ronny Dietrich
Coreógrafos | Ramses Sigl y Michael Schmieder
Director del coro | Andrés Máspero
Responsable de reposición | Julia Burbach

Reparto
Don Giovanni

| Christopher Maltman 18, 23, 26, 28, 30 dic; 2, 4, 8, 10 ene
| Adrian Erd 20, 27, 29 dic; 3, 7, 9 ene
El comendador
| Tobias Kehrer 18, 23, 26, 28, 30 dic; 2, 4, 8, 10 ene
| Goran Juric 20, 27, 29 dic; 3, 7, 9 ene
Donna Anna
| Brenda Rae 18, 23, 26, 28, 30 dic; 2, 4 ene
| Adela Zaharia 20, 27, 29 dic; 3, 7, 9 ene
| María José Moreno 8, 10 ene
Don Ottavio
| Mauro Peter 18, 23, 26, 28, 30 dic; 2, 4, 8, 10 ene
| Airam Hernández 20, 27, 29 dic; 3, 7, 9 ene
Donna Elvira
| Anett Fritsch 18, 23, 26, 28, 30 dic; 2, 4, 8, 10 ene
| Federica Lombardi 20, 27, 29 dic; 3, 7, 9 ene
Leporello
| Erwin Schrott 18, 23, 26, 28, 30 dic; 2, 4, 8, 10 ene
| Marko Mimica 20, 27, 29 dic; 3, 7, 9 ene
Masetto
| Krysztof Baczyk 18, 23, 26, 28, 30 dic; 2, 4, 8, 10 ene
| Cody Quattlebaum 20, 27, 29 dic; 3, 7, 9 ene
Zerlina
| Louise Alder 18, 23, 26, 28, 30 dic; 2, 4, 8, 10 ene
| Marina Monzó 20, 27, 29 dic; 3, 7, 9 ene
Coro y Orquesta Titulares del Teatro Real
(Coro Intermezzo / Orquesta Sinfónica de Madrid)

Apertura de puertas: 1 hora antes de la representación
Acto I: 1 hora y 30 minutos
Descanso: 25 minutos (Estreno: 30 minutos)
Acto II: 1 hora y 15 minutos