guía cultural

Vigencias y recovecos surrealistas

'Armario surrealista' (1941), Marcel Jean.

ARTE

José Catalán Deus | Domingo 09 de febrero de 2025
‘1924. Otros surrealismos’ consigue demostrar que este movimiento artístico aún puede decir cosas tras un siglo de existencia. Y es que la exposición presenta aspectos menos conocidos, especialmente una visión amplia de la contribución española e iberoamericana y de la presencia femenina. Un armario fantástico es la puerta de entrada a un recorrido de lo más sugerente e interesante.

Fue un movimiento que perseguía traducir en palabras e imágenes el funcionamiento real del pensamiento, libre de las ataduras de la razón y de cuestiones estéticas y morales. Puso el foco en el sueño como territorio natural del inconsciente, y en el automatismo psíquico como estrategia para expresar su funcionamiento: así presentan esta iniciativa que conmemora el centenario de la publicación del primer manifiesto surrealista, redactado por André Breton en 1924; y la propuesta de la Fundación Mapfre se articula con las de las ya presentadas por los Musées Royaux des Beaux-Arts de Belgique, en Bruselas, y el Centre Pompidou de París, e irá seguida por las reinterpretaciones del Hamburger Kunsthalle, en Hamburgo, y del Philadelphia Museum of Art, en Filadelfia (EEUU). La contribución española, comisariada por Estrella de Diego, parte de la idea de que existieron múltiples interpretaciones y manifestaciones del surrealismo, e incide en dos asuntos poco conocidos, la participación iberoamericana y la presencia femenina.

Es algo común hoy en día, que cuando alguien se topa con un hecho o afirmaciones dominadas por lo absurdo o irracional —que pueblan el inconsciente colectivo desde tiempo inmemorial— exclame espontáneamente «¡esto es surrealista!» y, de inmediato, entendamos a qué se refiere o, al menos, lo intuimos. Es así desde que en 1917 Guillaume Apollinaire acuñara en París el término surréalisme para definir el nuevo rumbo que buscaba «más allá» (sur-) de lo «real» (-réel), en el inconsciente, la fuente de inspiración. Y es que este movimiento artístico de fuerte impronta intelectual, ha conseguido ser popular sin perder su hondo significado, su utópico objetivo de descubrir que hay más allá de lo que captan nuestros sentidos y de lo que ordena nuestra razón. Y en la variada recepción y reinterpretación de los postulados originales, aparecieron «otros surrealismos» que ponen de manifiesto la riqueza de una vanguardia que, lejos de haberse extinguido, conserva aún ese atractivo fascinante de lo inexplorado e ignoto en el interior del cerebro humano.

España fue cuna de algunos de los más representativos nombres del surrealismo: Salvador Dalí, Luis Buñuel, Óscar Domínguez o Joan Miró, pero otros artistas españoles no han sido reconocidos como se merecen y la muestra nos descubre a Nicolás de Lekuona, José Alemany, Maud Bonneaud, Ángel Planells, Joan Massanet, Delhy Tejero o Amparo Segarra, entre otros. Un caso similar al de España es el de gran parte de Iberoamérica donde en México, Argentina o Brasil, artistas exiliados europeos originaron interesantes lecturas «surrealizantes». Así, los
nombres de Raquel Forner, Maria Martins, Horacio Coppola, Antonio Berni, Lino Enea Spilimbergo o Grete Stern, nos hablan desde una periferia en la que los ecos del surrealismo tuvieron una gran repercusión.

En cuanto a las mujeres surrealistas, a pesar de que fueron numerosas, Breton, que las describe como «bellas y sin nombre», se limitó a otorgarles el papel de médiums —de lo inconsciente en estado puro, de guías—, un rol, en apariencia, de privilegio, que ha terminado siendo un mero vehículo de exclusiones; fueron muchas, la mayoría completamente relegadas por el propio movimiento, que poco a poco van logrando ocupar el lugar que
merecen: Gala —que tomó el apellido de su compañero, Salvador Dalí—, Remedios Varo, Maruja Mallo, Leonora Carrington, Grete Stern, Jane Graverol, Maria Martins, Amparo Segarra, Toyen, Rita Kernn-Larsen, Ithell Colquhoun y otras tantas que la exposición que se presenta ahora quiere reivindicar incluyendo el trabajo de treinta y cinco de ellas y haciendo que cada una de las secciones del recorrido comienza con la obra de una mujer, de modo que, cien años después, cada una de ellas adopta ese papel de guía o médium que les había otorgado Breton pero ya no será un papel retórico sino real.

Como señala Estrella de Diego, comisaria de la exposición, se puede hablar de la existencia de un surrealismo «canónico» y también de «otros surrealismos», que pueden ser estudiados como casos particulares en cuanto a la
recepción del movimiento, y que, además, cuentan con rasgos propios, como el de los artistas belgas, que fueron de los primeros en enfrentarse a las ideas de Breton y su primacía. Por este motivo, a lo largo del recorrido, se muestra junto a la obra de los grandes artistas vinculados desde siempre al movimiento (René Magritte, Max Ernst, Salvador Dalí, Paul Delvaux o Yves Tanguy), el trabajo de otros no tan conocidos ni relacionados con el movimiento con el objetivo de explorar la riqueza de respuestas e interpretaciones que surgieron ‘más alllá de la realidad’ del surrealismo canónico.

La exposición se divide en tres grandes bloques temáticos. El primero -‘Surrealismos con Breton lejos y con Breton cerca’- presenta las diversas lecturas, y luego el recorrido va exponiendo los grandes temas y estrategias que preocuparon al grupo, como el sueño, el deseo, el automatismo psíquico, las relaciones con la naturaleza, la nueva visión de la ciudad, el cosmos y la alquimia. El ‘Armario surrealista’ de 1941 de Marcel Jean abre el recorrido y el ‘Perro ladrando a la luna’ de Joan Miró de 1926 lo cierra. En medio hay de todo pero un par de decenas de trabajos realmente impresionantes en los dos bloques concluyentes: El uno,’El sueño y el deseo’, evoluciona a través de reductos titulados ‘Los productos y los espacios del sueño’, ‘Las pesadillas y el deseo’ y ‘Entre médiums: quimeras y dobles y otros encuentros; el otro -‘El castillo de los surrealistas como recuerdo del paraíso perdido’ se divide en ‘Piedras, árboles y otras criaturas’, ‘Ciudades invisibles, modernas, nocturnas’ y ‘Cosmos y alquimia’. Título sugerentes para contenidos interesantes.

‘Bienvenidos a la dimensión espiritual del mundo’, nos proponen. Y siendo verdad, no lo es del todo. Pues el surrealismo miró al misterio de forma muy materialista, poco trascendente, si se nos permite la elucubración. Ciertamente el mundo estaba harto de la iconografía religiosa cristiana y quería sustituirla por otra nueva. Tan difícil de encontrar que aún se está buscando.

Aproximación a la propuesta (del 1 al 10)
Interés: 8
Despliegue: 8
Comisariado: 8
Catálogo: 9
Programa de mano: n/v
Documentación a los medios: 8

Fundación MAPFRE
‘1924. Otros surrealismos’
Del 6 de febrero al 11 de mayo de 2025
Comisaria: Estrella de Diego.
Paseo de Recoletos, 23. Madrid
Entrada general: 5 €
Lunes: 14.00-20.00 h
Martes a sábado: 11.00-20.00 h
Domingos y festivos: 11.00-19.00 h.