guía cultural

Escuchando a escritores diversos

José Catalán Deus | Miércoles 03 de octubre de 2007

J.C.Deus

El poeta, msico y periodista andaluz José Ramón Ripoll, Premio de Poesía Rey Juan Carlos I, expone sus propósitos poéticos y lee y comenta poemas el martes 2 y el miércoles 3 de octubre, a las 19,30 horas en Madrid, en la sede de la Fundación Juan March (www.march.es), en una nueva sesión de la serie Poética y Poesía. También hoy miércoles, Cees Nooteboom y Alberto Manguel en la Biblioteca Nacional participan en el ciclo La Biblioteca de, a las 1900.

José Ramón Ripoll, Premio Internacional de Poesía Rey Juan Carlos I, pronunció ayer una conferencia (La msica del verbo) sobre su concepción poética, y hoy ofrece un recital comentado de sus poemas, algunos de ellos inéditos (Lectura de mi obra poética). Anteriormente han pasado por esta actividad de la Fundación Juan March: Antonio Colinas, Antonio Carvajal, Guillermo Carnero, lvaro Valverde, Carlos Marzal, Luis Alberto de Cuenca, Eloy Sánchez Rosillo, Julio Martínez Mesanza, Luis García Montero, Aurora Luque, José Carlos Llop, Felipe Benítez Reyes, Jacobo Cortines, Vicente Gallego, Jaime Siles y Ana Rossetti.

Cees Nooteboom. Nacido en La Haya en 1933, es uno de los mayores y más originales escritores holandeses. Vive entre Holanda, España y Alemania. Es traductor de poesía española, catalana, francesa y alemana; de teatro americano; autor de novelas, poesía, ensayos y libros de viaje, es un escritor preocupado por el europeísmo y el nacionalismo. Su primera novela Das Paradies ist nebenan (Philip en de anderen), fue publicada originalmente en 1954. Con Rituales (1980) ganó el Premio Bordewijz y el Premio Pegasus de Literatura. Otras obras suyas son: Mokusei, En las montañas de Holanda, traducido a las lenguas más leídas. Allerzielen, El día de todas las almas (1998), es su obra más ambiciosa hasta el momento. En El desvío a Santiago, nos transmite su amor por España. En Así pudo ser, nos permite conocer su faceta poética, que sigue las líneas maestras del resto de su producción literaria: es reflexiva, filosófica y contemplativa. En 1994 le fue concedido el Premio Grinzane Cavour de Narrativa.

Alberto Manguel es ciudadano canadiense nacido en Buenos Aires. Sus lenguas maternas son el inglés y el alemán. Manguel cursó sus estudios secundarios en el Colegio Nacional de Buenos Aires pero no tiene estudios universitarios, es muy conocida su etapa de lector de Borges. En 1968 viajó a Europa y durante algunos años fue lector para las editoriales Gallimard, Denoël y Les Lettres Nouvelles en París, y Calder & Boyars en Londres. De 1973 a 1974 fue editor extranjero en la editorial Franco Maria Ricci en Milán, y de 1975 a 1981 fue editor en Les Editions du Pacifique en Tahití. De 1982 a 2001 residió en Canadá y ahora vive en Francia. Es miembro de las Unión de Escritores Canadienses, de PEN Canadá y de la Fundación Guggenheim. Ha sido nombrado oficial de la Orden de las Artes y las Letras en Francia. De sus obras, escritas todas en inglés, han sido publicadas en traducción al castellano la Guía de lugares imaginarios, con la que obtuvo el Premio de la crítica de Manheim (1993), Noticias del extranjero (2002), Una historia de la lectura, que consiguió el Premio Médicis en Francia en 1998. En el bosque del espejo, se le otorgó el Premio France-Culture 2001, Leyendo imágenes, Stevenson bajo las palmeras, Con Borges, (2003), Diario de lecturas (2004), El Regreso (2005) y El amante extremadamente puntilloso (2006). Su ltima obra publicada ha sido, La biblioteca de noche (2006).

PUERTA DE UN ESPACIO DESCONOCIDO

José Ramón Ripoll se presenta así a sí mismo:

La poesía no es nada y, al mismo tiempo es todo: esa es su realidad. Es puerta de un espacio desconocido que no es por sí solo, sino a través de la mirada de quien desposeído de sí mismo se atreve humildemente a traspasar el umbral, dejando sus equipaje en este lado, como hacen los peregrinos al llegar al destino de su viaje, que es quizás el origen del retorno continuo. He venido creyendo durante cierto tiempo que la poesía era un hecho fortuito, un encuentro azaroso de dos o tres palabras que, reunidas caprichosamente, edificaban una metáfora capaz de iluminar un pensamiento escondido. Con los años he ido cambiando de opinión, quizás por la insistencia de ese aparente encuentro. Presumo entonces que aquello que entendí como un producto casual, es una especie de constante que se esconde y surge de pronto, pero que siempre está ahí, mostrándonos la puerta abierta, no como un campo de luces coronado, sino como noche infinita, sin estrellas, esperando que quien acuda la ilumine con sus propias palabras. No la juzgo como un destino, pues ni creo en profecías, ni en oficios, ni en misterios. Convencido de que es un juego verbal, otorgo a ese verbo, sin embargo, una condición originaria, un papel conductor en el laberinto, un filamento de la memoria que nos permite discernir la realidad más allá de sus vestimentas y motivos episódicos. Es un sabor, una mirada, un silencio también y una manera de aprehender esa realidad desde otros ángulos vedados. El poeta es entonces un buscador de estrellas, de esos puntos escondidos en la negrura de la noche, de esos signos disimulados en el bosque que nos señalan el camino de la experiencia verdadera.

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