Pero siendo esta la anécdota, es mucho más importante el trasfondo. El de los militantes fanáticos de las diferentes causas redentoras durante el siglo pasado que, an descubriendo las miserias y mentiras que se ocultan detrás de las justicieras consignas, se retuercen en agónico dilema interior entre lucidez y seguidismo, entre seguir su conciencia y romper con la sagrada causa que les ha engañado, o mantenerse fiel a ella por cobardía y posibilismo. Y este dilema resume más que ningn otro la peripecia de millones de abnegados militantes comunistas, falangistas, anarquistas, nacional socialistas, de miles y miles de luchadores antifranquistas, los muchos que vieron sus anhelos traicionados, los pocos que se atrevieron a evolucionar mirando de frente, y los an menos que fueron capaces de decirlo en medio de feroz incomprensión.
Los dos espías lo son por militancia, son dos intelectuales idealistas británicos convertidos a la causa comunista. Como tantos otros, abrazaron la causa del proletariado, sacrificaron su vida burguesa, fueron más proletarios que los obreros y más radicales que nadie, y comenzaron a dudar al cabo del tiempo ante la cabezonería de una realidad diferente a las consignas, a los himnos, a las promesas. Militantes que se negaron a veces durante toda una vida a reconocer la evidencia, hasta que cayeron sobre ellos mil muros de berlín. Y an así, todavía encuentran argumentos, disculpas, coartadas para negar la evidencia. Una evidencia que como ocurre en este vestíbulo desierto de un ficticio hotel gibraltareño, no es negarse a sí mismo, no es abjurar de las buenas intenciones individuales y colectivas, no es negar heroismos y sacrificios, sino al contrario, reconocer que la idea fue derrotada por la realidad, que no podía ser de otra manera dada la actual naturaleza humana, que el desafío queda pendiente con otras formas y para estadios más avanzados de la especie a la que pertenecemos.
El autor, Ernesto Caballero, ha escrito una historia de ficción con apariencia real, en esa mezcolanza entre hechos e invenciones que asola a la literatura actual. Claro que se puede reescribir la historia, pero hay que advertirlo honestamente y no hacer pasar gato por liebre. Esta conversación en el bar del hotel The Rock jamás existió, es una absoluta creación literaria por más que se ancle en referencias históricas concretas. El texto de Caballero es un poco libresco y a veces retórico, pero en su conjunto es un interesante intento de reflexión sobre la historia reciente.
Ernesto Caballero afirma querer alejarse de presupuestos sectarios muy poco productivos tanto en el ámbito del ejercicio histórico como en los de la creación que, desgraciadamente, no son poco frecuentes. Sólo por ello, ya tiene nuestro apoyo. Y por proponer una reflexión sobrte el temporal de sangre y destrucción que sembraron en su día los totalitarismos supuestamente emancipadores. Algunos llevamos reflexionando toda esta Transición hacia ninguna parte. Otros muchos no han empezado todavía.
Coincidimos con Ignacio García en que éste es un magnífico texto teatral lleno de elementos apasionantes por encima del contexto espacial e histórico. Traducido al inglés fue objeto de una lectura dramatizada en Londres, pero ésta es la primera vez que En la roca se representa en un escenario. El día en que asistimos, éramos sólo 14 espectadores. Convóquese a la parroquia supuestamente de izquierdas a acudir presurosa al desafío de esta obra. A comparar Franco y Stalin. A dilucidad qué fue peor, si el nazismo o el comunismo. A dudar y creer y dudar de nuevo.
EN LA ROCA
TEATRO ESPAÑOL
SALA PEQUEÑA
Texto de Ernesto Caballero
Dirección: Ignacio García
Desde el 10 diciembre hasta el 24 de enero de 2010
Intérpretes
Eloy Azorín Guy
Chema León Kim
Equipo artístico
Escenografía Nicolás Bueno
Vestuario Patricia Hitos
Iluminación Paco Ariza
Diseño de sonido Mariano García
Producción del Teatro Español
De martes a sábados a las 20.30 h.
Domingos a las 19 h.
Precio: 16 euros
Martes y miércoles 25% decuento
www.teatroespanol.es