guía cultural

Esencia y hermosura de María Zambrano, por J.C.Deus

José Catalán Deus | Domingo 07 de marzo de 2010

Esta extraordinaria mujer (Vélez-Málaga, 1904-Madrid, 1991) es máxima representante de una escuela casi unipersonal consistente en poetizar la filosofía o filosofar poéticamente. Exiliada ilustre dentro de la numerosa intelectualidad republicana que se consideró derrotada en la guerra civil, su retorno en 1984 supuso un tardío pero entusiasta reconocimiento. Luego las cosas posaron otro par de décadas y ahora vivimos una segunda consagración del personaje y su obra, habiendo aparecido hasta cuatro importantes volmenes en los ltimos meses dedicados a su persona y a su obra, entrelazados más de lo habitual en su caso concreto.

En este segundo renacer de esta intelectual tan entrañable y tan original, es de destacar el volumen Esencia y hermosura, una antología con prioridades líricas realizada con gran dedicación en los ltimos años de su vida por el poeta José-Miguel Ullán (Villarino de los Aires, Salamanca, 1944-Madrid, 2009), que dedicó sus ltimas energías creadoras a la realización de un trabajoso relato prologal, unos cuantos fragmentos autobiográficos y no un estudio teórico, un acompañamiento y no un abordaje en el que evoca recuerdos y viviencias de años de compañía.

Se repite ahora como se afirmaba en los ochenta que estamos ante una de las grandes figuras del pensamiento contemporáneo español, y será el lector el que juzgue tras la lectura de esta antología, que incluye como novedad un conjunto de cartas enviadas por la pensadora a su amigo el pintor Juan Soriano y nunca publicadas hasta ahora.

Todavía están recientes sendas obras de peso firmadas hace apenas unos meses por dos de los grandes expertos en el pensamiento de la autora malagueña: Rogelio Blanco (María Zambrano: la dama peregrina, Berenice), el libro más completo de todos, en cuanto que pretende juntar sus datos biográficos con los intelectuales, y Jess Moreno Sanz, cuyo más enciclopédico Logos oscuros: Tragedia, Mística y Filosofía en María Zambrano, ha sido publicado por Verbum en cuatro volmenes). Sin olvidar la visión agridulce de Ana Bundgard en Un compromiso apasionado. María Zambrano: una intelectual al servicio del pueblo (Trotta), centrado en su faceta política y de activista a favor de la democracia y de la Repblica, y María Zambrano. Desde la sombra llameante (Siruela), firmado por Clara Janés, el más parecido al enfoque de Ullán, surgido tras el estudio de su obra pero también consecuencia de las muchas conversaciones entre ambas, centrándose en la original relación establecida por Zambrano entre filosofía y poesía.

La edición crítica de las obras completas de la pensadora, que tiene previsto comenzar Galaxia Gutenberg/Círculo de Lectores próximamente, vendrá a poner los puntos sobre las íes de una vida y una obra claves en la historia del pensamiento contemporáneo español. Ya que, como señala José Luis Pardo, María Zambrano vive, entre nosotros, un extraño destino. Agasajada oficialmente, reconocida como escritora y como pensadora desde los poderes pblicos, reivindicada desde signos políticos antagónicos, bandera del exilio republicano tanto como del feminismo y del catolicismo, la figura de su vida y peripecia ha llegado a imponerse pblicamente con sus tintes dramáticos y sus flaquezas humanas, demasiado humanas, mientras su obra, sin embargo, sigue siendo parcialmente ignorada tanto por el pblico como por los especialistas de prestigio.

María Zambrano regresó a Madrid, tras cuarenta y cinco años de exilio, el 20 de noviembre de 1984. Expliquen estos cuatro fragmentos de sus reflexiones emocionadas de la época, lo que supuso para ella:

Si yo escribo, no puedo ir a España. Si voy a España, yo no voy a ir allí sentada en una silla, a sentarme así, como si hubiera faltado el día anterior de la oficina. Tened en cuenta, amigos míos, que es toda una vida, toda una vida y que no sé lo que me va a pasar cuando oiga hablar español en la calle, cuando vea que el cielo, aquella luz, cuando yo huela No sé qué es lo que me va a pasar! Si es morir, no me importaría; pero no quiero que sea porque yo vaya a eso. Yo creo que está claro.

Y me he vuelto. Es que es terrible, es que es terrible volver al cabo de tanto tiempo. Yo siento la llamada. Yo quiero ir. Pero lo que no quiero es tirarme por la ventana. Hay algo que todavía se resiste. En mi pueblo natal, Vélez-Málaga, han decidido dar mi nombre a una calle. Al mismo tiempo, han derrumbado la casa donde nací. La llamada es así de contradictoria. En fin, que sea lo que Dios quiera. Eso dijo Federico García Lorca cuando arrancó el tren: Que sea lo que Dios quiera!.

Yo vine, para poderlo soportar, mirando la luz. Cuando, por una luz anaranjada, supe que ya sobrevolaba España, entonces, sí. me dio un vuelco el corazón. Porque durante mi largo exilio ya me había dado cuenta de que hay espacios, lugares, países color naranja, o sea, de sacrificio México, por ejemplo, y otros azules como Italia, sin vocación sacrificial. Y, claro, yo acabé encontrándome mejor en los países azules, donde el sacrificio, aunque lo haya, no lo parece. En Asís, te acuerdas?, no aparece el sacrificio. Y, al ver otra vez la luz anaranjada, entonces dije: Sí, estoy en España. Y, para qué negarlo?, sentí también un poco de temor. Porque ninguna víctima va a sacrificio presentándose. Yo diría que el que se presenta a sí mismo como sacrificado es un remedo, por no decir otra cosa peor, por no decir que es alguien que está dispuesto a explotarlo.

Bueno, mira, yo a España la siento dentro, la llevo no está bien que lo diga, pero tengo que decir la verdad, la llevo en las entrañas. Entonces, cuando no encuentro esas entrañas mías en las entrañas de España, me puedo quedar en un vacío terrible. O también me puedo precipitar sobre no importa qué hondonada si siento que estas entrañas van en lo hondo: es lo que me ha sucedido siempre con España. Fuera de mí no he estado nunca. Yo dentro de ella no he podido estar. Es una situación paradójica, que yo ahora espero que deje de serlo. No borrar lo que ha sido, no borrar el exilio, quizá seguir siendo exiliada en España sería una gran hazaña, digo yo, moral.

Siempre guardaremos un cariño especial a la memoria de esta mujer humilde y sensible, de esta gran artesana del idioma, de esta valiente navegante de aguas procelosas. La Antología sin embargo nos ha decepcionado un tanto. No incluye textos que hemos amado, de enorme altura intelectual, y comprende otros muy secundarios, obsoletos quizás por el paso del tiempo, un opinionismo equivocado sobre materias desconocidas como la política, y la vorágine de los cambios que estamos viviendo. Pero nuestra solitaria Zambrano resiste y resistirá todos los embates, porque nada buscó y nada quiere.

Esencia y hermosura
Antología de María Zambrano
Selección y relato prologal de José-Miguel Ullán
Galaxia Gutenberg / Círculo de Lectores, 2010
612 páginas, 35


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