Treinta y cinco pinturas se enfrentan a veintisiete piezas y conjuntos de la Real Armería de Madrid -considerada, junto con la imperial de Viena, la mejor colección del mundo-, para narrar la evolución de la armadura regia y el retrato de corte entre los siglos XVI y XVIII. La exhibición conjunt, por ejemplo, de Carlos V, a caballo en Mhlberg de Tiziano junto a la impresionante armadura ecuestre del emperador, auténtica obra maestra realizada por Desiderius Helmschmid, uno de los armeros más importantes del siglo XVI, es un diálogo entre el objeto y su representación, una oportunidad de contemplar lo que el artista plasmó hace siglos, realmente interesante, máxime tratándose de armaduras, aquellos trajes armados para el combate en los que se plasmaba la importancia de su portador.
Los responsables de este despliegue explican que partiendo de la muestra presentada en la National Gallery of Art de Washington el pasado año, se presenta con un proyecto más completo que gira en torno al verdadero significado de las piezas de armería y su representación en la pintura explorando expositivamente un tema inédito, tratado nicamente hasta ahora de forma accesoria en algunos estudios relacionados con la historia del retrato. Estamos ante bellísimos mensajes propagandísticos, quizás los más bellos panfletos que hayan sido elaborados nunca.
La muestra recoge una cuidada selección de piezas forjadas por los armeros más relevantes del Renacimiento como los hermanos Negroli, la familia Helmschmid o Wolfgang Grosschedel, junto a esculturas del taller de Leone y Pompeo Leoni, un tapiz procedente de Patrimonio Nacional, que incluye un retrato armado de Carlos V, y obras de los más importantes pintores del momento como Tiziano , Rubens y Velázquez, procedentes del Museo del Prado y otras instituciones nacionales e internacionales, estableciendo entre ellas una profunda relación en la expresión de la representación del poder y la ideología de los monarcas españoles.
Gabriele Finaldi, Director Adjunto de Conservación e Investigación del Museo del Prado, confía en que el pblico resulte encantado de descubrir este mundo fascinante de las armaduras reales. Yago Pico de Coaña, Presidente de Patrimonio Nacional, insiste en el simbolismo de que la exposición sea inaugurada por el Rey de España con ocasión de la presidencia española continental. Y al simbolismo de que la que fuera creada como gran colección regia de pintura, tapices y armaduras conjuntamente, y separada después cuando la Corona cedió la pintura al Prado, se rena de nuevo. Charo Otegui Pascual, Presidenta de SEACEX, recuerda que el presidente Obama escribió su primer prólogo artístico precisamente para la muestra de Washington, que fue prorrogada un mes y tuvo más de 250.000 visitantes.
lvaro Soler del Campo, Conservador Jefe de la Real Armería de Madrid (Patrimonio Nacional) y comisario de la exposición, habla y no para de armaduras, de que el primer retrato de Carlos V con siete años es ya así armado, que Tiziano y Rubens eran sbditos suyos, que estos trajes metálicos transmitían el poder efectivo y las supuestas virtudes de sus poseedores, a menudo vinculándoles con mitos, dioses y héroes clásicos. Luego las armerías se transformarán en arsenales, las armaduras pasarán a ser atuendos deportivos en torneos y justas, hasta que se hacen más y más obsoletas, llega la Ilustración y desaparecen de la escena.
Cinco armaduras destacan en los retratos de la época: la que lleva el emperador Carlos a su coronación en Italia, la que le protege en la batalla de Mulberg y con la que debía haber entrado en Paris; la que llevó a su viaje a Alemania y a su gira por los territorios europeos; la de la batalla de san Quintín; y la de su entrada en Lisboa como rey de Portugal.
LA EXPOSICIÓN AL DETALLE
Estructurada en una introducción y cuatro secciones monográficas a saber, El retrato de corte y las armerías de Carlos V y Felipe II, La ausencia de retratos armados en la segunda mitad del siglo XVI y su recuperación con Felipe III príncipe, La Real Armería en la pintura de corte del siglo XVII y El retrato borbónico en armadura: la tradición francesa y española-, la exposición muestra una amplia panorámica de los matices que ofrece la relación entre las armaduras y las pinturas. Junto a las 35 pinturas y 31 piezas de la armería real que constituyen el eje de la muestra, se exhiben un tapiz, medallas y esculturas que enriquecen las conexiones entre ambos conjuntos.
La muestra se abre con una sala introductoria que tiene como finalidad enmarcar la importancia de las colecciones reales de armería y pintura en las cortes renacentistas y barrocas, así como sus vínculos ideológicos y temáticos. En este espacio destacan la Celada de parada del emperador Carlos V con el símbolo del Toisón de Oro, que pone de manifiesto la condición del monarca como gran maestro de la prestigiosa orden de caballería, y la Borgoñota del emperador Carlos V, que simboliza la victoria del cristianismo sobre el Islam, junto a pinturas de Velázquez, Rubens y Teniers. Como testimonio fidedigno del fuerte nexo existente entre armas y pinturas como símbolos del poder real, en este espacio se exhiben también los documentos en los que se reflejan las órdenes dadas a la Real Armería para permitir el acceso de Velázquez y Rubens a la colección y así poder copiar al detalle las piezas.
Esta primera sección analiza la influencia de las armerías del emperador Carlos V y de Felipe II siendo príncipe en el retrato de corte. Aproxima al visitante al desarrollo y esplendor del retrato armado vinculado a la imagen triunfante de los monarcas en sus victoriosas batallas y en sus gloriosos viajes a Italia y Alemania. Armaduras como la que vistió Carlos V en la batalla de Mhlberg elaborada en 1544 por Desiderius Helmschmid- junto al imponente retrato del emperador que conmemora esta victoria o la de la Cruz de Borgoña que lució Felipe II durante la Batalla de San Quintín realizada por Wolfgang Grosschedel- y su reflejo en la obra de Antonio Moro son testimonio del importante valor simbólico de estas piezas.
La segunda de las secciones plantea el cambio de actitud de Felipe II hacia la imagen armada proyectada hasta entonces. El gusto del rey se inclinará por la imagen clásica a la romana de connotaciones heroicas o por el vestido de corte excepto en las composiciones relacionadas con la batalla de Lepanto. Estos conceptos se ilustran con los Juegos de parada de Felipe II, una armadura de parada en paralelo a la escultura de Leone Leoni y la Celada de Alí Bajá, trofeo de la batalla de Lepanto junto a la obra de Tiziano encargada con motivo de esta victoria.
La tercera sección, bajo el título La Real Armería en la pintura de corte del siglo XVII, muestra las diferentes fases por las que transcurre la relación entre los fondos de la colección de La Real Armería y el retrato cortesano, desde su estrecha vinculación a la imagen del poder real hasta su uso como un mero repertorio aplicable a diversos tipos de pinturas desde el segundo tercio del siglo XVII. Durante este período, las armas y su imagen transmitida por Carlos V y Felipe II siguen siendo fuente de inspiración para algunos retratos reales Felipe II a caballo de Rubens o Carlos II con armadura de Carreño de Miranda- , pero también estas armas son recurrentes como colección abierta a las necesidades de la corte para los retratos de nobles como los del Conde de Benavente de Velázquez y del II Marqués de Santa Cruz en el Socorro de Génova de Pereda, obra recientemente restaurada, o el del Conde Duque de Olivares en la Recuperación de la Bahía de Todos los Santos de Maíno. En ellos aparecen posando con las armaduras del Felicísimo Viaje, y con el estoque de ceremonia de los Reyes Católicos.
Para finalizar, el recorrido aborda la llegada de Felipe V, monarca que aunó el gusto francés del retrato armado y la tradición española de los Austrias. El ejemplo más descriptivo de esta fusión artística se ofrece en su retrato anónimo como un joven recién llegado vistiendo la armadura de Felipe II, ya representada por Tiziano. En esta sección se exponen también los retratos de Fernando VI, parcialmente armado, de Jean Ranc y el de Carlos III de Mengs, ltimo ejemplo de un monarca español en armadura, que cierra la exposición.
Más información
MUSEO DEL PRADO
El arte del poder. La Real Armería y el retrato de corte
9 de marzo 2010 23 de mayo 2010
Salas A y B de la ampliación del Museo
Comisario: lvaro Soler del Campo, Conservador Jefe de la Real Armería de Madrid (Patrimonio Nacional)
Obras: 35 pinturas y 31 piezas de armería
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