Este Arbol de Diana, tercer y ltimo trabajo del compositor valenciano junto al libretista Lorenzo Da Ponte, colaborador también de Mozart y Salieri, fue un rotundo éxito desde su estreno en Viena en 1787, donde llegó a ser la ópera más representada en los cuatro años siguientes. Su gran acogida se debe a unas melodías agradables y de fácil asimilación, y a la renovadora idea dramatrgica que une msica y texto, dejando que sea la primera el verdadero hilo conductor de la trama. Esta fórmula, que supone un cambio en la moda de la lírica, se repetirá en las óperas de Mozart; de hecho, se encuentran notables paralelismos, tanto en el argumento como en la factura musical, entre este título y La flauta mágica.
Vicente Martín y Soler (y por qué la y?) fue un convencido y diestro creativo comercial, y en esta obra ideó el triunfo de la lujuria sobre la abstinencia, del amor nada platónico sobre la castidad obligada. La lucha entre la puritana diosa Diana y el siempre intrigante diosecillo Amore, entre el moralismo oficial y los siempre bien vistos pecados de la carne, era un temazo entonces, aunque hoy sea un debate periclitado por K.O. de uno de los contendientes.
Toda la acción transcurre en el jardín de la diosa, en cuyo centro está plantado un importante árbol, que no es el bíblico del Bien y del Mal, sino otro equivalente que detecta la existencia de deseo concupiscente en cualquiera que pase bajo sus ramas. Con este arma letal, la puritana Diana mantiene a ralla a sus ninfas, y contra tal artilugio, Amore idea complicadas estratagemas en cuyo desarrollo trascurre la obra. El intrigante cupido se empeña en emparejar a ninfas y pastores, y por si fuera poco, en conseguir que la misma Diana también se enamore. Y al final todos los intérpretes cogidos de la mano aclamarán al amor que ha vencido en todos los frentes.
La propuesta escénica concita nuestro mayor rechazo de las ltimas temporadas. Negrín la define como un espectáculo barroco con estética moderna, con dioses inspirados en los dibujos manga, el mundo de la moda o la publicidad, y personajes irreales que no dejan de ser jóvenes, bellos y kitsch, pero desde un respeto máximo a las cualidades propias de la obra. Lo que vemos es un engendro monstruoso que apenas se adivina árbol invertido colgando del techo, poblado de pantallas y fluorescentes que simulan flores y ramas de un jardín horrible, una matriz de la que surgen pasarelas galácticas y por la que se mueven caóticamente un macarra que hace de pastor, unas horteras que hacen de ninfas y un pajecillo que entrega flechas en mano. Los personajes gesticulan exagerada y vulgarmente. El comienzo de la obra es demoledor: la aparición de Doristo, confunde; el conflicto entre Endimione y Silvio por un lebrel convertido en perro de peluche, ofusca; la irrupción de las ninfas Britomarte, Clizia y Cloe, aumenta la perplejidad.
A Dantone la msica pegadiza de Soler le recuerda al cinematográfico Morricone, con sus finali motivos in crescendo y su inteligente instrumentación. Como filólogo musical que se considera, dice estar más interesado en la recuperación del lenguaje musical que en el uso de instrumentos de época. Y previene contra la injusticia de comparar la msica mucho más sencilla de Soler, inserta en la estética iluminista, con la de un genio inclasificable como Mozart. Su trabajo tampoco nos satisfizo enteramente, por motivos contrarios al de su compañero. Una instrumentación sutil ideada para un ambiente íntimo se pierde en la inmensidad de un gran coso operístico.
Estamos como es habitual ante un doble reparto, esta vez plagado de voces rusas, que no son en principio las ideales para la ópera barroca. Las sopranos Lyubov Petrova y Ekaterina Lekhina se alternan en la diosa Diana, a la que darán réplica como Amor las voces de las mezzosopranos Marina Comparato y Ketevan Kemoklidze. A la vista del ensayo general, la Petrova gustará más que la Comparato -cuya cojera en escena es real producto de un accidente en los ensayos que no consiguió apartarla de la tarea-, y quizás se haga palpable una excesiva distancia en el perfil escogido para ambos personajes. El tratamiento de Dantone de la orquestación de la obra supo a poco y distante, a pesar de haber venido acompañado de su propio concertino en papeles de intermediario con la orquesta titular. Dmtri Korchak como Endimione, Pavol Breslik como Silvio, y Simón Orfila como Doristo estuvieron correctos en sus intervenciones, al igual que Ainhoa Garmedia, Marisa Martins y Jossie Pérez, las tres ninfas castigadas con tan deslucida estética.
Y lo es también que la temporada actual del Teatro Real, en vísperas del gran cambio que va a suponer la llegada de Gérard Mortier, no deja de mostrarse accidentada. Tras la desasatrosa escenificación de Lulu, las injustas criticas a El holandés errante y los problemas técnicos con Andrea Chénier (casi hundida por la paranoia del divo Marcelo lvarez) , Larbore di Diana tampoco parece enmendar la complicada marcha de su programación actual. Ir de segundo plato con Liceu y Palau tampoco es de recibo. Va a resultar que el cambio, un arriesgado y ambicioso intento por dejar de ser eterno segundón, va a merecer la pena.
LARBORE DI DIANA
Vicente Martín y Soler (1754 1806)
Dramma giocoso en dos actos
Libreto de Lorenzo da Ponte
Estrenado en el Burgtheater de Viena, el 1 de octubre de 1787
EQUIPO ARTÍSTICO
Director musical Ottavio Dantone
Director de escena Francisco Negrín*
Escenógrafos Rifail Ajdarpasic* y Ariane Unfried
Figurinista Louis Désiré *
Iluminador Bruno Poet*
Coreógrafo Thomas McManus
REPARTO
Diana Lyubov Petrova (17, 19, 22, 24, 26)
Ekaterina Lekhina* (18, 20, 25)
Amore Marina Comparato (17, 19, 22, 24, 26)
Ketevan Kemoklidze (18, 20, 25)
Britomarte/ Genio 1 / Ninfa 1 Ainhoa Garmedia
Clizia / Genio 2 / Ninfa 2 Marisa Martins
Cloe / Genio 3 / Ninfa 3 Jossie Pérez *
Silvio Pavol Breslik (17, 19, 22, 26)
José Luis Sola (18, 20, 24, 25)
Endimione Dmitry Korchak * (17, 19, 22, 24, 26)
John McVeigh (18, 20, 25)
Doristo Simón Orfila (17, 18, 19, 20, 22, 24, 25, 26)
ORQUESTA TITULAR DEL TEATRO REAL
(Orquesta Sinfónica de Madrid)
Nueva producción del Teatro Real
en coproducción con el Gran Teatro del Liceo de Barcelona
Marzo: 17, 18, 19, 20, 22, 24, 25, 26
20.00 horas
La función del día 20 será retransmitida en directo por
Radio Clásica, de Radio Nacional de España,
y la Unión Europea de Radiodifusión.
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