guía cultural

Once igual a doce, por J.C.Deus

José Catalán Deus | Lunes 17 de mayo de 2010


Peter Brook cumple 85 años y sigue evolucionando. Toda una generación recuerda su Marat/Sade. Entonces se adelantaba a la dicotomía revolución colectiva-revolución individual que marcaría Mayo del 68 y todo el final del siglo XX. Ahora con 11/12 plantea el tema clave de este inicio de milenio: una nueva espiritualidad que encaje el rompecabezas acelerado de la globalización. Se trata siempre de lo mismo: de ser personas mejores y contribuir así a un mundo mejor. Teatro politizado pero no partidario. Teatro con mensaje pero no manipulador ni maniqueo. Teatro con maysculas, emocionante e indagador, de preguntas sin respuesta, de apertura de horizontes, de ayuda para seguir buscando.

A Brook le ha impresionado la historia del maestro sufi Tierno Bokar (Ségou, Mali 1875 Montluçon, Francia, 1943), de quien un alumno fiel, Amadou Hampaté Bâ (Bandiagara, Mali 1900 Abiyán, Costa de Marfil, 1991), relató su vida. Con una adaptación teatral de Marie-Heléne Estienne, Brook hizo una primera versión en 2004 titulada Tierno Bokar. No se quedó satisfecho y ahora llega esta segunda versión, 11 and 12, estrenada en París en noviembre pasado.


Una anécdota en el mar infinito de los dogmatismos religiosos, que junto a los ideológicos, han anegado de sangre el mundo. En plena frica subsahariana, una casualidad conduce a modificar la secular práctica diaria de la religión musulmana. La repetición once veces de una oración vespertina pasa a ser de doce. Un predicador itinerante se opone, y el conflicto estalla entre la mayoría inquisidora y los minoritarios disidentes. Al poder colonial francés no le gusta el asunto, -como a Pilatos en Judea-, y temiendo disturbios condena al exilio y una segura muerte al cabecilla de los disidentes, igual que Jess de Nazaret fuera crucificado. Pero en medio de todo el conflicto, surge la figura de Tierno Bokar. Mientras que Tierno Galván fue un político avispado de inspiración masónica, Tierno Bokar es un hombre iluminado, un sufi modesto y paciente, una representación de la rama mística del Islam que sojuzgada por las interpretaciones fanáticas y maximalistas, siempre ha existido, ha llegado a nuestros días y tiene mucho que decir en estos tiempos.

Nuestro tierno sufi hablará sabiamente y sobre todo actuará cabalmente. Su discípulo Hamadu nos lo contará. Y Brook lo pondrá en escena en el tempo y el modo preciso, como si conociera el ambiente sufi, como si hubiera practicado el sufismo, como si formara parte de la minoría bienintencionada que en los pasados años noventa inspiró la New Age, exploró todas las formas de mejora personal, intentó todas las fusiones de las tradiciones religiosas para obtener su quintaesencia, quiso cambiar el mundo mediante la transformación transpersonal después de haberlo intentado por los caminos imposibles de las utopías colectivistas.


Quien no conozca este paradigma, quizás deba esforzarse un poco más en obtener la sintonía, pero está fácil para cualquier persona de buena voluntad. Brook da otro paso en acercarse a su viejo ideal del espacio vacío, de un despojamiento cada vez más radical, de centrarse en lo elemental, tonos, gestos, y sobre todo atmósfera, lo más difícil del milagro teatral. Una atmósfera aquí conseguida con una gran colcha roja extendida sobre el escenario y un tapiz también rojo en el proscenio, con tres esqueletos de palmera, cuatro banquetas, una silla, siete actores cambiándose de ropa al fondo del escenario, y un msico sentado en uno de los laterales, rodeado de instrumentos tradicionales, ilustrando brevemente cada escena. El tono general parece extraído de la filosofía perenne. El gesto es una sesión de yoga. Los movimientos trazan las cábalas esotéricas de un misterio al alcance de la mano.

Así que los actores parecen un alma sola habitando muchos personajes. Msica, iluminación y vestuario comparten sencillez y maravilla. Quizás sea Brook el que tenga más problemas a la hora de contar la historia, el que no consiga explicar bien al espectador las diferencias entre el predicador oficial y el maestro sufi, entre religión congelada y espiritualidad fluida, y los motivos de su alianza final quizás autoimpuesta por Empaté para no atraerse iras ortodoxas.


Para sentirnos verdaderamente implicados en una obra teatral, el espectáculo debe ser cercano a nuestra vida pero para atrapar nuestra imaginación sus elementos deben ser nuevos e inesperados. Las historias de Hampaté Bâ renen estas dos condiciones. No ofrecen respuestas, pero alumbran misterios. Así vende Brook su ltimo producto, salpimentado, mejor dicho, inciensado de reflexiones memorables, de sentencias enjundiosas y brillantes.

Tanta cita de Dios, sorprenderá a la masa de ateos comodones. Tanta recomendación de compasión, de mesura, de relativismo bien entendido, chocará con la banalidad de las mentes atrofiadas por el virus binario. Pero esta exaltación de la sensatez y la modestia es simiente de alguna cosecha en siglos venideros. 11 y 12 son 23, otro nmero para los entendidos. La obra tiene un final de antología. Cuánto lamento, queridos lectores, que ya no puedan verlo!


FESTIVAL DE OTOÑO EN PRIMAVERA
11 and 12
Naves del Español-Matadero Madrid
13, 14, 15, 16, 17 y 18 de mayo.

Adaptación de MARIE-HÉLÈNE ESTIENNE, a partir de la obra de AMADOU HAMPATÉ BÂ
Dirección PETER BROOK
Msica TOSHI TSUCHITORI
Diseño de iluminación PHILIPPE VIALATTE
Vestuario HÉLÈNE PATAROT

Intérpretes
ANTONIO GIL MARTINEZ
MAKRAM J. KHOURY
TUNJI LUCAS
JARED MCNEILL
KHALIFA NATOUR
ABDOU OUOLOGUEM
MAXIMILIEN SEWERYN

Co-encargo de C.I.C.T. / Théâtre des Bouffes du Nord, Paris;
barbicanbite10, London,
Instituto Grotowski, Wroclaw.

Estreno en España
Idioma: inglés (con sobretítulos en español)
País: Francia
Duración aprox.: 1 hora y 30 minutos (sin intermedio)