Hace un siglo, Electra protagonizó un sonado alegato anticlerical contra el predominio católico. Ahora se repone en el mismo teatro que entonces se estrenara, en otra época en la que los ánimos laicistas han conseguido una vuelta a la tortilla por la que son ellos ahora los que dominan la opinión pblica. El director de escena Ferrán Madico presenta un extraordinario montaje para una versión reducida del extraordinario texto de Galdós, en el que deslumbra su maestría literaria y son discutibles sus radicales planteamientos partidistas. Comprensibles en aquella época, lo son menos ahora. Pero los espectadores parecen suscribirlos cien por cien desde el patio de butacas. Una formidable versión de un puntal de nuestro teatro del siglo XIX, merecedor de más reposiciones. Un éxito importante en el cierre de temporada del Teatro Español, con llenos a rebosar y entusiasmo del pblico asistente.
Electra es la historia de una muchacha joven, huérfana, sin padre conocido, que ha crecido aislada de la sociedad española en un convento en Francia. Eleuteria, su madre, de pasado oscuro entre el escándalo libertino y la inconsciencia de la juventud, la tuvo fuera del matrimonio. Ahora, recogida temporalmente en el palacio madrileño de la familia García Yuste, su tía Evarista, hermana de Eleuteria, no sabe qué hacer con esta chica revoltosa y provocativa. Electra desata los deseos de diferentes varones próximos a la familia. Algunos tuvieron relaciones con su madre y uno de ellos sobre todo sospecha ser el padre natural de la muchacha, el agente de bolsa Leonardo Cuesta.
Un joven científico viudo, Máximo, sobrino de Evarista, y un marqués liberal hermano del dueño de la casa, adoptan a la joven bajo su protección para impedirlo. El conflicto está servido: el debate sobre la Libertad de Conciencia ha germinado. Máximo es muy bueno y además va a casarse con la niña. Pantoja es muy malo y le cuenta a Electra que en realidad Máximo es su hermano. Ésta enloquece con la aciaga noticia, y accede a meterse en el convento. Cuando están a punto de rescatarla Máximo y el marqués, su tía Eleuteria revela que son falsas esa relaciones fraternas abriendo paso a un final feliz en el que sólo pierden los beatos y las monjas.
Ferrán Madico, que no es tonto, querría huir del panfleto y situar la profunda animadversión de Galdós contra la iglesia católica en contexto más abstracto, y nos dice que la obra todavía sigue siendo absoluta y radicalmente válida una vez que, diseccionado el realismo, lo utilicemos para que dicho realismo nos catapulte hacia lo simbólico. Es decir que no habría que entender la obra sino como una metáfora de conflictos eternos en la naturaleza humana más allá de la condena anticatólica. Digáselo usted a los espectadores frente a las cruces opresivas y a los comentarios siempre maliciosos de un autor partidista hasta el exceso. La obra sigue siendo un panfleto.
A pesar de que hay diferencias entre este caso y la obra de Galdós, el pblico asoció ambas historias. Esto, unido a la situación de tensión que experimentaba el país por la crisis social tras el desastre del 98 y el enfrentamiento con ciertas órdenes religiosas por parte de sectores liberales, fue lo que encendió la mecha en aquel estreno y convirtió Electra en noticia y en un éxito clamoroso. Galdós se convirtió en abanderado del anticlericalismo que en buena medida compartía, y consiguió no sólo que su drama triunfará en su presentación, sino que el texto haya sobrevivido hasta hoy.
Cuando nuestro insigne literato estrenó Electra en enero de 1901 declaró: En Electra puede decirse que he condensado la obra de toda mi vida, mi amor a la verdad, mi lucha contra la superstición y el fanatismo () que pueda realizarse la transformación de una España nueva que, apoyada en la ciencia y en la justicia, pueda resistir la violencia de las fuerzas brutas y las sugestiones insidiosas y malvadas sobre las conciencias. Una respetable y compartible idea. Madico y Valero no han cargado las tintas y con ello resulta todo más creíble, aunque puesto a cargar el autor, no sólo carga contra el catolicismo institucional de su época, sino contra cualquier atisbo de espiritualidad en un materialismo tosco y realmente garbancero. Qué alegría para don Benito si hubiera visto el Teatro Español un siglo después tan identificado con su partidismo. Qué pena para España que siga presa de sus fantasmas seculares, tan antigua y tan atávica.
El texto original:
http://www.gutenberg.org/files/28002/28002-8.txt
Teatro Español
Del 10 al 20 de junio
ELECTRA
De Benito Pérez Galdós
Versión de Francisco Nieva
Dirección Ferrán Madico
Electra, Sara Casasnovas
Máximo, Miguel Hermoso
Evarista, Maru Valdivielso
D. Urbano, Sergio Otegui
D. Salvador Pantoja, Antonio Valero
Marqués de Ronda, Pep Molina
D. Leonardo Cuesta, Chema Muñoz
Mariano /un operario, Luifer Rodríguez
Gil, José Conde
Balbina, Isabel Prinz
Patros, Irma Correa
José, Antonio Requena
Sor Dorotea, Mari Carmen Sánchez
Sombra de Eleuteria, Marta Gómez
Una producción de DD&Company para la Fundación Teatro Pérez Galdós.
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