Las Variaciones Goldberg de Johann Sebastian Bach (1685-1750) son uno de los grandes hitos de la msica clásica. El Ballet de Zrich es en la actualidad una de las mejores compañías de danza. Heinz Spoerli concibió esta coreografía hace ya casi dos décadas y desde entonces no ha dejado de programarse. El Teatro Real ha incluído estas Variaciones/Ballet en su programación y con ello ofrece uno de los más hermosos y emocionantes espectáculos de la temporada.
Es todo un misterio cómo este Aria con variaciones diversas para clave con dos teclados, (Aria mit verschiedenen Veraenderungen vors Clavicembal mit 2 Manualen), -ejercicios para teclado fue denominada cuando se publicó-, un encargo del conde Hermann Carl von Keyserlingk al compositor para entretenerse durante sus noches de insomnio, ha atravesado los siglos para llegar hasta nosotros convertida en un mecanismo de precisión que conecta los dos hemisferios cerebreales, -razón y emoción, lógica y lírica-, en una síntesis deslumbrante.
Tras el aria, treinta variaciones; tras la sucesión de variaciones, un reprise del aria o aria da capo. Lo que liga las 32 secuencias no es una melodía comn, sino un fondo de variaciones armónicas de las que es objeto la línea del bajo. Las melodías pueden variar, pero subyace siempre un tema constante. Hora y media de msica hipnótica, de matemáticas de las esferas, de austero caminar hasta el templo de lo velado.
Ya escuchar la msica en directo es una gran experiencia. En esta ocasión, la interpreta el pianista ucraniano Alexey Botvinov, haciendo gala de un profundo conocimiento de una partitura que lleva muchos años tocando en pblico. Pero es apenas la introducción del espectáculo. Porque se levanta el telón y aparecen 44 bailarines en el escenario. A partir de ese momento, sus movimientos en escena desgranarán la msica de las variaciones a través de solos, dos, tríos, cuartetos y nmeros de conjunto que se suceden con sutiles variaciones de vestuario, iluminación y decorado que las distinguen al mismo tiempo que unifican dentro de la coherencia general de la pieza.
El resultado es de una belleza prodigiosa, de un placer estético bien escaso en nuestro tiempo. Estas Variaciones Goldberg del Ballet de Zurich son un producto exquisito de refinamiento, medido en magistral forma para no empalagar al ciudadano atribulado que quiere soñar despierto, que quiere evadirse lcido, que busca un bálsamo que libere, un narcótico que le eleve sobre el valle de lágrimas y le salve de tanta fealdad material y espiritual como le cerca. Así se cumple el destino de la danza como templo inviolable de los ideales de belleza y estética a las que el cuerpo humano aspira.
Heinz Spoerli creó esta coreografía para el Ballet de la Ópera Alemana del Rin, en Dsseldorf, en 1993. Cuando, tres años después, fue nombrado director artístico del Ballet de Zrich, incorporó esta pieza a su repertorio; allí se estrenó el 1 de septiembre de 1996. Spoerli ya había desarrollado antes coreografías de títulos clásicos como Romeo y Julieta, Cascanueces o, sobre todo, una emblemática versión de La fille mal gardée. Para la compañía de Zurich ha creado otras coreografías sobre msicas de Bach, Mozart, Stravinski, Ravel y Berio, y nuevas versiones de La Cenicienta y Don Quijote.
La msica de Bach ha inspirado piezas tan notables y distintas como Les Eléments, de Fokine; Concerto Barocco, de Balanchine; Le jeune homme et la mort, de Roland Petit, Notre Faust, de Maurice Béjart, o La Pasión segn San Mateo, de John Neumeier. Antes que Spoerli, Jerome Robbins ya había creado una excdelente coreografía sobre las Variaciones Goldberg, que se estrenó en Nueva York en 1971.
Este año Heinz Spoerli ha anunciado su retirada como director en Zrich al cumplir 70 años y tras tres lustros al frente de la compañía. El Ballet acta en el Teatro Real de Madrid los día 10, 12, 13, 15 y 16.