guía cultural

Con actores negros, sin carta blanca, por J.C.Deus

José Catalán Deus | Jueves 27 de enero de 2011

Los negros se estrenó en 1959. El abismo interracial ha dejado paso al melting polt. La descolonización objetivamente agravó los problemas. La reflexión pertinente hoy sobre frica y los africanos es bien distinta al panfleto pretencioso que escribió Jean Genet, un protegido de cuatro vacas sagradas de la intelectualidad francesa en un tiempo en el que todo valía con tal de épater le bourgeois. Misteriosos son los designios de la Providencia por los que un director teatral experimentado puede empecinarse en resucitar una obra imposible, en convencer a gente importante para que la apoyen, en embarcar en la tarea tantos esfuerzos materiales y personales, para finalmente engendrar un prolijo y tedioso espectáculo sin interés alguno. Absurda trama, ininteligibles parlamentos, planteamiento demencial: un proyecto inviable de partida. Tanta escasez de buenos textos dramáticos puede haber como para recurrir a fiambres de este porte?

Calificación del espectáculo (del 1 al 10)
Argumento, 3
Texto, 0
Msica, 2
Dirección, 4
Interpretación, 2
Realización, 7
Producción, 7

La escenografía es más que aceptable y sus complementos -de la iluminación al vestuario- funcionan. El reparto es abundante. El planteamiento, ambicioso. Pero en teatro si falla el texto es como cocinar con mala materia prima: se podrá tragar, pero no se podrá saborear.

Sobre un texto pretencioso y una trama demencial, el numeroso elenco naufraga individual y colectivamente: el tono general es errado, ampuloso: muchos gritos y pocas nueces; francamente y por más que sorprenda, el nivel parece de teatro de aficionados, y a una parte de los actores ni se les entiende. Al griterio generalizado se unen los aspavientos, las carreras, todo el infausto artificio. Genet se negaba a que esta obra fuera interpretada por negros, pero Narros ha decidido lo contrario. Son en su mayoría españoles, dice la información disponible sobre la obra, pero algunos de los personajes principales, como Archibald y Vertu por ejemplo, tienen muchas dificultades hablando castellano. Y a la Reina no se la entiende casi nunca.

El espectador se marcha después de dos horas sin enterarse bien de lo que ha visto, sin saber cuál es el argumento exactamente. Aparentemente se trata de teatro dentro del teatro, pero en realidad es teatro absurdo más que teatro del absurdo. Supuestamente es una denuncia del racismo, del colonialismo, pero no tiene nada que ver con el estado de la cuestión hoy día. Así es muy difícil construir una trama interesante: el lío de las máscaras blancas es irresoluble, las supuestas autoridades son un grupo patético, la reconstrucción del crimen no tiene pies ni cabeza. Los cantos y bailes tribales, siendo aceptables, se repiten abusivamente. Y con tantos problemas que superar, la ltima media hora resulta un esfuerzo agotador para el espectador.

Pretencioso, vacuo, falaz texto. En nuestro criterio, teatro malo. Éste es el resumen oficial de la trama: En un escenario, que consta de diversas plataformas, un grupo de negros celebra un ritual, a manera de funeral, ante un catafalco cubierto con un paño blanco. Cinco de ellos, negros también, cubren sus rostros con máscaras blancas que representan los poderes de cualquier estado colonial: la reina, su valet, el gobernador, el misionero y el juez. Sus indumentarias son una burda imitación de los trajes que acostumbran a llevar las jerarquías que representan la cada uno de los representantes de la cultura occidental. El resto de los actores forman parte del ceremonial que va a desarrollarse en torno al catafalco donde, se supone, yace un blanco asesinado que, al final de la función, resulta ser un muerto ficticio. A lo largo del ritual se representa un juicio donde se pretende encontrar al culpable del asesinato de una mujer blanca. Ese hombre debe ser ajusticiado por la Corte de los blancos. Es la lucha entre dos culturas enfrentadas. En mitad de la dialéctica, los gestos y las actitudes entre los dos bandos enfrentados, en la obra surge una hermosa historia de amor entre Village (el supuesto asesino de una mujer blanca) y Vertu (una prostituta que ejerce su profesión entre hombres blancos). Sus sentimientos, de gran fuerza, se imponen por encima de las disputas entre los dos bandos.

Pero realmente cuesta trabajo an entrando en el tono panfletario de la obra, distinguir unos caracteres de otros, las posiciones que mantienen, las ideas que propugnan. Leemos las explicaciones y no reconocemos lo que ayer vimos estrenar en los Teatros del Canal. Necesitaría un podado serio y una reconducción importante. Pero an así, nos preguntaríamos si este texto merece la pena.

Genet definió así la obra: Los personajes de Los negros son como personas culpables que juegan a ser culpables y los colonizadores son negros con máscaras blancas. En la lucha de los negros contra el colonialismo, creo que la acción directa hace más por ellos que cualquier obra de teatro. En mis obras trato de dar voz a algo que los negros y otros pueblos marginados son incapaces de expresar. Puede caer bien por su biografía maldita o su activismo izquierdista, pero su teatro -incluido Las criadas- nada aporta hoy día.

Miguel Narros es un nombre glorioso de nuestros escenarios pero aborda esta vez un proyecto errado. Producciones Teatrales Faraute nace en el año 1997 con la intención de producir un teatro que ane calidad y comercialidad, siempre con el empeño de difundir a través de sus espectáculos la perfecta simbiosis entre ocio y cultura. Lo sentimos sinceramente, pero esta vez no ha funcionado.

La presencia inédita de un gran elenco de actores y actrices negros en el escenario puede ser celebrada por su originalidad; pero ello no puede servir de general coartada exculpatoria. Con negros o con blancos, el teatro es bueno o es malo. No caigamos en paternalismos.

Los negros
Autor Jean Genet
Dirección Miguel Narros
Teatros del Canal
Del 26 de enero al 6 de febrero

Reparto
Village Boré Buika
El Juez Ovono Candela
La Reina Claudia Coelho
Felicité DNoé
Ville de Saint-Nazaire Mansueto Manel
Bobó Carmen Mangue
La Pianista Eloisa Martín
Valet Patrick Mitogo
Archibald Elton Prince
Vertu Jennifer Rope
El Gobernador Leonid Simeón
Diouf Malcolm Sité
Neige Marilyn Torres
El Misionero Isaac Vidjrakou

Ficha artística
Escenografía Andrea DOdorico
Coreografía Marta Gómez
Vestuario Paco Delgado
Iluminación Juan Gómez Cornejo
Espacio Sonoro Luis Miguel Cobo
Adaptación Juan Caño Arecha
Productor Asociado Sancho Gracia
Productor Celestino Aranda
Producciones Teatrales Faraute