Tres dramaturgos actuales firman los textos:Ignacio del Moral es autor de Mientras Dios duerme; Ignacio García May propone Los coleccionistas, y finalmente Ernesto Caballero presenta su Oratorio para Edith Stein. Surgió la idea de hacer algo juntos y abordar el tema de la santidad, un tema que nos desconcertaba y nos despertaba preguntas e interrogantes: el misterio, la ejemplaridad, la trascendencia, explica Caballero, a quien atraía una judía conversa y carmelita, Santa Teresa Benedicta de la Cruz, copatrona de Europa, que murió en un campo de concentración durante la segunda guerra mundial. Del Moral quería hablar de los santos contemporáneos, de su entrega anónima en esos lugares remotos en los que no parece haber dios; así, eligió la historia de una monja misionera que decide pasar por asesina con tal de salvar a una adolescente perseguida. Entre ambas historias, García May optó por inclinarse por una extraña historia de coleccionistas que resulta un tanto ininteligible. Los tres textos tienen algo en comn, son triviales, carecen de calidad literaria y trama medianamente creativa: por orden de aparición, prosaico, el primero; deshilvanado, el segundo; y siendo el mejor, fallido el tercero.
Y es que se vuelve a confundir, y van ltimamente no pocas veces, espacio pequeño con espectáculo pobre, presupuesto reducido con cicatería profesional. Hay que trabajar más, hay que ofrecer más: no hay disculpa que valga. Aitana Sánchez Gijón y José Luis Esteban pueden hacerlo mucho mejor. Esteban hizo un correcto don Pedro de Alarcón en La comedia nueva o el café, de Moratín, para la Compañía Nacional de Teatro Clásico (también a las órdenes de Caballero, cuya dirección en esa ocasión nos gustó), y un buenísimo José Moreno Villa en la Colmena Científica o el Café de Negrín, de José Ramón Fernandez, para el Centro Dramático Nacional.
En cuanto a los autores, Del Moral triunfó en la tele con Farmacia de Guardia y tiene cinco goyas, pero el teatro exige mayor calidad literaria. García May en su faceta de director, tuvo no hace mucho dos mejores intervenciones que ésta para el Centro Dramático Nacional, El hombre que quiso ser rey, basado en un relato de Kippling, y sobre todo Drácula, adaptación de la novela de Bram Stoker. Pero como autor, ni siquiera entendimos Los coleccionistas, es completamente absurda. Y Caballero presenta la pieza más ambiciosa de las tres, con mayor trasfondo y más trabajo, pero no se puede embutir la vida de Edith Stein en un careo de comisaría.
Textos, 5
Dirección, 5
Interpretación, 5
Realización, 4
Producción, 4
Teatro Español
Sala pequeña
SANTO
De Ignacio García May, Ignacio del Moral y Ernesto Caballero
Dirección: Ernesto Caballero
Del 3 de marzo al 3 de abril
Intérpretes
Aitana Sánchez-Gijón
José Luis Esteban
Esther Acevedo
Borja Luna
Equipo artístico
Escenografía José Luis Raymond
Vestuario Ana Sebastián Delgado
Iluminación Paco Ariza
Espacio sonoro Ignacio García
Una producción de Teatro El Cruce.