Una avería en su flamante descapotable Studebaker color cereza, obliga a Alfredo Traps, representante general de una firma textil que va a revolucionar el mercado, a pedir hospitalidad en una mansión aislada de una comarca ganadera. El anciano dueño le hospeda gratis a cambio de que participe en una cena que el anfitrión tiene programada esa noche con varios amigos. La cena es la disculpa de un juego que les mantiene en forma desde que fueron jubilados. El juego de la justicia verdadera. Porque ellos son juez, fiscal, abogado y verdugo respectivamente, y el invitado de turno será el acusado. Ya no regirán las convenciones sociales, las engañosas apariencias, las torticeras leyes. Más allá de las pruebas materiales y los testigos volubles, se juzgan las frustraciones rencorosas, los odios, las envidias y las venganzas por las que muchos mataríamos de poder hacerlo impunemente.
Entre los aciertos hay sorpresas visuales y auditivas. Sorpresas visuales porque los actores están caracterizados al estilo del cine y no al tradicional del teatro, envejecidos con prótesis de silicona que obedecen a los movimientos faciales del actor y no actan como máscaras. Son treintaañeros que hacen de nonagenarios, una mezcla con diversas graduaciones a lo largo de la obra que es efectiva y funciona. Sorpresas auditivas porque los cuatro contertulios y el visitante inesperado interpretan unos no menos efectivos y nmeros musicales que el pblico del estreno celebró por todo lo alto. Y también sorpresa por los efectos sonoros, que a veces atruenan.
Entre los desaciertos destaca la excesiva duración: más de 130 minutos son muchos minutos; no debería pasar de 100, y los ltimos 10 son un traidor bajonazo. Así mismo, nos parece que excede de grotesca la parte de la escenografía dedicada a los placeres culinarios, demasiada parafernalia alrededor de cada plato, un banquete sin mesa para poner a los comensales tirados por los suelos, y demasiado trinque: nadie puede beber tanto como los actores aparentan beber en escena. Contención, por favor, realismo. Así mismo abruma el protagonismo de los amplificadores y los micrófonos, quizás raye lo excesivo.
El trabajo de los actores sería lo más destacable tras el texto. Brillantes Zorn, Kummer y Pilet. Centrado y preciso, como piedra angular, el señor juez. Correcto, nuestro Traps. Y algo decepcionante la indefinición temblorosa de la señora Simone, un personaje en el limbo, quizás lastrado ya de origen, que empeora cuando al final pasa a marginales y confusos apuntes desde un lateral del escenario.
Opina Blanca Portillo que la obra es un viaje ácido, crítico, irónico y, por momentos trágico, hacia las profundidades del hombre y de la sociedad que nos ha tocado vivir. Pero su versión apunta a lo contrario: una comedia amable y convencional sobre problemáticas superficiales y en parte superadas por la sociedad actual, a no ser que el pblico maduro actual esté a nivel de bachillerato. Hoy ya nadie tiene de verdad reparos morales serios en su egoismo, ambición y avaricia sin límites. El consumo, manda. En cuanto a prejubilaciones, eres y despidos en masa, a cada generación le toca su San Martín, y la que marginó con la Transición a la anterior generación de franquistas, ahora está siendo arrinconada a su vez por la generación Qué nombre ponerle, Generación YoYo, Generación Guay, Generación Fiasco? Nada nuevo pues bajo el sol.
Friedrich Drrenmatt (1921-1990) es un representante de la generación teatral del ecuador del pasado siglo, justo de aquellos a los que arrinconarían después los del teatro del absurdo. Es autor de unas cuantas obras muy famosas y representadas, y su arma principal fue distorsionar sutilmente la realidad hasta hacerla levemente grotesca. El original se subtitulaba Una historia todavía posible, y le encontramos un aire de familia con Jardiel Poncela y Miguel Mihura, compartiendo esas situaciones disparatadas y ese humor blanco e ingenioso de Eloisa está debajo de un almendro.
Sin embargo, para nosotros Drrenmatt es sobre todo el autor del guión de la película más impresionante de nuestra infancia, la inolvidable El Cebo, realizada en 1958 por Ladislao Vajda.
También ha sido versionada teatralmente con gran éxito en la India con el título de Shantata! Court Chalu Aahe (Silencio, se abre la sesión!) y hasta de esta versión de Vijay Tendulkar, que tiene más de cuarenta años, se hizo una película. Existe una edición en español del relato original (Editorial La Estación, Argentina, 2010, 96 páginas).
Para responder a la ovación del pblico, la directora hizo salir a saludar a todo el equipo artístico con cartelones en los que se identificaba el trabajo de cada uno; una buena idea, y bien justificada por el buen hacer de todos ellos en esta obra.
Aproximación al espectáculo (del 1 al 10)
Texto, 8
Adaptación, 7
Dirección, 7
Interpretación, 8
Realización, 8
Producción, 8
NAVES DEL ESPAÑOL
Del 17 de marzo al 24 de abril
LA AVERÍA
De Friedrich Drrenmatt
Dirección: Blanca Portillo
Versión teatral de Fernando Sansegundo
Reparto (por orden de aparición)
Juez Daniel Grao
Mademoiselle Simone Emma Suárez
Pilet Fernando Soto
Traps José Luis García-Pérez
Zorn Asier Etxeandia
Kummer José Luis Torrijo
Dramaturgia Fernando Sansegundo
Espacio Escénico Andrea Dodorico
Iluminación Pedro Yage
Vestuario Elisa Sanz
Msica Original Pablo Salinas
Creación Sonora Mariano García
Caracterización Javier Hernández
Maquillaje y Peluquería Elena Cuevas
Diseño Gráfico Javier Portillo
Una coproducción de Avance, Entrecajas y Teatro Arriaga.
Con la participación de New Atlantis.
Patrocinada por RENFE.
Y la Colaboración de: Ministerio de Cultura, Comunidad de Madrid, Cledin y
Roland.