guía cultural

La retaguardia de la vanguardia

José Catalán Deus | Domingo 01 de abril de 2012

Un magma que en un primer momento puede sepultar al visitante. No se deje avasallar por la avalancha de imágenes.

A medida que emergían las masas como sujeto de la historia, los artistas del siglo XX prestaron más atención a sus necesidades imperiosas de una simbología nueva, con la producción en serie de conceptos e imágenes que poblaran ese universo emergente, nutriendo especialmente el diseño gráfico que necesitaba la edad de oro de los medios de comunicación impresos. Carteles, libros, periódicos, revistas, folletos, programas, manifiestos, panfletos, pasquines. A base de titubeos e intuiciones, la Fundación Juan Marcha presenta el panorama caótico y convulso de ese fenómeno con esta exposición, La vanguardia aplicada (18901950) que puede, servir para entretenerse y curiosear durante un largo rato, pero también para nutrir la mirada y activar las neuronas con una avalancha de sugerencias.

Fiel a su vocación elitista y posmoderna dentro del poblado panorama expositivo madrileño, la Fundación Juan March propone esta primavera una profunda reflexión sobre la influencia de las vanguardias históricas de la primera mitad del siglo XX en el diseño, la tipográfia y la edición, en la propaganda política y en la publicidad comercial. Convertida en un desafío para su referente pblico, el Reina (Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, MNCARS), dentro del ámbito comn de ambas en el arte contemporáneo, la Fundación demuestra que el futuro necesita de este tipo de instituciones privadas.

En la dicotomía an vigente entre artista y artesano, entre artes y oficios, las vanguardias históricas de la primera mitad del siglo XX, -futurismo, neoplasticismo, dadaísmo, constructivismo-, aportaron una síntesis, conectar el arte a la realidad, sacarlo de su torreón, unirlo a las preocupaciones de la gente. Convencer a las masas de que había que cambiar el mundo al mismo tiempo que hacer más estética su vida cotidiana. La obra nica, el lienzo o la escultura original, sugirió una estética fructífera en el diseño gráfico, en el cartelismo, la tipografía y la industria editorial.

La aplicación al diseño de los medios de comunicación masivos de los experimentos visuales vanguardistas es narrada en 400 metros cuadrados de apretada exhibición mediante un explosivo mosaico trasversal, que une la narración vertical en base a los carteles colgados en los muros con la visión horizontal que aportan las vitrinas pobladas de libros y revistas. No hay cronología ni nacionalidades. Es un totum revolutum espacio-temporal en el que las portadas de la prensa mussoliana dialogan con los cartelones estalinistas, y libros editados en los cinco continentes proponen maquetas coincidentes y una onda comn de portadas.

Incluye obras de un centenar de autores de una veintena de países, lo que da idea de su enorme variedad; una larga nómina de artistas plásticos, desconocidos tipógrafos, anónimos diseñadores junto a nombres conocidos como Oskar Kokoschka (18861980), Filippo Tommaso Marinetti (18761944), Lászlò MoholyNagy (18951946), Liubóv Popova (18891924), Aleksandr Ródchenko (18911956), o Kurt Schwitters (18871948), aunque los especialistas en el arte tipográfico y cartelístico reconocerán también a gente como Jan Tschichold (19021974) o Theo van Doesburg (18831931), Max Bill (19081994), Fortunato Depero (18921960) y El Lissitzky (18901941).

Las obras en exposición provienen de dos importantes colecciones internacionales, que, tanto por su amplitud como por su competente criterio en la selección de obra, poseen ya rango museístico: la del estadounidense Merrill C. Berman y la del santanderino José María Lafuente. Coleccionistas pioneros que se alejaron de la pieza nica, un terreno donde era más y más difícil competir con los ingentes fondos pblicos museísticos, y supieron ver que en las manifestaciones menores del arte impreso, en la confección de un periódico, en el cartel de un sindicato, en la portada de un libro, estaba presente el mismo latido. Las conmociones que asolaron el continente europeo dejaron en escasos los ejemplares supervivientes de aquel arte impresos en miles de ejemplaresy finalmente los han convertiod hoy día en escasos y valiosos, en una inversión extraordinariamente rentable en todos los aspectos.

La exposición cuenta además con un catálogo apabullante, de esos que despiertan la lujuria de los apandadores del género, que reproduce la obra de 250 autores de 28 de países, con ensayos de Richard Hollis (La vanguardia y el diseño gráfico), Maurizio Scudiero (Vanguardia y tipografía: una lectura transversal) y Bruno Tonini (Tipografía de vanguardia (1900-1945). Teorías y caracteres), y el texto básico de todo ello, el que firma Manuel Fontán del Junco, titulado La vanguardia aplicada, 1890-1950 (instrucciones de uso), donde explica el proceso de realización del proyecto durante los ltimos dos años, las decisiones curatoriales y la labor conjunta realizada por coleccionistas, autores y organizadores, configurando una especie de comisariado conjunto, responsable de la totalidad del proyecto.

Escribe Manuel Fontán del Junco que estamos ante la resultante histórica de la aplicación, a una serie de ámbitos de la vida humana y a través de determinados medios, de aquellos ideales los mismos que llenaron sus manifiestos de proclamas y lemas ambiciosos y radicales que determinaron la actividad de las vanguardias históricas en el terreno estricto del arte, de la tradición del arte puro heredada de la modernidad. Los espacios en los que las vanguardias históricas aplicaron sus ideales eran, en definitiva, todos aquellos que constituyen la estructura de la vida en sociedad: el recinto doméstico, el de la organización social en todos sus aspectos -destaca lo relacionado con el urbanismo y la arquitectura, desde la vivienda particular a edificios y espacios pblicos-, el orden político e ideológico, las instituciones educativas, la religión, el mercado, la difusión de las ideas, el entretenimiento y el ocio, el deporte , en suma, todas las esferas que, entrelazadas, configuran el entramado de la vida humana.

Aquella vanguardia descubrió el ascenso imparable de unos medios de representación, comunicación y difusión hasta entonces despreciados respecto al gran arte, la pintura y la escultura. El cartel y el panfleto, el fotomontaje y la maquetación, titulares convertidos en imanes, frases como flores, letras como dioses. Porque, aunque hubo otros ámbitos, fue el lenguaje escrito, el mensaje imbricado de palabras e imágenes, de palabras convertidas en imágenes, el texto como fondo y su representación como forma, el que explotó artísticamente de tan impresionante manera. Aquí nació el debate de varias décadas entre fondo y forma en el mensaje impreso, el irrumpir y luego dominar del diseñador gráfico sobre el periodista literario, la misma rebelión triunfante que protagonizaban por ejemplo en la ópera los directores artísticos sobre las divas y las batutas.

La exposición ofrece una extraordinaria riqueza visual, pero de difícil comprensión a simple vista, sobre la que se necesita un esfuerzo especial de atención y reflexión que no exigen el comn de las exposiciones temáticas, lineales, simplistas. El desconocimiento general de gran nmero de las piezas expuestas -con frecuencia prácticamente inaccesibles al pblico no especializado- y de sus autores; la extraordinaria diversidad geográfica de los ámbitos de procedencia y su diseminación a lo largo de un arco temporal de más de medio siglo; las barreras lingísticas e idiomáticas, lo intrincado de la articulación entre formas y signos o la frecuentemente revolucionaria confección de aquello que es precisamente el vehículo fundamental de comunicación y comprensión: el lenguaje textual, todo ello forma un magma que en un primer momento puede sepultar al visitante. No se deje avasallar por la avalancha de imágenes. Imponga la mirada propia. Capte y degluta. De eso se trata.

La retaguardia terminó fagocitando a la vanguardia, y los ideles se hicieron cebos y anzuelos en la explosión visual del siglo pasado. Después, también se demostraría una falacia eso de que una imagen vale mil palabras. Aquí tenemos uno de los mltiples bucles de esa contradicción esencial de la civilización entre fondo y forma: las palabras convertidas en imágenes.

Página oficial de la exposición

Aproximación a la exposición (del 1 al 10)
Interés: 7
Despliegue: 6
Comisariado: 6
Catálogo: 7

Fundación Juan March
La vanguardia aplicada (18901950)
30 de marzo 1 de julio de 2012
Castelló, 77. Madrid

Horario
Lunes a sábado:
11.00 a 20.00 hs.
Domingos y festivos:
10.00 a 14.00 hs.
Horario Especial
Por Semana Santa la exposición permanecerá cerrada los días
5, 6, 7 y 8 de abril