guía cultural

Maurizio Pollini al piano

José Catalán Deus | Lunes 03 de junio de 2013

La séptima Noche del Real la protagonizó este ltimo domingo el consagrado pianista italiano Maurizio Pollini, que retornaba después de su recordada presencia en 2008. En la primera parte de su concierto, Chopin; en la segunda, Debussy. En ambas, pianista y piano solos frente a frente en el centro del gran escenario. Fue otro gran éxito en la lista infinita de su larga carrera. Hoy ha sido investido doctor honoris en la Complutense. Nombre de referencia por su excepcional virtud interpretativa y su inteligencia musical, está considerado como uno de los más grandes pianistas actuales. Los desbordantes aplausos lo refrendaron.

El programa comenzaba y terminaba con preludios, pues fue Chopin quien les dio forma de pieza independiente, dotándolas de gran riqueza, poesía e imaginación, y sería Debussy quien añadiendo complejidad y perfeccionando la forma sin perder su brevedad esencial, elevó el preludio a su más alta representación. El Preludio en Do sostenido menor, op. 45 de Chopin fue seguido de dos baladas, cuatro mazurcas y un scherzo, todas ellas piezas breves muy de su gusto y escritas en su período capital de 1836 a 1841, los primeros años de su relación con George Sand.

De Debussy en la segunda parte Pollini ofreció completo Preludios (Primer libro), con sus doce piezas breves tan variadas, de títulos tan poéticos, plenas de sugerencias y matices. La placidez ensoñadora de las seis primeras, su suave discurrir, se interrumpe a partir de la séptima -Lo que ha visto el viento del oeste- de una contundencia desusada. Luego llegará quizás el más conocido de los doce preludios, -La muchacha de los cabellos de lino-, a continuación La serenata interrumpida que tanto recuerda a Falla, y el más impresionante de todos, La catedral sumergida, para terminar con dos piezas más ligeras -La danza de Puck y Minstrels- que recuerdan al Satie más superficial.

Un programa nada trascendente, buscando lo menos conocido de tan archiconocidos compositores. Un programa que hubiera sabido a poco de no ir seguido de dos bises sensacionales en los que Pollini desplegó toda esa sabiduría madura que ha ido acumulando. Ambos de Chopin, un estudio desbordante y su primera balada. Después hubo más bises, porque el pblico ya se sabe que es insasiable con los consagrados. Pero nosotros no quisimos apurar la copa y nos marchamos en el que nos pareció que era el punto álgido de la velada.

En su anterior concierto en el Real, el 20 de abril de 2008, su concierto estuvo integrado por Tres piezas para piano de Arnold Schnberg, Kreisleriana de Robert Schumann, y una segunda parte dedicada a Beethoven con las sonatas para piano n17, op. 31 n2 (La tempestad) y n 23, op. 57 (Appassionata). Más contundente que el de ayer.

Pollini en directo es un tanto desconcertante. Hierático, ahorra el menor gasto de energía y sentado como el que está de visita, no parece intervenir en ese sonido profundo y apasionado que imprimen los sobrenaturales dedos de unas manos que parecen no moverse. Es hoy día a sus 71 años oficiales (aunque parece más mayor), un pianista más intelectual que nunca, con un cerebro privilegiado que ordena con absoluta precisión una técnica portentosa donde no entran excesos, ampulosidades, gesticulaciones, apasionamientos ajenos a la partitura. Pollini es la fidelidad más absoluta al compositor que presenta, y descarta por completo cualquier interpretación subjetiva de lo que podía pretender, sufrir, gozar y opinar tal msico en tal momento. Pollini podría resultar frío si nicamente se le viera, si no se le escuchara. Cuando su figura frágil e inmóvil emana ese tacto prodigioso que consigue un sonido tan puro, tan exacto y al mismo tiempo tan vivo, se produce uno de esos milagros que enaltecen a la especie humana.

Noches del Real Séptima noche
Maurizio Pollini, pianista
Domingo, 2 de junio de 2013

Programa

Parte I
Frédéric Chopin (1810-1849)
Preludio en Do sostenido menor, op. 45
Balada n 2 en Fa mayor, op. 38
Balada n 3 en La bemol mayor, op. 47
Cuatro mazurcas, op. 33
Scherzo n 3 en Do sostenido menor, op. 39
Duración aproximada: 40 min.

Parte II
Claude Debussy (1862-1918)
Preludios (Primer libro)
Danzarinas de Delfos
Velas
El viento en la llanura
Los sonidos y los perfumes giran en el aire de la tarde
Las colinas de Anacapri
Pasos en la nieve
Lo que ha visto el viento del oeste
La muchacha de los cabellos de lino
La serenata interrumpida
La catedral sumergida
La danza de Puck
Minstrels
Duración aproximada: 40 min.