Vivimos un período de escepticismo decadente y eclecticismo creativo parecido al que llamamos Barroco de hace dos siglos? En ese caso, sería lógico el creciente interés en nuestros días, más allá de los grandes nombres, en la msica de aquel período. A tal fenómeno respondería el ciclo de msica barroca de El Escorial cuya segunda edición anual se ha celebrado a lo largo del mes de septiembre. Seis conciertos con instrumentos de época y criterios historicistas, desde la vihuela al fortepiano pasando por el arpa barroca, el violonchelo y el clave. Un ciclo que ya comentamos el año pasado (ver reseña) y del que hemos presenciado tres capítulos: el dedicado a la cuerda ya lo comentamos hace unas semanas (ver reseña) y ahora nos vamos a referir brevemente a los de los días 21 y 28, a cargo del violonchelista vasco Josetxu Obregón y el clavecinista brasileño Nicolau de Figuereido, respectivamente.
Obregón, manejando con gran maestría un violonchelo barroco original de la época, que carece de pica y utiliza cuerdas de tripa y un arco también característico de entonces, interpretó a los pioneros italianos que independizaron por vez primera al instrumento de sus funciones de acompañamiento, como delicada introducción a dos de las seis suites de Johann Sebastian Bach, consideradas hoy las partituras más excelsas escritas para violonchelo solo. Aplica un estricto historicismo en la forma de interpretar, con el sonido, la articulación y todos los demás elementos estilísticos propios de aquel período histórico, y convierte así al instrumento en algo muy diferente del violonchelo actual.
De la basílica de San Petronio de Bolonia al palacio de Kthen, la evolución del repertorio para violoncello solo en el Barroco fue el título del concierto de este joven pero reputado internacionalmente violoncelista que formó parte de la Royal Concertgebouw Orchestra y dirige actualmente La Ritirata, un prestigioso conjunto orquestal.
La Basílica italiana de San Petronio de Bolonia, donde había sido coronado como emperador Carlos V por el papa Clemente VII, tuvo, durante el siglo XVII, una Capilla musical en la que notables violoncellistas llevaron por primera vez al violoncello, hasta entonces dedicado a labores de acompañamiento en el bajo continuo, al papel de instrumento solista. Domenico Gabrielli fue el primer virtuoso para este instrumento a solo; han sobrevivido tres de sus sonatas para cello y continuo, un canon para 2 violoncellos y una colección de 7 ricercari para cello solo, de los que Obregón ofreció el primero y el quinto. A continuación llegó el turno de Giovanni Battista Vitali, con su Toccata y Bergamasca per la lettera B.
Las tres piezas fueron introducción adecuada al genio siempre admirable de J. S. Bach (1685-1750) y a su Suite II en re menor (BWV 1008). Tras ella y un pequeño intermedio, Obregón abordó un ejemplo de la msica de Domenico Galli, que no sólo fue autor del Trattenimento musicale sopra il violoncello a solo, colección de 12 sonatas, sino que destacó también como escultor, dibujante, escribano, calígrafo y lutier. El cello encargado por su patrón, que Galli fabricó para sus interpretaciones a solo, se conserva todavía. Quizá en él interpretara su autor esta primera sonata de la serie que se incluía en el programa. A continuación, de los 11 Capricci per violoncello solo de Giuseppe Maria DallAbaco, se ofreció el cuarto, uno de los más largos, de carácter grave y muy expresivo, que toma como punto de partida un motivo irregular que va creciendo de forma paulatina en un desarrollo realmente intenso.
Y así llegamos a la Suite III en do mayor (BWV 1009) de J.S. Bach destinada a cerrar el programa de la velada. Todavía el instrumentista ante los redoblados aplausos del pblico que llenaba el recoleto teatro, ofreció un bis que tras Bach no podía ser sino másBach, volviendo a interpretar la giga de la Suite n II.
Las Suites para violoncello de Bach constituyen la cumbre de la msica a solo para este instrumento y fueron creadas cuando el compositor ejercía como Maestro de Capilla en la Corte alemana de Kthen, al servicio del Príncipe Leopold, entre 1717 y 1723. Durante este período compone sus más grandes obras instrumentales, como los Conciertos de Brandenburgo, porque este aristócrata era un gran aficionado a la msica y tocaba la viola da gamba.
Estas Suites para violoncello solo son seis series de danzas que presentan una gran similitud formal. Todas ellas tienen la misma estructura: empiezan con un Preludio, siguen con una Allemande, una Courante, una Sarabande y una Gigue, y entre estas dos ltimas piezas incluyen una danza galante, la llamada galanterie, que es un Minueto en las dos primeras, una Bourrée en las dos siguientes y una Gavota en las dos ltimas. Nos han llegado gracias a una copia manuscrita hecha por Anna Magdalena Wilcke, segunda esposa de Johann Sebastian, y no sólo constituyen una de las obras más importantes para el instrumento sino que marcan el apogeo de la msica para cello solo, iniciando una evolución histórica de este repertorio que continuará durante el Romanticismo, con los 12 Caprichos para cello solo de Carlo Alfredo Piatti por ejemplo, hasta llegar al siglo XX con las importantes aportaciones de Zoltán Kodály, Paul Hindemith, Gaspar Cassadó y otros muchos, opina el mismo Obregón.
DEL CHELO AL CLAVE
El sábado 28, el concierto dedicado al clave estuvo a cargo del brasileño Nicolau de Figuereido, uno de los mejores especialistas del panorama internacional. Scarlatti y Soler: dos maestros del clave en España era su título y los cuatro compositores presentes en el programa venían a ilustrar las diferentes culturas presentes en la corte española del siglo XVIII. La instauración de la dinastía borbónica tras la guerra de Sucesión, nos lleva a su fundador Felipe V a través de Jean Philippe Rameau, compositor francés de tendencias fuertemente italianizantes. Después llegaron cinco sonatas de Domenico Scarlatti, el gran msico napolitano que acompañó, tanto en España como en Portugal, a la reina María Bárbara durante todo su reinado. A continuación fue el turno del compositor austríaco Joseph Haydn con su Sonata Hob. XVI/32 en si menor. Y el concierto terminó brillantemente con el Fandango del Padre Antonio Soler, una pieza continuamente programada en nuestros días.
Figuereido cerró su recital ofreciendo un bis con una pieza poco conocida en España, La Livri del francés Le Vézinet, dedicada a una niña prodigio, favorita concertista de Luis XIV, que tras hacerse muy famosa desapareció para siempre en un total anonimato.
La clausura del ciclo, el domingo 29 de septiembre tuvo como instrumento protagonista el fortepiano, con el joven msico madrileño Yago Mahgo con un programa en torno a la familia Bach ( C. P. E. Bach, W. F. Bach, J. C. Bach y J. G. Mthel, entre otros).
La msica barroca interpretada con instrumentos de época viene a ser una inocente infancia, un remanso relajado, un viaje al reducto primigenio de nuestra conciencia. La emoción de un cello barroco o de un modesto clavicémbalo no tiene nada que ver con la majestuosidad que la msica alcanzó en los dos siglos sucesivos. Es un mundo inocente, de pureza imposible que no está mal evocar de vez en cuando.
Real Coliseo de Carlos III
Bajo el cálido sol de septiembre
Ciclo de grandes intérpretes instrumentales
Sábado 21 de septiembre, 20:00
De la basílica de San Petronio de Bolonia al palacio de Kthen
La evolución del repertorio para violoncello solo en el Barroco
Josetxu Obregón, violoncello
Programa:
I parte
D. Gabrielli (1651-1690)
Ricercar Primo
Ricercar Quinto
G. B. Vitali (1632-1692)
Toccata y Bergamasca
J. S. Bach (1685-1750)
Suite II en re menor (BWV 1008)
Prélude
Allemande
Courante
Sarabande
Menuett
Gigue
II parte
D. Galli (1649-1697)
Sonata I
G. M. Dall Abaco (1710-1805)
Capriccio Quarto
J. S. Bach
Suite III en do mayor (BWV 1009)
Prélude
Allemande
Courante
Sarabande
Bourrée
Gigue
Sábado 28 de septiembre, 20:00
Scarlatti y Soler: dos maestros del clave en España
Nicolau de Figueiredo, clave
Programa:
J. Ph. Rameau (1683 1764)
Premier Concert
La Coulicam
D. Scarlatti (1685 1757)
Sonata K 106
Andante en fa mayor
Sonata K 107
Allegro en fa mayor
Sonata K 9
Allegro en re menor
Sonata K 208
Adagio e Cantabile en la mayor
Sonata K 209
Allegro en la mayor
J. Haydn (1732 1809)
Sonata Hob. XVI/32 en si menor
A. Soler (1729 1783)
Fandango.