Tras veinte años de patearlo todo, a nuestra más polémica, famosa e internacional autora y directora le ha llegado el momento de emprenderla con las mujeres que son madres, con las mujeres que quieren ser madres y sobre todo con las mujeres que están contentas de ser madres. En el lado malo de los cuarenta, cuando ya parece claro que nunca será miembra del club, Angélica Lidell vuelve a ejercer de brutal verdugo contra las ideas y formas de vivir que no comparte, de disidente oficial y subvencionada de este y otros reinos europeos, de sádica oficiante para pblicos masoquistas. Pero su propuesta además de excesos exhibicionistas y una mala leche de antología, tiene talento, un texto repetitivo con algunas partes brillantes, un gran trabajo interpretativo, una escenografía impactante, excesiva duración y un monólogo sobre el dolor de los inadaptados a la masa, a la gente y a las ceremonias sociales realmente brillante. Desigual, desmedida y siempre deslabazada. Más performer que Marina Ibramovic pero insensata sublimadora de frustraciones por la vía del exabrupto. Un producto muy carpetovetónico, en la línea de Pedro Almodóvar o Calixto Bieito, el tópico calenturiento que nos representa en Europa.
Una mujer deambula largamente por el enorme escenario que sólo ofrece en el centro un montículo decorativo de jardín artificial sobre el que flotan en el aire tres cocodrilos. Una mesa y algunas sillas esparcidas aquí y allá. Emite misteriosos rugidos y lamentos mientras arrastra sillas que chirrían con espanto. La mujer se masturba largamente. A continuación crudas encarnaciones de Wendy y Peter Pan dialogan interminable y casi ininteligiblemente. Posteriormente una recitadora china a los fascinantes sones de un instrumento tradicional relata las andanzas de Angélica en Shangai (dígase por favor siempre Sanjai). Ha transcurrido casi una una hora. Llega un bonito intermedio musical a cargo de los valses del compositor Cho Young Wuk interpretados en directo por un excelente conjunto camerístico de msica clásica, y bailados de concurso mundial por una pareja china que confiesa tener más de 70 años aparentando no más de 50, y despiertan enorme simpatía en la sala, rompiendo el hielo.
La pareja, el jubilado trabajador portuario; ella, peluquera en activo, son secundados en un par de las seis piezas bailables por el resto del elenco, -Wendy-Lola Jiménez, Peter-Fabián Augusto Gómez, y un hombre-perro que probablemente responde al nombre de Sindo Puche cuando se la quita. De esta forma llegamos a la ltima hora de espectáculo que es prtácticamente una pataleta continuada de Angélica con dos temas principales: su odio por todas las madres pasadas, presentes y futuras, -especialmente por la suya- y su declaración jurada de ser una inadaptada, de no gustarle la compañía de la gente, de odiar en el fondo a amigos y familiares, de abominar de los eventos sociales y de sentir repugnancia por la masa organizada. En este punto, sus denuestos contra los activistas, los comprometidos, los que quieren cambiar el mundo, los que quieren proselitizarte para su sagrada causa, los que dicen ser idealistas, los que realizan trabajo voluntario, las organizaciones no gubernamentales, merecen nuestro aplauso por valientes, contracorriente y graciosos.
Pero ya el oráculo de Figueres se ha desmelenado y el alegato sube y sube el diapasón, baja y baja la coherencia y se alterna con interpretaciones desgarradas de La casa del sol naciente, la emocionante canción que hicieran célebre The Animals -uno de los himnos sagrados de los años 60- hasta desembocar en la cohetería final que no podía faltar: un relato de sus andanzas en un chat de pervertidos sexuales, de teóricos y practicantes del sexo extremo, con la anécdota del depravado dispuesto a pagarla lo que fuera porque defecara en su boca.
En fin, dos horas y casi media después, tras un lento, dramático y efectista final, Angélica y su troupe recibieron entusiastas aplausos de ese pblico fiel y agradecido a las patadas en la boca que les propina nuestra artista con verdadera vehemencia. El lleno era casi absoluto en una de las salas de mayo aforo de la ciudad. El cóctel de Shangai (digan siempre Sanjai, no lo olviden) con el síndrome de Wendy (en 1984, el psicólogo norteamericano Dan Kiley acuñó el término que quiere definir a las mujeres excesivamente maternales) no consigue que liguen las partes pero más o menos las encadena. A destacar la excelente iluminación -para nosotros lo mejor de la obra junto al despliegue volcánico de la Lidell en escena- y la sorpresa inicial de un sonido apabullante, casi el sensurround de las películas catastrofistas..
Disculpemos licencias poéticas como echar de menos un tercer avión estrellándose contra las Torres Gemelas en el atentado de 2001, o alegrarse por la matanza en serie que en 2011 en la isla noruega de Utoya, Anders Breivick protagonizó asesinando a 69 jóvenes, uno tras otro, friamente, durante varias horas. Nuestra protagonista es una provocadora nata y la aplauden, premian y recompensan por ello. No se la puede tomar al pie de la letra.
Sus ltimas obras son La casa de la fuerza (2009) (ver reseña), Maldito sea el hombre que confía en el hombre: un projet dalphabétisation (2011) (ver reseña), y Ping Pang Qiu (2013) (ver reseña). Vea lo que escribimos entonces para entender su evolución (y la nuestra).
No deja de hacernos pensar la coincidencia en haber acudido en días consecutivos a los estrenos de Almudena Grandes (ver reseña) y Angélica Lidell; en si los siete años de edad que las separan explican sus diferentes ópticas, qué aportan ambas de específico y qué criterios las enfrentan, qué posturas estéticas y vitales representan. No hay espacio ni tiempo para tales disquisiciones pero ahí queda la propuesta.
VALORACIÓN DEL ESPECTCULO (del 1 al 10)
Interés: 8
Texto: 7
Dirección: 7
Interpretación: 8
Escenografía: 6
Msica: 8
Iluminación: 8
Producción: 8
Programa de mano: 7
Documentación a los medios: 6
XXXI Festival de Otoño a Primavera
Teatros del Canal
TODO EL CIELO SOBRE LA TIERRA (EL SÍNDROME DE WENDY)
Angélica Liddell / Atra Bilis Teatro
País: España / Idioma: Español, mandarín y noruego (con sobretítulos en español) / Duración aproximada: 2 horas y 20 minutos (sin intermedio) / Año de producción: 2013
Estreno en España
Días 4 y 5 de octubre de 2013, a las 20 horas. Día 6 de octubre, a las 18 horas
Dirección, texto, escenografía y vestuario: Angélica Liddell
Intérpretes: Fabián Augusto Gómez Bohórquez, Xie Guin, Lola Jiménez, Jenny Kaatz, Angélica Liddell, Sindo Puche, Zhang Qiwen, Maxime Trousset y Saite Ye
Orquesta: PHACE Ensemble
Pipa chino: Xue Ying Dong Wu
Msica: Cho Young Wuk
Iluminación: Carlos Marquerie
Sonido: Antonio Navarro
Profesor de bailes de salón: Sergio Cardozo
Dirección técnica: Marc Bartoló
Regiduría: frica Rodríguez
Producción y logística: Mamen Adeva
Asistente de dirección: María José F. Aliste
Producción ejecutiva: Gumersindo Puche
Producción: Iaquinandi, S.L.
Coproducción:
Wiener Festwochen, Festival dAvignon, Odéon-Théâtre de lEurope, Festival dAutomne à Paris, deSingel Internationale Kunstcampus, Le-Parvis Scène Nationale Tarbes Pyrénées. Con la colaboración de: Teatros del Canal (Comunidad de Madrid), Tanzquartier (Viena). Con el apoyo de: Comunidad de Madrid y Ministerio de Educación, Cultura y Deporte INAEM.
Gira:
Stadsschouwburg Amsterdam Países Bajos 15 16 noviembre
Théâtre de lOdéon Festival dAutomne à Paris Francia 20 november 1 diciembre
Le-Parvis Scène Nationale Tarbes Pyrénées Tarbes Francia 6 7 diciembre
deSingel Internationale Kunstcampus Amberes Bélgica 13 14 diciembre.